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Varios informantes reportan a Insumissia graves violaciones a los derechos humanos

Torturas y violaciones en Salvador de Atenco. México

Torturas y violaciones en Salvador de Atenco. México

CONTENIDO

Cesar Rojo: San Salvador de Atenco: un pueblo en resistencia

Adolfo Gilly: Contrapunto. (la LIX Legislatura y las mujeres violadas).La Jornada, jueves 11 de mayo de 2006

Valentina Palma Novoa: Testimonio

Miércoles 10 mayo 2006:
San Salvador Atenco: Un Pueblo en Resistencia

César Rojo

De cómo el pueblo de Atenco apoya y lucha al lado de su gente y se defiende del mal gobierno y su violenta policía, y de cómo la Otra Campaña demuestra su palabra solidarizándose con los atequenses.

* El lunes 10 de abril del 2006, campesinos, vendedores ambulantes de flores, de la región de la montaña de Texcoco, organizados en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, llevan sus hortalizas para venderlas en el mercado Belisario Domínguez.

La autoridad municipal de Texcoco, a cargo de Nazario Gutiérrez del PRD, les niega el permiso para sus ventas, y con 100 policías municipales y 20 funcionarios del Ayuntamiento, les impiden trabajar y los retiran.
EL FPDT considera que esta agresión se debe a que “el gobierno municipal ha decidido limpiar a todo Texcoco de gente pobre que afea la ciudad, pero además para invadir con más tiendas comerciales trasnacionales, como Wallmart”, que se pretende construir, ahí, en el centro de Texcoco, y el Frente de Pueblos está en contra pues afecta a su pequeña economía campesina.

* Apelando a su derecho de espacio de trabajo, el jueves 20 de abril, los vendedores ambulantes de flores vuelven al mercado Belisario Domínguez para hacer sus ventas. Frente a este derecho, el gobierno municipal y el gobierno del Estado de México - en manos de Enrique Peña Nieto del PRI -, lanzan un operativo con 1000 policías granaderos provenientes de diferentes lugares del estado, 150 elementos de la policía municipal y 50 funcionarios; toman por asalto el Mercado Belisario Domínguez y arremeten sin distinción alguna contra mujeres y ancianos quienes son golpeados.

* El viernes 21 de abril, los campesinos solicitan diálogo público y anulación de las órdenes de aprehensión. No reciben ninguna respuesta por parte del gobierno.

* El martes 25 de abril, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra recibe al Delegado Zero, subcomandante Marcos, en San Salvador Atenco. Allí, el Frente hace pública su adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y a la Otra Campaña, movimiento pacífico que busca la organización y el apoyo entre grupos de resistencia contra el gobierno corrupto.

* El 2 de mayo, el FPDT, de manera organizada realizaron una concentración en la subprocuraduría de Texcoco para exigir sus demandas de espacio de venta y respeto a su integridad. Nuevamente no obtuvieron respuesta.

* 3 DE MAYO No bastando con la fuerza pública que ya de por sí había sitiado las calles para evitar que los vendedores volvieran a ocupar su espacio de trabajo, el día 3 de mayo, desde muy temprano entraron a desalojar de manera violenta a todos los locatarios del mercado “Belisario Domínguez”:

A partir de las 7:00 horas, los floricultores se disponen a instalar sus puestos y la policía municipal de Texcoco los enfrenta; los campesinos se defienden a pedradas y con sus machetes, resultando varios de ellos detenidos y diversos lesionados.

Apoyados por habitantes de Texcoco, San Salvador Atenco y pueblos aledaños, el FPDT decide en conjunto bloquear las carreteras: México-Texcoco y Texcoco-Lechería a la altura del kilómetro 26 en el poblado de Acuescomac. Exigen la liberación de los detenidos.

Las autoridades reaccionan con más policía, ahora, con el apoyo del Gobierno Federal de Vicente Fox, del PAN, quien envía cientos de elementos de la Policía Federal Preventiva.

Comienzan los enfrentamientos. Los campesinos y pobladores se defienden con palos, piedras y molotovs. Los policías arremeten, bien protegidos, con golpes y gases lacrimógenos. El resultado son decenas de heridos por parte de los que están con el Frente de Pueblos. La policía también tiene lesionados pero en menos escala. En la lucha, un niño de 14 años muere a causa de una bala que un policía le disparó a unos metros de distancia (a pesar suyo, tres días después el gobernador Peña Nieto acepta este hecho).

