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Jasmina Tesanovic. Mujeres de Negro

Ex-Yugoslavia: Juicio a los Escorpiones (4ªparte): La Brigada de Boca

Ex-Yugoslavia: Juicio a los Escorpiones (4ªparte): La Brigada de Boca

Primer día, 13 de marzo de 2006

Así se presenta el testigo de hoy: un modesto cerrajero de 39 años, incómodo en su papel y de aspecto sombrío. Cumple con su obligación legal a regañadientes, se queja y gruñe como si la impaciente juez - con un aspecto cada vez más hollywoodiense- lo estuviera asando vivo
“Boca” es aquí sólo un apodo, aplicado normalmente al chico majo del barrio, y Vukovar fue una vez una ciudad con honores de Croacia. Ahora, sin embargo, hablamos de cómo los Escorpiones destruyeron la ciudad con la ayuda del ejército nacional yugoslavo (JNA). Recientemente se ha rodado una película sobre este derramamiento de sangre. Una vez más, el reality show y el material documental derrotan a las palabras moralistas de los criminales de guerra bajo acusación.

Este tipo, Boca, resulta que hoy no sabe nada. Repite palabras del tipo de: probablemente, quizás, esto, aquello. De nuevo, si no conociéramos el contexto cultural y el lenguaje corporal propios de la mentira intencionada, se podría calificar a este personaje de atolondrado y estúpido.

La juez exclama colérica:

Según usted, ¿no ocurrió NADA? Estando en uno de los peores lugares donde se cometieron crímenes, no se enteró de la guerra, aún llevando uno de los uniformes más aterradores del mundo. Dice: todos vestíamos uniformes con animales. Los croatas llevaban tigres, nosotros escorpiones, lobos.
Responde con NATURALIDAD y NORMALIDAD a otras cuestiones como dónde, a quién, por qué. Luego mira a sus abogados con indefensión.

Diga lo que tenga que decir, le grita la jueza. Tenemos conocimiento de sus amenazas a uno de nuestros testigos principales, al cámara, quien afirma saber que el comandante acusado dio las órdenes...

La escena se transforma repentinamente. No se trata del típico testigo sordo y mudo bajo presión. Este es el tipo torvo y gris que amenaza en nombre de los criminales encarcelados. Un asesino profesional, amedrenta e intimida a aquellos cómplices que todavía no están entre rejas y que quieren hablar.

Estoy comiendo caramelos con mis amigas de Mujeres de Negro. En el receso, un policía de la seguridad me grita: La próxima vez que coma, la expulsaré. Estamos en un tribunal, no en el cine. De acuerdo, le contesto... Nos avergüenza y humilla porque la última vez, un miembro de la familia de uno de los criminales hizo una escena y la jueza nos amenazó a todos.

Justo entonces, un hombre sentado en una de las primeras filas me sonríe, como si quisiera protegerme de la excesiva seguridad de la sala. Tardo cinco minutos en darme cuenta que se trata de un Escorpión.

En la audiencia estamos demasiado mezclados. Empieza a ser desagradable y peligroso.

Prosigue el testigo: Entonces hablé con el cámara y le dije que estaba preocupado por su seguridad porque me habían llegado noticias de amenazas de muerte contra él después de que testificara contra el comandante.

Una oleada de alarma se extiende entre los abogados de la sala. Tanto la acusación como la defensa irrumpen con preguntas

La jueza reconoce que es cierto, el cámara ha denunciado ante la corte amenazas de muerte pocos días atrás.
El que no sabe nada, sabe demasiado. Demasiado como para decir el nombre de los que todavía dan las órdenes. Los familiares de las víctimas también suspiran. Acaban de conceder una entrevista a la CNN. También acudieron a Belgrado para este juicio, a pesar de la muerte de Milosevic, el mayor responsable del escalafón.

Pero sí, el show continúa.

