La parroquia de San Carlos Borromeo, situada en el barrio de entrevías, se conoce desde hace 27 años como la parroquia de los marginados.
En torno a ella nos hemos ido encontrando personas de muy distinta clase y condición: chavales de la calle, empresarios, madres, políticos, insumisos, jueces, inmigrantes, colectivos sociales y de iglesia, agnósticos y ateos y creyentes de distinta confesión. En ella han nacido grupos como el de las Madres, Traperos de Emaus, Coordinadora de Barrios, Escuela sobre Marginación, Fundación Raices...
El anterior Arzobispo de Madrid Cardenal Suquia confirmó la trayectoria de la parroquia decidiendo que ésta se dedicara al mundo de los excluidos.
Ante la actual decisión de cerrar la parroquia interpelamos a la Iglesia: ¿por qué el Obispo no cree en nuestra fe?
Evangelio literalmente significa “buena noticia” y eso hemos ido experimentando. Por eso el lema de la parroquia es el texto del evangelista Lucas en el que Jesús proclama:
El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para poner en libertad a los oprimidos y la Amnistia de parte de Dios.
Lo que Jesús proclama en este texto es la fe que hemos descubierto y la que queremos seguir viviendo. La asamblea ha decidido seguir adelante.
La parroquia de San Carlos Borromeo, conocida como la de «los excluidos», abierta hace 26 años en el barrio madrileño de Entrevías, ha decidido «resistir» frente a la decisión del Arzobispado de convertirla en un centro dedicado a la acción social de la iglesia, lo que ellos consideran «cerrarla y cedérsela a Cáritas».
Veintidós años después de que el Arzobispado de Madrid, a cuyo frente estaba entonces Ángel Suquía, «eximiese» a esta parroquia de las responsabilidades pastorales, los actuales responsables de la iglesia madrileña, con Antonio María Rouco Varela a la cabeza, han acometido una «organización pastoral» que «da forma jurídica» a lo establecido en 1985.
«Con el parecer favorable unánime del Consejo Presbiteral y buscando siempre el mejor servicio social que desde esa parroquia se venía prestando», indicó el Arzobispado en un comunicado, se ha acordado «destinar las instalaciones de dicha Parroquia para un Centro dirigido por Cáritas Madrid, con el fin de mantener y potenciar del modo debido el servicio a los pobres».
En San Carlos Borromeo se trabaja desde hace casi tres décadas en «la atención y el servicio en el ámbito de la marginación social, especialmente de adolescentes, jóvenes e inmigrantes», añade la nota, y esa acción «no sólo no se ve afectada lo más mínimo, sino que queda reforzada con el apoyo y la ayuda que recibirá de Cáritas Diocesana de Madrid».
Rosquillas en lugar de hostias
Los curas de esta parroquia -a los que se ha pedido «que continúen asumiendo las tareas de acogida, educación y atención social»- celebran misa en ropa de calle y dan a comulgar rosquillas en vez de hostias, y eso no es una eucaristía de acuerdo a los cánones de la iglesia católica.
Hace años que la iglesia madrileña presta su acción litúrgica y sacramental -misas, bautizos o comuniones- en Entrevías en dos parroquias limítrofes que sí se atienen al derecho canónico, las de San Francisco de Paula y Santa Eulalia de Mérida.
Resistencia de los curas
Los curas de San Carlos Borromeo, que han convocado para mañana una rueda de prensa para explicar los motivos de su decisión de permanecer donde están, se preguntan por qué el obispo no cree en su fe cuando Evangelio literalmente significa ’buena noticia’ y eso hemos ido experimentando.
Desde su convicción justifican su forma de liturgia en la necesidad de ser cercanos a sus feligreses y destacan que allí «han nacido grupos como el de las Madres, Traperos de Emaús, Coordinadora de Barrios, Escuela sobre Marginación, Fundación Raíces...»
Advierten de que seguirán «adelante» y dejan claro que «los movimientos sociales que se han reunido en la parroquia, los parroquianos, las personas de otros cultos, las que no se definen en torno a ninguno, y todas aquellas personas que durante años han hecho uso de la hospitalidad de los curas de Entrevías apoyarán esta decisión de resistencia».