Son las 17:00 horas y se reporta que más policía está arribando a Texcoco y San Salvador Atenco. Se solicita el apoyo de la Otra Campaña. A esas horas en la ciudad de México, en la Plaza de las Tres Culturas el Delegado Zero se encontraba en un mitin.

La Otra Campaña recibe el llamado de apoyo. Al finalizar el acto, toma el micrófono América del Valle, hija de Ignacio del Valle, representante del FPDT, quien para esos momentos ya estaba detenido él y otros campesinos del Frente de Pueblos, luego de que la policía los desalojó de una casa cerca del mercado Belisario Domínguez, donde se resguardaban. América, recién llegada de Atenco, se dirige a los adherentes a la Sexta Declaración, más de 2 mil personas en ese acto:
“Compañeros, ahora no porto un machete, pero no es necesario para estar de pie siempre y convencida de que tenemos la razón. Ahora que nos vuelven a agredir, el gobierno estatal y federal junto con la mierda de los medios de comunicación”.

Desde que comenzó el ataque de la policía, los medios de comunicación masiva, Televisa y TV Azteca, entre otros de la misma estirpe, persuadían al público de que los agresores era el pueblo de Atenco, pero no mencionaban ni sus demandas, desatendidas por el gobierno, ni la fuerte cantidad de policías que desde hace días hostigaba y violentaban al pueblo.

América explicó que el motivo de la agresión sufrida por los comerciantes de Texcoco, y por extensión San Salvador Atenco, “es por el delito de reclamar un pedazo de tierra, un pedazo de banqueta para vender productos que producen nuestras tierras, que son el sustento de los cientos de familias que en este momento están resistiendo en Texcoco. Ese fue el motivo de la agresión de los perros del gobierno municipal, el gobierno estatal y el metiche gobierno federal”.

Señaló también lo siguiente: "No entendieron ayer. Se les fue a buscar por las buenas todavía para buscar diálogo, una negociación donde tengamos garantía de trabajar tranquilamente. No entendieron ni van a entender. Llegaron a arremeter contra nuestros compañeros. Llegó a San Salvador Atenco, además de la policía estatal, la Policía Federal Preventiva (PFP). Y no nos vamos a preguntar qué hacía la PFP ahí porque lo sabemos. Sabemos que para detener al pueblo enojado, al pueblo organizado, van a tener que utilizar todas sus armas. Pero ellos no saben que nosotros no nos vamos a rendir”.

Entonces, América solicitó el apoyo de los adherentes: "Necesitamos las manos de los estudiantes, necesitamos las manos de los colonos. Necesitamos de todos ustedes para resistir, para avanzar. Solos nosotros no podemos. Hacemos un llamado a todo el pueblo de México, a todas las organizaciones sociales consecuentes, aun a las que no se han sumado a la otra campaña, les hacemos el llamado a que se movilicen donde quiera que estén”.

“Atenco son también ustedes. Cuando existe dignidad hay muchas manos que se suman a esta lucha que no es sólo ese pedacito de país llamado Atenco. Es de todo México y con dignidad, con fe, con decisión, tenemos que ir acabando con ellos, con su sistema represivo y mediocre donde solamente unos son los beneficiados. Nuestra hora ya llegó, compañeros”.

Posteriormente el Delegado Zero tomó la palabra y dijo que como Comisión Sexta del EZLN, organización adherente a la Otra Campaña, solicitaba a las coordinadoras regionales y subregionales en todo el país ejecutar movilizaciones de apoyo al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) para el día 4 de mayo a las 800, es decir, las 8:00 horas. E indicó: “Como Comisión Sexta nos estamos declarando en alerta. Han sido ya declaradas en alerta roja las tropas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y en punto de esa hora serán cerrados los Caracoles y los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas. A partir de este momento está funcionando ya el nuevo escalón de mando en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Cualquier cosa que me ocurra hay ya ahí quien tome las decisiones. No sabemos ustedes, pero los zapatistas somos hoy Atenco.”

El Delegado Zero manifestó que el EZLN permanecerá atento al llamado de apoyo que le solicite el FPDT y canceló las actividades de la Otra Campaña. Considero como acciones de movilización el “cierre de carreteras y de calles, volanteos, pintas, lo que se les ocurra, civil y pacífico", aclaró. Asimismo, expresó todo su apoyo a las demandas del Frente de los Pueblos, a saber, la liberación inmediata de los detenidos y el retiro total de las fuerzas policiales que están invadiendo a Atenco.