El mentiroso, la caída de un ejército.
14 de marzo de 2006

“Voy a decir algo de lo que puedo arrepentirme el resto de mi vida - si es que queda después-pero si hubiera sabido que todo esto iba a ocurrir, hubiera preferido quedarme allí, en aquel prado junto con las víctimas”.

“Madres, a vosotras que os asesinaron los hijos a sangre fría, debéis saber que no hicieron nada para provocar o merecer la muerte. No llevaban uniforme y eran sólo unos muchachos. Fueron asesinados porque recibimos la orden y porque eran musulmanes”.

El único acusado de los Escorpiones que muestra algo de humanidad, con voz trémula y jersey rojo, es el apodado “el Cagao”, el cobarde que no se atrevía a disparar... Se vuelve hacia el público situado tras el cristal empañado con el vaho de nuestro aliento, y pronuncia este discurso inesperado.

Luego se dirige al testigo que tardó un día completo en contar su enorme mentira, al que no le queda agua al final del día cuando, incluso los guardias resoplan con impaciencia.

Suya fue la frase histórica, pronunciada en este triste lugar llamado el “tribunal especial para crímenes de guerra”, ante un buen número de criminales de guerra, de abogados penalistas, de familias criminalizadas, y de nosotras, un puñado de mujeres acongojadas. Las valientes mujeres de Srebrenica aparecen cada hora en la CNN. Estos días hablan de Milosevic que se ha librado de la cárcel y el castigo con su muerte.

Luego, se gira hacia el Mentiroso y le dice, deberías avergonzarte de ti mismo, júralo por la vida de tus hijos, si no eres capaz de respetar la Biblia y el juramento legal.

El mentiroso, quien se declara no creyente, no pestañea; Lo juro no sólo por la vida de mis hijos, sino también por la de mi única nieta, Milica. Nos quedamos sin habla.
La manus lunga del crimen es capaz de sacrificar no sólo a la siguiente generación sino también a la tercera. ¿Por su comandante?, ¿por los dos coches nuevos que consiguió?, ¿por los 7000 euros que robó a un compañero soldado?, ¿ por miedo a la ley?, ¿por venganza?. Por todo ello ... o por algo que se nos escapa.

Como la verdad. El testigo afirma que no cree en Dios, yo tampoco, pero creo en la verdad, y no sólo por los demás, también por mi condición humana y mi equilibrio mental. El mentiroso ha vuelto a matar a los muertos con sus mentiras. Intentó volvernos a todos locos en esa sala, con sus contradicciones obvias y sus invenciones sin sentido.

En un determinado momento se atrevió a anunciar con orgullo: soy un soldado profesional (esto es cierto, fue soldado de carrera del ejército de la ex Yugoslavia). En caso de haber recibido una orden semejante, no la hubiera acatado. Estoy convencido de que mi comandante jamás dio esa orden, y yo nunca la hubiera obedecido. Hasta en el ejército un soldado es capaz de rechazar una orden inhumana.

No me levante la voz, le grita la jueza rubia a este soldado de 52 años, desdentado, calvo, lleno de arrugas, expulsado de su puesto y al que incluso se le ha negado la pensión (según dice). Aparenta 70. Fue voluntario en Croacia, Bosnia y hasta en Kosovo. No ha sido encausado aún. Pero el mapa de sus movimientos coincide con el de los peores crímenes y tumbas masivas de la ex Yugoslavia. Simboliza, a su vez, la decadencia de un imperio: derramamiento de sangre de civiles perpetrado por el estado de terror.

Su historia personal y nuestra triste historia son la misma. No siento tanto rechazo en este caso como sentí con las bestias que apretaron el gatillo, siento odio por primera vez en el juicio. A medida que se hacen más humanos, yo me deshumanizo. Pienso en su pobre nieta, Milica, a quien probablemente siente en su regazo todas las noches. Está dispuesto a deshacerse de ella a la primera orden que dé su amado comandante, el mismo que no oculta su orgullo por el repugnante éxito de hoy en la sala. Hace ostentación de sus músculos, más de lo habitual y divaga erráticamente sobre la grandeza de su pasado como soldado. De repente se pone a gritar. Yo era muy elocuente con las palabras... Recuerdo su último discurso, cuando cantó su manifiesto con sus tres creencias fundamentales: “el coño, la pistola y el estado”. Se inclina desde su asiento para mirar a la sala y al Mentiroso.

