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Obama, el presidente multitarea

Hipocresía de la matanza

Hipocresía de la matanza

Por Margaret Kimberley

Ser presidente de los Estados Unidos supone hacer un ejercicio de multitarea moral. Tan pronto te regodeas sobre los cadáveres de personas a las que has ordenado matar, como te lamentas por la violencia sin sentido que hay en el mundo. “A medida que los Estados Unidos se van afianzando más en su papel de matones del mundo, es insultante en extremo que Obama actúe de ’consolador jefe’”. El que los presidentes estadounidenses no se sientan en conflicto moral tiende a indicar que carecen por completo de principios morales.

No está claro desde cuándo se espera que los presidentes estadounidenses aparezcan en el escenario de cada desastre producido en el país. Tal vez George W. Bush sea el responsable de esta espantosa tendencia, luego de que fuera criticado por sobrevolar la zona devastada por el huracán Katrina en la costa del Golfo de México en el 2005. Si Bush hubiera tenido un sistema funcional para responder a las emergencias y si hubiera rescatado a las víctimas atrapadas por el huracán, a nadie le hubiera importado que sobrevolara la zona sin aterrizar. Pero han aprendido mal la lección.

Barack Obama no se arriesga. Aparece en cada catástrofe. No hay tornado que toque tierra, río desbordado ni incendio forestal que se extienda sin que el presidente y su equipo fabriquen una aparición con fotografía mediática donde salgan desafortunados ciudadanos emocionados de ver al presidente a pesar de haber sobrevivido a algún tipo de calamidad.

Prometió esperanza y cambio, pero les dio la LISTA DE LA MUERTE. Reza para no estar en ella.

Ahora ni siquiera los desastres creados por el hombre se salvan de los excesos presidenciales. Cuando un hombre de Colorado disparó sobre más de 70 personas en un cine, la exageración mediática se desató a gran velocidad, y el presidente que ejerce su cargo basándose en su propia “lista de la muerte” (N. del t.: lista de asesinatos extrajudiciales realizados por EE. UU. en su “guerra contra el terrorismo”) fue primera plana de los diarios mientras derrochaba simpatía a diestro y siniestro.

A pesar de las horas de espacio televisivo dedicadas a la historia de un exalumno de posgrado que se identificó exageradamente con personajes de la última película de Batman, en realidad no hay tanto que decir acerca de este incidente. Estados Unidos es un país lleno de gente muy loca que desafortunadamente tiene acceso a grandes cantidades de armas. Se trata de una mala combinación, y los asesinatos en masa por armas de fuego ya hace mucho tiempo que han perdido su capacidad de conmocionar.

El lugar de la matanza puede ser una oficina de correos, el campus de una universidad, una escuela secundaria, una reunión de congresistas de una población o, en este caso, un cine, pero la historia es la misma: una persona a la que se considera muy perturbada demuestra exactamente lo que es. Se entrevista a sobrevivientes y familiares apenados; los periodistas compiten entre sí por ver quién es más melodramático, y todos esperamos a la próxima masacre.

Es inapropiado para cualquier presidente usar con fines políticos el escenario de un asesinato local, pero a medida que los Estados Unidos se van afianzando más en su papel de matones del mundo, es insultante en extremo que Obama actúe de “consolador jefe”.
Barack Obama no solo asesinó al ciudadano estadounidense Anwar al-Awlaki en Yemen, sino que tomó también la decisión de matar al hijo de éste de 16 años. Sin duda, la familia Awlaki lamenta la pérdida de sus seres queridos, al igual que los familiares de las víctimas de Aurora en Colorado. Pero no nos está permitido pensar en los Awlaki ni en las incontables familias anónimas de víctimas de los aviones no tripulados (drones) en Afganistán o en Paquistán. Tampoco se supone que debemos pensar en cómo los Estados Unidos han hecho causa común con yihadistas para derrocar al gobierno sirio, y en el camino matar a miles de hombres, mujeres y niños.

Barack Obama es bueno como presidente, lo que significa que se le da bien enmascarar los actos de maldad que comete. Puede instruir a sus acólitos para decirle al mundo que él es quien examina personalmente su “lista de la muerte” y decide quién debe morir. Entonces no duda en actuar como líder de una nación en duelo y en visitar a las víctimas de los disparos en la cama del hospital.

Se trata de una hipocresía abierta, repugnante y manifiesta, pero Obama siempre acude a donde sus predecesores no se atrevieron. También cabe destacar que el presidente no está solo en su hipocresía. Cuenta con el apoyo de millones de estadounidenses mientras derroca gobiernos y mata seres humanos. Los estadounidenses todavía se ven a sí mismos como buena gente, y creen que sus líderes políticos son los árbitros de lo que está bien y lo que está mal en el mundo.

Obama tiene razón al pensar que muy pocos estadounidenses verán sus gestos de empatía como lo que en realidad son: manifestaciones de un nivel de inmoralidad que sólo puede conseguir alguien que aspira al cargo más elevado del país.
Sus palabras son a veces risibles o escalofriantes, dependiendo de nuestro estado de ánimo al leerlas: “Ahora, mientras averiguamos cómo ocurrió esto y quién es el responsable, tal vez no entendamos nunca qué conduce a alguien a aterrorizar a sus semejantes de esta manera. Esta violencia, esta maldad carece de sentido. Es algo que escapa a la razón”. Miren quién fue a hablar.

El presidente se ha marchado del escenario del crimen cometido por una persona probadamente perturbada. Sin embargo, a diferencia de los crímenes cometidos por líderes mundiales poderosos, el malvado acto del tirador de Colorado será condenado por millones de personas. Qué lástima que no ocupe un alto cargo gubernamental ni tenga bajo su mando una flotilla de drones. Si hubiera tenido un poder así tal vez le habrían dado un Nobel de la Paz, sin importar a cuánta gente haya matado.


La columna Freedom Rider de Margaret Kimberley aparece semanalmente en Black Agenda Report, y cuenta con un gran eco en otros medios. Su blog, que actualiza con frecuencia, se encuentra en http://freedomrider.blogspot.com.


Fuente: http://www.blackagendareport.com/co...

Fecha de publicación original: 24-7-2012

Traducido por Rolando Gómez y editado por Ana Atienza

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