Después de estas declaraciones y terminado el mitin, ahí mismo en la Plaza de las Tres Culturas se formaron diversas comisiones para comenzar las acciones a favor de los habitantes de Texcoco y Atenco. Una manifestación de dirigió a la Secretaría de Gobernación para exigir el retiro de las fuerzas policiales y la libertad de los detenidos. Otros grupos, sobre todo de medios de comunicación alternativa que trabajan en la Otra se trasladaron a San Salvador Atenco para poder informar lo que los medios de comunicación masiva no estaban informando.

*En la madrugada del 4 mayo la policía entró al pueblo de Atenco y la violencia fue más fuerte todavía. Se detuvo a mucha gente que fue golpeada, ultrajada y detenida. La policía, cual perros rabiosos, entró a las casas, destruyó muebles, maltrató a niños, mujeres, ancianos. Los medios masivos no dieron cuenta de toda esta atrocidad. Esa noche la Otra Campaña estuvo alerta, informando por todos los canales posibles el hostigamiento de la policía, que fue con todo para destruir al pueblo de Atenco y quienes los apoyan.
Durante el día del jueves 4 se registraron diversas movilizaciones en el Distrito Federal. En distintos puntos de la ciudad se cerraron ejes viales y carreteras por parte de estudiantes y varios grupos civiles. En toda la República Mexicana hubo actos de protesta y pronunciamientos en contra del gobierno por lo acontecido en el pueblo de Atenco. En el extranjero también hubo voces de apoyo, en Italia, España, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Francia, Dinamarca, etc.
El saldo de los actos represivos en Atenco fue de más de 200 detenidos, entre ellos 5 extranjeros que laboran en medios alternativos de comunicación y han sido físicamente agredidos; asimismo, los pobladores han denunciado casos de violación sexual, y se habían contabilizado más de 60 desaparecidos hasta ese momento.
*Como parte de las actividades de apoyo, el 5 de mayo por la tarde, un contingente de adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, entre ellos iba el sub Marcos, partió de la Universidad de Chapingo rumbo a San Salvador Atenco para retomarlo pacíficamente. Al inicio la marcha fue de mil asistentes. En Atento se congregaron 4 mil.

Rodeados por cientos de policías, en el mitin que se hizo en el centro del pueblo, Marcos dijo: “Ayer y hoy fuimos testigos de una verdadera campaña de mentiras y de linchamiento en contra del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y del pueblo de San Salvador Atenco. Manipulando imágenes, fotos y palabras, los medios masivos de comunicación se están poniendo al servicio de la mentira.”

Frente a esta situación indicó que las actividades de la Otra Campaña seguirán detenidas y que no se irá del Distrito Federal hasta que sean liberados los presos políticos de Atenco. Entonces se dirigió a los reporteros de los medios masivos y les dijo que son los operadores de una campaña de desprestigio que “simplemente lo que están logrando es que crezca el odio y el rencor abajo para que ustedes lo enfrenten. No crean que son sus directores los que van a recibir los insultos y el repudio, sino ustedes, camarógrafos, reporteros, fotógrafos, porque representan a esas empresas que están yendo a contracorriente. Acá abajo nadie le cree a los de arriba”.

Luego de estas palabras, el Delegado Zero mostró cinco cartuchos de escopeta y volvió sobre los medios masivos, quienes habían comunicado que los policías en la toma de Atenco iban desarmados. «Esto es lo que traía la policía desarmada -les señaló-. Nos acaban de entregar cinco de estos cartuchos. Aquí está la prueba de que esa policía venía desarmada; la prueba que mató a ese compañero joven; la prueba de que no se trataba de imponer el orden sino la destrucción y la muerte. Esto se les cayó a los policías del estado de México».

En el mitin también se contó con la participación de América del Valle por vía telefónica, pues ahora es perseguida por la policía. Estas son algunas palabras que expresó a sus compañeros y compañeras: ¡aquí seguimos, de pie, no nos han derrotado muy a pesar de su venganza! Si ayer el pueblo organizado derrotó su megaproyecto, esta vez no será la excepción para volver a demostrar que ya no sólo hay un Atenco, sino muchos en todo México. Y todos estamos indignados, enojados, pero sobre todo, decididos a seguir organizándonos contra este sistema político represor. Hoy más que nunca tenemos razones para seguir luchando, contra los asesinos de Javier Cortés Santiago (el chico de 14 años muerto por un policía), contra los violadores y carceleros de este país, contra los que todos los días pisotean al pueblo y contra todos los mentirosos, hipócritas que aplauden la represión".