No consigo calmarme hasta que lo vuelven a esposar. Pero incluso así, levanta las manos sobre la cabeza y saluda a sus fieles seguidores como María Estuardo, la reina mártir católica.

Observo a las chicas de la sala, a las que dobla la edad, casadas con él y con otros Escorpiones. Me doy cuenta de que las consiguieron después de haber matado y violado... las compraron con su botín de guerra. Esas mujeres, ahora madres de sus hijos, son sus rehenes, no sus cómplices. Algunas de ellas probablemente nunca supieron a lo que se dedicaban sus maridos. Algunas incluso intentaron abandonarlos. Sin embargo, otras están aquí, al lado de sus maridos, como tantas veces hacen las mujeres.

“Había cuerpos de serbios esparcidos por todo el lugar. Todos los días veía al menos un serbio muerto. ¿Por qué habría de prestar atención a la historia de la ejecución de seis prisioneros infiltrados para matarnos...?”
Su historia es también la historia de un ejército, no sólo de una nación. Pasó de ser un oficial de alto rango a formar parte de una banda de paramilitares asesinos. Tuvo potestad para firmar documentos y otorgar ascensos.
En aquellos días le preguntó a un Escorpión, al cobarde, dime qué grado quieres. Y me contestó: dame el rango de general...

Ése no, los Escorpiones ya tenemos nuestro general... Te daré el siguiente alto rango.

Me pregunto quién era ese general: el héroe al que intentaban complacer cortando cabezas. ¿Mladic, Milosevic, Karadzic, Hadzic, Martic, Arkan, Legija...? Casi nunca, o más bien nunca, se mencionan peces gordos. Pero todos parecen saber quién daba las órdenes, aunque mientan.
Los crímenes vinieron desde Serbia, desde Belgrado, pero se extendieron por toda la antigua Yugoslavia. Los cuerpos se enviaban a Serbia en enormes camiones frigoríficos para ser ocultados en fosas comunes.

En este momento, el cuerpo de Milosevic estará volviendo también a Belgrado. Si de mí dependiera, lo enterraría en una de esas tumbas masivas, con sus víctimas. Las mujeres de negro iríamos a su funeral de blanco.

El Mentiroso sabe cómo se dice “munición” en su código: “comida” , pero no sabe como llamaban a la “comida” de verdad. Su tarea consistía en llevar armas a los Escorpiones, y eso era comida. Tenía un papel clave por sus conocimientos y experiencia. Llevaban escorpiones en sus uniformes y la bandera serbia para dejar clara su etnia.
¿Cómo discernir si el cuerpo de un muerto decapitado, en vaqueros, pertenece a un serbio o a un musulmán? Y sin embargo, parece que él era capaz de hacerlo y veía cadáveres constantemente, por todas partes. Esto fue lo que se nos dijo durante los años de Milosevic, lo que alguna gente creía y por lo que moría, incluso gente honesta, como los soldados que no saqueaban, que eran en realidad el alimento para los tanques enemigos... Su verdadero enemigo era su mejor amigo, o en este caso, su comandante.

De repente, me viene a la cabeza Shakespeare. El Mentiroso me recuerda a un amigo mío poeta. Al inventar palabras e historias, le llamábamos mentiroso. El poder de la mentira es similar al del veneno. Necesito un antídoto ya. La verdad, las lágrimas no son suficientes... ¿Castigo?, ¿venganza?, o es esto una pérdida más, otro paso atrás en el camino del odio, la violencia, la corrupción y el vicio.
“Ni un solo policía de este país no es corrupto”. Afirmó eso nuestro antiguo primer ministro Zoran Djindjic cuando llegó al poder después de Milosevic. Al intentar gobernar sin engaños y corrupción fue ejecutado. Estos tipos de aquí tienen también las manos manchadas con su sangre.

