Por Joseph Croitoru
Desde hace poco, el ministerio del Interior egipcio destruye los documentos secretos de los archivos de la temida Seguridad del Estado. Los activistas tratan desesperadamente de rescatarlosa. Los descubrimientos sacuden a la opinión pública egipcia.
Desde el pasado fin de semana se repite en numerosas ciudades egipcias el mismo escenario. Egipcios airados irrumpen en los cuarteles centrales de la seguridad del Estado (amn al dawla) en un intento desesperado de evitar la destrucción de documentos. Las nubes de humo que se levantaban aquí y allá dieron la señal de alarma. Los activistas a menudo sólo encontraban papeles carbonizados o hechos trizas.
Enseguida aparecieron en internet copias de documentos rescatados en el último momento. Para ello se abrió en Facebook la página “Amn Dawla Leaks”. El lunes se podían consultar ahí más de cuarenta documentos procedentes de los archivos de la Seguridad del Estado, y los portales de la prensa opositora publicaron correspondencia interna de los servicios secretos. Estas revelaciones han provocado una gran agitación en la opinión pública egipcia.
Sólo la punta del iceberg
Si bien los documentos hechos públicos hasta ahora sólo descubren aspectos fragmentarios de la actividad de los aparatos egipcios de la Seguridad del Estado, ya no cabe dudar de sus métodos de manipulación. No es de extrañar que hace pocos días, como revela una de las copias, el ministerio del Interior diera instrucciones a todos los cuarteles centrales para que procedieran a destruir los documentos. En realidad ahora estamos viendo sólo la punta del iceberg.
De un explosivo informe que data de 2007 se desprende, por ejemplo, que los servicios secretos encargaron en 2005 a un grupo islamista perpetrar atentados con bomba en las proximidades de instalaciones hoteleras en Sharm el-Sheikh. Los documentos darían a entender que tras ello se encontraba Gamal, el hijo de Mubarak, que tenía alguna cuenta pendiente con el propietario hotelero Hussein Salem.
Espionaje sistemático
Los servicios secretos también actuaban cuando se trataba de hacer entrar en vereda a juristas críticos con el régimen. No sólo entre sus filas se reclutaron colaboradores informales. Como demuestra una larga lista de nombres, también entre los Hermanos Musulmanes se obtuvo gran cantidad de informadores. De un organigrama rescatado se deduce que la Seguridad del Estado disponía de un enorme departamento dedicado en exclusiva a la vigilancia de los Hermanos Musulmanes. Pero no sólo estaban bajo vigilancia los opositores islamistas. Se siguieron los pasos incluso del Gran Mufti egipcio Ali Gomaa, cuyas aventuras amorosas son también documentadas con tanta minuciosidad como la empleada en el espionaje sistemático de defensores de los derechos humanos y periodistas. Con la urgencia por desvelar los documentos, parece que no se está teniendo mucho en cuenta que el material publicado también puede dañar a parte de los implicados.
Fecha de publicación original: 09/03/2011
Traducido por Javier Fernández Retenaga para Tlaxcala