*El sábado 6 de mayo continuaron las movilizaciones no sólo en el Distrito Federal sino en toda la República Mexicana, desde Tijuana hasta San Cristóbal de las Casas. Diversos grupos, organizaciones, colectivos e incluso grupos armados han manifestado en cartas y comunicados su solidaridad al pueblo de Atenco, apoyan sus demandas de liberación de los presos y como parte de la Otra Campaña están movilizándose según sus modos.
Durante el sábado y el domingo 7 se realizó el IV Congreso Nacional Indígena con más de 800 participantes y delegados de 26 pueblos originarios de México. Entre otros temas relacionados con la lucha por los derechos a la cultura indígena y el recuento de demandas incumplidas por el gobierno, ocupó un lugar fundamental el caso de Atenco, y el Congreso se manifestó también en apoyo por este pueblo.

El Delegado Zero no pudo asistir, pero en un comunicado para esta actividad que es parte de la Otra Campaña, expresa: “Compañeros y compañeras del Congreso Nacional Indígena: Los zapatistas, las zapatistas, hemos dicho claro que Atenco no está solo, que su dolor y su indignación son nuestros. Estamos dispuestos a todo para obtener su libertad. Les pedimos que juntos como pueblos indios de México le digamos al pueblo de Atenco que no está solo, que su lucha es ya la nuestra y que nuestro moreno corazón se levantará para exigir su libertad. ¡Libertad incondicional a todos los presos y presas de Atenco! ¡Cancelación de las órdenes de aprehensión! ¡Libertad y justicia para San Salvador Atenco! ¡Que siempre vivan los pueblos originarios de México!
*A pesar de las mentiras y la negación del gobierno, en contubernio con los medios masivos, por todas partes ya se han dado a conocer las terribles acciones de la policía, es decir, que sí uso armas y disparó, que actuó de manera hostil, y lo peor, que abusó sexualmente de muchas mujeres.

Hoy 9 de mayo en el periódico la Jornada, Valentina Palma, chilena, una de las extrajeras detenidas y deportada a su país, declara: “Puedo decirlo con absoluta certeza: a varias chavas arrestadas en Atenco, con las que compartí cerca de 12 horas de prisión en Almoloyita, las habían violado durante el traslado del lugar de arresto al penal. Más de cinco, sin duda”. *Para los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, el ataque a San Salvador Atenco es un mensaje del gobierno que dice: reaccionaremos con violencia frente a los grupos y pueblos en resistencia. La Otra Campaña es clara y lo repite, como Marcos lo ha dicho hoy en un noticiero de televisión y en una entrevista en la Jornada, este movimiento es pacífico, y de manera pacífica vamos a derrocar al gobierno. Atenco se defendió como pudo, con palos, con piedras, con lo que tenía a la mano, y esa defensa no se compara con el equipo policial del gobierno y su acción criminal. Y para muchos que no saben ver más que la televisión la defensa de Atenco es signo de violencia. Pero para los de abajo, la violencia vino de arriba, como siempre. Y la alerta roja, en este momento, no significa tomar las armas, significa movilizarse de manera pacífica, este el modo que se ha propuesta la Otra Campaña, y así lo mantendrá hasta donde sea posible.


La Jornada, jueves 11 de mayo de 2006
ContrapuntO (la LIX Legislatura y las mujeres violadas)*
Adolfo Gilly

Recibo La Jornada de ayer, miércoles 10 de mayo, Día de las Madres. La portada con sus titulares es terrible, y también indispensable. Fotografía: un muchacho herido, esposado a su cama de hospital. «Abu Ghraib», pienso, pero no: es nomás el Hospital
Adolfo López Mateos de Toluca, y el herido atado a su lecho con esposas es un estudiante mexicano apresado en Atenco.

Después, mi lectura registra los siguientes episodios.

1. Abro el periódico. Encuentro, en la página 16 un desplegado de la LIX Legislatura de la Cámara de Diputados. Se titula: «Por una vida libre y sin violencia para las mujeres».