Los Escorpiones formábamos parte del ejército yugoslavo de Milosevic con todo derecho. Tengo los papeles y los podéis encontrar en la zona serbia de Bosnia. Podéis solicitarlos, sois el tribunal especial. Hacedlo, dice el Mentiroso con orgullo. No tengo nada que ocultar. El nuestro fue un gran batallón y se está cometiendo una gran injusticia con estos héroes que sólo trataban de defender a su gente.

Desdentado, bisbisea en el micrófono y se dirige a la jueza y a los abogados, pasa las manos por la mesa. Me pregunto qué ve aquí que nosotros no somos capaces de percibir. Cuando se sienta durante los recesos a los que le obliga la jueza, ya sea para hacer memoria o hablar con su abogado, se reclina solo en su asiento. Tiene los ojos brillantes y un tic raro que le hace guiñar. Comportamiento obsesivo compulsivo. Tiene que haber sido un excelente soldado, un técnico del asesinato.

El Malo que se transformó en Bueno al admitir que apretó el gatillo, elabora una complicada trampa verbal de argumento intenso repleto de imaginería.

¿Recuerdas el lugar donde parábamos al volver al cuartel para recibir órdenes del comandante, aquel lugar desde el que se tenía una buena vista sobre las posiciones enemigas, donde siempre hacíamos un descanso? Un lugar que nunca hemos olvidado.

Sí, por supuesto, responde el mentiroso con convicción.
Pues bien, no hay tal sitio. Nunca paramos allí porque tu jamás viajaste con nosotros. Estás mintiendo. Has dejado de servir de coartada al comandante.

Silencio. Silencio perplejo sin moral ni conciencia. Estamos agotados de oír tantas mentiras, necesitamos el silencio de los muertos para recuperar la humanidad. Me cuestiono, después de esta experiencia, si yo sería capaz de mentir así, incluso para salvar la vida de un hijo.
Una mujer joven torturada por la GESTAPO por ser comunista durante la 2ª Guerra mundial, consiguió ponerse en contacto con sus camaradas antes de ser arrestada, dispersaos. Algo diré cuando me torturen. No podré soportar el dolor.... sin embargo simplemente murió en silencio.

A Stasa se le ocurre una idea brillante que nos hace despertar de ese silencio letal. ¡Consigamos un tribunal en la Haya para crímenes de guerra contra las mujeres! ¡Vaya !

El soldado de hojalata
15 de marzo de 2006

Lo repito, no deberíamos mezclarnos. No es sano, es perverso, enfermizo. Mi amiga gay, observa a un testigo Escorpión y dice.... es tan guapo.

Treinta y pocos, traje de moda, cuerpo erguido y musculoso, miente más que habla. Apenas se oye su voz, de tal manera que no se le pueden pillar las contradicciones. Hoy hay muchísimo público. La mayoría estudiantes de derecho, llevados allí por un profesor de derecho conservador de la facultad de Belgrado. Tiene muy buena opinión de los Escorpiones y todo lo contrario de las otras comunidades étnicas de este territorio. Pertenece al partido clero-fascista de la coalición gubernamental. Fueron los mejores aliados de Milosevic en los 90 y apoyaron a sus tropas, entre ellos a los Escorpiones.

El testigo guapo era entonces un adolescente. Hoy es obvio que se ha convertido en un criminal profesional, chantajeado y consentido por su comandante, quien aún les hace temblar con elogios y reprimendas.

En aquella época, el soldado de hojalata era un huérfano de guerra que había sido contratado para conducir un camión. Un camión lleno de latas de conserva: comida para la tropa. Hoy no se acuerda de nada o de casi nada, ni de nombres, ni de lugares, acontecimientos o palabras. Ni un solo Nombre, ni un solo Lugar.