2. Regreso a la página 3. Los titulares dicen: «Mujeres ultrajadas por policías ofrecieron sus testimonios. Recibe CNDH 16 quejas por abuso sexual y 7 por violación». Encuentro en el texto de esa página párrafos como éste: «De acuerdo con la recopilación de testimonios del personal de la CNDH, las mujeres denuncian que ’las tenían ya hincadas, les ordenaban subirse la ropa de la cintura para arriba, y en los camiones en los que eran trasladadas de Atenco al penal de Santiaguito, los policías les metían mano, las toqueteaban, hurgaban en su sexo, en su ano, y a algunas les introducían objetos. Otras eran obligadas a realizar sexo oral’».

3. Vuelvo al desplegado de la Cámara de Diputados. En su primer párrafo dice: «Con la aprobación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, los diputados de la LIX Legislatura dimos un gran paso hacia la erradicación de cualquier tipo de hechos que atenten contra la mujer».

4. Retorno a la crónica de la página 3 y en otro párrafo encuentro que los visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) registraron: «que un número importante de mujeres violadas o que sufrieron acoso sexual, manoseos y fueron obligadas a hacer sexo oral a los policías, son amas de casa. Hay casos como el de una señora de 50 años que fue obligada a hacer sexo oral a tres policías para que la dejaran libre. Ella, dolida, avergonzada, con el rostro escondido, narra que salió de su casa porque iba a comprarle un regalo a su hijo, por eso los uniformados se aprovecharon de ella. Le dijeron, narra: ’si quieres quedar libre tienes que darnos una mamada a cada uno’. Ella nos comentó que no quería, pero tenía miedo de que la golpearan, como lo habían hecho con otras detenidas, así que tuvo que acceder a hacer lo que ellos querían. Al final, la dejaron irse».

5. En el segundo párrafo de su desplegado, los legisladores comienzan a tutear a la mujer y con enérgico acento le hacen saber: «Para garantizar tu protección y derechos castigaremos con mano firme a quienes ejerzan todos los tipos de violencia de género: sicológica, sexual, física, laboral y de pareja».

6. Retrocedo a la página 5 de esa misma edición de La Jornada. Aparece allí la declaración de Cristina Valls, una de las ciudadanas españolas agredidas y deportadas: "Primero que nada debo decir que sí hubo compañeras que fueron violadas, pero yo no fui penetrada por los agentes policiales. Lo que sí me hicieron durante ese tiempo fue que me tocaron la vagina, los senos, y me introdujeron sus dedos varios policías. Todo
esto ocurrió en el autobús que nos llevó de Atenco a la cárcel de Toluca, llamada Santiaguito (...).

«En la llegada al penal nos sentamos juntas y ninguna parecía tener pena por lo que les había pasado, al contrario, estábamos todas muy indignadas y cabreadas. Todas coincidimos en que habíamos sufrido abusos sexuales aparte de las palizas. Una dijo que la habían penetrado, luego otra también lo reconoció. Inclusive recuerdo que se hablaba de un chavo que lo había dicho y además hubo testigos que lo confirmaban.»

6. Como no está claro si el documento protector de los legisladores ampara a este último caso, abro otra vez la página 16 del periódico y encuentro que en su párrafo tercero y final, el desplegado, siempre tuteando a la mujer, declara: "Porque nos interesa tu porvenir, con esta ley obligamos a los tres órdenes de gobierno a trabajar coordinadamente para atender, sancionar, erradicar la discriminación de género y lograr
mayor equidad".

Con esta nota altamente tranquilizadora concluye el desplegado. Que la mujer no tema: la LIX Legislatura vela por ella.

7. Algo desconcertado por semejante contrapunto entre ley y realidad, me regresé a La Jornada del día precedente (9 de mayo de 2006). Allí, en la página 7, topé con el testimonio de Valentina Palma, la estudiante de cine chilena golpeada, vejada y deportada. Desde Chile le dice a Blanche Petrich: «Nos llevaron a un costado de la iglesia donde ya había muchos detenidos y nos obligaron a arrodillarnos. Nos seguían golpeando. (...) Me robaron todo: documentos, mi material, la cámara. Luego nos subieron a una camioneta. Me arrojaron sobre unos cuerpos ensangrentados. Uno de los uniformados me ordenó que pusiera la cara contra el piso, pero había un charco de sangre. Como me resistí aplastó mi cabeza con su bota. Ahí empezó el abuso sexual. (...) Me insultaron, me manosearon todo lo que quisieron. Yo era la única mujer. Fue una violación, aunque no hubo penetración. Nos ordenaban permanecer inmóviles. A mi lado había un viejito que gemía y pedía piedad. Su cara era una sola costra de sangre. Traté de tocarlo y me golpearon. No puedo quitármelo de la cabeza, iba muy mal.»Al bajar de los camiones, nos taparon la cabeza y nos hicieron pasar entre dos hileras de policías que nos pateaban (...) Cuando me ingresaron fue cuando vi a las chavas con los pantalones y la ropa interior rotos, llorando mucho. Eramos 25 o 30 mujeres, muchas en shock. Conozco esa reacción, la crisis después de un episodio de violación. Al menos dos sufrieron violación con penetración, aunque nadie pronunciaba esta palabra. Una contó que el hombre que la agredía le ordenó decirle jinete y se burlaba. Las custodias nos preguntaban si habíamos sido violadas, como si supieran."

8. El poblado mexicano de San Salvador Atenco fue tomado por asalto por cuerpos policiales federales y estatales que golpearon a sus hombres, saquearon sus hogares y violaron a sus mujeres. Los policías no se mandan solos. No actúan así si no tienen orden o permiso para hacerlo. Los jefes inmediatos de esos cuerpos, tampoco: acciones militares como ésta se deciden y autorizan desde los altos mandos políticos federales y
estatales.

No tengo idea de qué harán, ante este desafío, los integrantes de la LIX Legislatura que aprobaron la citada Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y empeñaron su palabra en aquella solemne declaración: «Para garantizar tu protección y derechos castigaremos con mano firme a quienes ejerzan todos los tipos de violencia de género: psicológica, sexual, física, laboral y de pareja».

Tal vez no lo pensaron bien, como cuando votaron sin leer la ley Televisa. Ya veremos lo que de ver se haya.


TESTIMONIO
Santiago de Chile, Martes 9 de Mayo, 2006

Mi nombre es Valentina Palma Novoa, tengo 30 años, de los cuales los últimos once he vivido en México. Soy egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y actualmente curso el cuarto año de Realización cinematográfica en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Tengo FM 3 de estudiante.

A continuación quisiera relatar a usted los acontecimientos de los que fui testigo durante los violentos incidentes ocurridos en el poblado de San Salvador Atenco el Jueves 4 de Mayo del 2006, los cuales terminaron con mi expulsión del país de manera injusta y arbitraria.

1.- El día miércoles 3 de Mayo, luego de ver las noticias en televisión y enterarme de la muerte de un niño de 14 años, mi condición de antropóloga y documentalista hizo que me conmoviera con el deceso de éste pequeño por lo cual decidí dirigirme a San
Salvador Atenco a registrar cual era la situación real del poblado. Pasé allí la noche, registrando las guardias que la gente del pueblo había montado y realizando entrevistas en las mismas. Hacía frío, me arrime a las fogatas que la gente del pueblo había montado mientras seguía registrando imágenes. La luz del amanecer anunciaba un nuevo día: jueves 4 de Mayo. Han de haber sido como las 6 de la madrugada cuando las campanas de la iglesia de San Salvador Atenco comenzaron a sonar: tum tum tum tum, una y otra vez, mientras por el micrófono se vociferaba que la policía estaba sitiando el poblado. Las bicicletas iban de un lado a otro, la panadería de un costado de la iglesia ya había abierto sus puertas y la calidez del olor del pan recién horneado inundaba la calle junto con el ir y venir de los campesinos en bicicleta. El señor que vendía atoles me dijo que tuviera cuidado, que los que venían “eran muy cabrones”. Me dirigí a una de las guardias, donde los campesinos miraban en dirección a la manada de policías que allá a lo lejos se veía. Metí el zoom de la cámara, me di cuenta que eran muchos y que cubiertos por sus escudos avanzaban dando pequeños, imperceptibles pasos. Sentí miedo, ellos eran muchos fuertemente armados y los campesinos pocos y desarmados. En la pantalla de mi cámara veo como uno de los policías apunta y dispara hacia nosotros un proyectil que cuando llego a mi lado pude oler y sentir que era de gas lacrimógeno. Más y más gases lacrimógenos rápidamente fueron sepultando la calidez del olor a pan recién horneado y transformaron el angosto callejón en un campo de batalla. El aire era ya irrespirable y me fui a la plaza mientras las campanas sonaban con mas fuerza, por diferentes calles se veía a la policía a lo lejos avanzar. La poca resistencia que hubo por parte de los campesinos dejo de resistir ante el ataque de las
fuerzas policiales que abruptamente se avalanzaron sobre los pobladores. Apagué mi cámara y junto con los demás corrí lo más rápido que pude. Frente a la iglesia había un edificio público con las puertas abiertas y ahí me metí a esperar ilusamente que la turbulencia pasara. Habían ahí dos jóvenes resguardándose también ilusamente del ataque. Éramos tres y nos mirábamos las caras angustiados y con miedo. Cuidadosamente me asome a mirar a la calle y ví como cinco policías golpeaban con toletes y patadas a un anciano tirado en el piso sin compasión alguna. Sentí más miedo, regresé y le dije a los otros dos jóvenes que necesitábamos escondernos más, que ahí estábamos muy expuestos.