Se ha convertido en un inútil, autista y testarudo. Es un soldado de hojalata, que suena a hueco como una lata vacía, a la que los Escorpiones han devorado su contenido. Dice que no tiene ni amigos ni esposa, sólo un jefe para el que conduce. El soldado de hojalata no necesita dinero para sus gastos. Lo único que quiere es irse. Repite una y otra vez la misma respuesta a las preguntas de la jueza: “todo es posible”.

El comandante, el que le ha devorado alma y corazón, explica esta amnesia o demencia. Yo mismo he actuado como agente secreto británico en la 2ª guerra mundial. Nadie conocía ninguno de mis movimientos o de mi paradero. Estaba oculto, disfrazado. Tengo muchas habilidades. Un día era correo, luego comandante....

El ego de este maniaco sobrepasa los límites de la seguridad. Fascina a sus seguidores y le sonríen como si estuvieran drogados. Se muestran agresivos contra los que mostramos disgusto abiertamente.

Como he dicho antes, debemos dejar de mezclarnos. Se está volviendo peligroso. Todavía entrañan peligro, en cualquiera de los dos lados de la ley o de las rejas de la cárcel. Pueden explotar en un instante y volver a sus pautas de violencia. Su próximo juicio tiene que ver con otras fosas comunes. Los mismos métodos, la misma gente, sólo cambia el lugar, más víctimas inocentes y ejecutores con animales tatuados en los cuerpos.

Uno de los Escorpiones entre el público lleva un símbolo extraño tatuado en la calva. Es enorme, de ojos inexpresivos y brillantes. Da miedo, mudo como un Golem. Al Golem parece que le han lavado el cerebro o que ha sido lobotomizado. A mi amiga le digo: lo que lleva tatuado en la cabeza es un cerebro a falta del suyo propio. Entreoye el comentario y parpadea.

El último testigo es un soldado de verdad. No es muy mentiroso porque obviamente no tiene mucho que ocultar. Estuvo en el frente, luchando contra la artillería enemiga, sin artillería propia. Hirieron y mataron a sus soldados. Admite que no fue muy valiente en el frente.
Sin embargo, es muy prolijo al relatar la valentía de sus ídolos, los Comandantes. El Comandante era un hombre valiente. Nunca abandonó a sus hombres ante el fuego enemigo. Siempre intentó alejarnos de la primera línea, lejos del peligro.

Mientras hablaba, me daba cuenta de que no era consciente de que era mucho más valiente en términos físicos que su Comandante. Asumía este hecho como algo incontestable. Luchó en una guerra sin sentido sin decir palabra, mientras su Comandante la organizaba y luego se retiraba hacia puestos seguros.

Pero si, no soy la única que percibo esto. Entre los Escorpiones del público, con un lenguaje grosero y en voz alta, un tipo comenta: ¡no era él el que daba las órdenes, idiota! ¡El gran jefe era incluso más valiente!. Frenki era más valiente y estaba en Serbia en esa época.

Frenki era un jefe de la policía de Milosevic, ahora procesado en la Haya. Los enlaces en esta cadena de crímenes se entrecruzan como en una red. Me doy cuenta de la enorme cantidad de similitudes que existen entre las redes del mundo del activismo de las mujeres y esta solidaridad entre criminales de guerra. Simplemente, nosotras tenemos valores y conceptos de valentía opuestos. Mi amiga gay es lo suficientemente valiente como para NO luchar en ninguna guerra.

Forajidos como Milosevic han servido de modelo para los Escorpiones: como él, hasta su muerte en la Haya, aprendieron a defenderse en los tribunales, mediante el uso de palabras totémicas, tales como Madre Patria, Serbia, Armas, Territorios.

Las mujeres no tenemos ni necesitamos ninguna de esas cosas.

Traducción del inglés : Marta Merayo, Santander

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