Ilusamente nos subimos a la azotea y acostados boca arriba mirábamos los helicópteros que como moscardones ronroneaban en el cielo, mientras el sonido de los disparos fueron formando parte del paisaje sonoro del lugar. Una voz de hombre violentamente nos gritoneaba “bajen a esos cabrones que están en la azotea”. Primero bajaron los dos jóvenes, yo desde arriba miraba como los golpeaban y con pánico no quise bajar, ante lo que un policía gritó: “bájate perra, bájate ahora”. Baje lentamente, aterrorizada de ver como golpeaban en la cabeza a los dos jóvenes. Dos policías me tomaron haciéndome avanzar mientras otros me daban golpes con sus toletes en los pechos, la espalda y las piernas. Mis gritos de dolor aumentaban cuando escuche la voz de alguien que preguntaba por mi nombre para la lista de detenidos, respondí “Valentina, Valentina Palma Novoa” mientras un policía me ordenaba que me callara la boca y otro me golpeaba los pechos. Una voz de hombre ordeno que me taparan con los escudos para que no vieran como me golpeaban. Se detuvieron a un costado de la iglesia y ahí me ordenaron que junto a los demás detenidos me hincara y pusiera mis manos en la nuca.

Siguieron golpeándonos, mi celular sonó y una voz ordenó que registraran mi bolsa. En ese momento fui despojada de mi cámara de video, de mi celular y mi pequeño monedero con mis identificaciones y quinientos pesos. Me levantaron de los pelos y me
dijeron “súbete a la camioneta puta”. Apenas podía moverme y ellos exigían extrema rapidez en los movimientos. Me avalanzaron encima de otros cuerpos heridos y sangrantes y me ordenaron bajar la cabeza sobre un charco de sangre, yo no quería poner mi cabeza en la sangre y la bota negra de un policía sobre mi cabeza me obligo a
hacerlo. La camioneta encendió motores y en el camino fui manoseada por muchas manos de policías, yo solo cerré los ojos y apreté los dientes esperando que lo peor no sucediera. Con mis pantalones abajo, la camioneta se detuvo y se me ordeno bajar, torpemente baje y una mujer policía dijo: “a esta perra déjenmela a mí” y golpeó mis oídos con las dos manos. Caí y dos policías me tomaron para subirme al bus en medio de una fila de policías que nos pateaban. Arriba del bus otra policía mujer pregunto mi nombre mientras dos policías hombres pellizcaban mis senos con brutalidad y me tiraron encima del cuerpo de un anciano cuyo rostro era una costra de sangre. Al sentir mi cuerpo encima el anciano gritó de dolor, trate de moverme y una patada en la espalda me detuvo, mi grito hizo gritar al anciano nuevamente, que pedía a dios piedad. Una voz de mujer me ordeno que me acomodara en la escalera trasera del bus, así lo hice y desde ahí pude ver los rostros ensangrentados de los demás detenidos y la sangre esparcida en el piso. Sin estar yo sangrando, mis manos y ropa estaban salpicadas de sangre de los otros detenidos. Quieta y escuchando los quejidos de los cuerpos que estaban a mi lado, escuchaba como seguían subiendo detenidos al bus y preguntando sus nombres en medio de golpes y gritos de dolor. No se cuanto tiempo pasó, pero el bus cerró sus puertas y hecho a andar. Dimos vuelta cerca de dos o tres horas. La tortura comenzó y cualquier pequeño movimiento era merecedor de otro golpe más. Cerré los ojos y trate de dormir, pero los quejidos del anciano que estaba a mi lado no lo permitieron, el anciano decía: “mi pierna, mi pierna, dios, piedad, piedad por favor”. Lloré amargamente pensé que el anciano moriría a mi lado, moví mi mano y trate de tocarlo para darle un poco de calma, un tolete fue a dar sobre mi mano, ante lo cual, con un gesto, pedí compasión al policía que dejo de golpearme. Queriendo darle un poco de amor acaricie la pierna del anciano que por unos momentos dejo de quejarse. Le pregunte su nombre y me respondió. “Si me muero no lloren, hagan una fiesta por favor”. Lloré en silencio sintiéndome sola en compañía de los otros tantos cuerpos golpeados, pensando lo peor; que nos llevarían a quien sabe que lugar y que ahí nos matarían y desaparecerían a todos. Por un momento me dormí, pero el olor a sangre y muerte me despertó. Al abrir los ojos vi la pared de una cárcel. El bus se detuvo y una voz ordenó que bajáramos por la puerta trasera. Me ordenaron pararme y la puerta se abrió y mi cara llorosa y descubierta vió una fila de policías, sentí miedo otra vez. Desde abajo una voz ordenó que se cerrara la puerta y que los detenidos debían salir con el rostro cubierto. Un policía me tapó la cabeza con mi chamarra y las puertas volvieron a abrirse otra vez.

Abajo del bus un policía me agarro con una mano de los pantalones y con la otra mantenía mi cabeza gacha. La fila de policías comenzó a tirar patadas a mi cuerpo y al de los demás detenidos que eran parte de la fila. La puerta del penal se abrió y nos avanzaron por estrechos pasillos en medio de golpes y patadas. Antes de llegar a una mesa de registro, cometí el error de levantar la cabeza y mirar a los ojos de un policía, el cual respondió a mi mirada con un golpe de puño duro y cerrado en mi estómago que me quitó el aire por unos momentos. En la mesa preguntaron mi nombre, mi edad y
> nacionalidad, luego de eso me metieron a un cuarto pequeño donde una mujer gorda me ordeno quitarme toda la ropa, pedía rapidez ante mi torpeza producto de los golpes. “Señora estoy muy golpeada, por favor espere” le dije. Me revisó, me vestí nuevamente y volvió a cubrir mi cara con la chamarra. Salí del cuarto y nos ordenaron hacer una fila de mujeres para ingresar formadas y cabeza abajo al patio del penal, que luego me entere que le decían “almoloyita” en la ciudad de Toluca. Han de haber sido las dos de la tarde del jueves 4 de Mayo cuando ya estábamos dentro de las instalaciones del penal. Nos llevaron a un comedor y nos separaron a hombres y mujeres. En una esquina, en medio de llantos las mujeres nos contábamos las vejaciones de las que habíamos sido objetos. Una joven me mostró sus calzones rotos y su cabeza abierta llena de sangre, otra contaba que lahabían llevado en medio de dos camiones mientras la
golpeaban, vejaban y decían “te vamos a matar puta”. Otra joven me comento que tal vez y estaba embarazada, todo en medio de llantos y apretones de manos solidarios. El estado de shock entre las mujeres era evidente. En frente nuestro los hombres conversaban entre ellos mientras nosotras observábamos sus rostros sangrantes y deformados producto de la brutal golpiza. En eso estábamos cuando una mujer se acerca a nosotras y empieza a dar algunos nombres y pide que nos separemos del grupo. Éramos cuatro: Cristina, María ,Samantha, Valentina. Se nos une al grupo un quinto; Mario. Éramos los cinco extranjeros detenidos. Al momento llega un hombre,
creo que era el director del penal y nos dice que allí donde estábamos, estábamos seguros, que aquí nadie nos golpearía, que lo que hubiese pasado antes de ingresar al penal no tenía nada que ver con el, como si dentro del penal no nos hubiesen también
golpeado. Le pedimos hacer una llamada, petición que nos fue negada. Mientras los detenidos visiblemente mas heridos eras sacados del lugar rumbo al centro de atención médica que había dentro del penal; no eran unos ni dos, de los ciento y tantos detenidos
que éramos, han de haber habido unos 40 con lesiones gravísimas. Uno de los primeros en salir fue el anciano moribundo que a mi lado en el camión iba, a quien no volví a ver nunca más. Nos llegó el turno a los extranjeros de ir a hacernos el chequeo médico.

Yo tenía moretones en los pechos, la espalda, hombros, dedos, muslos y piernas, se recomendó hacerme una radiografía de las costillas pues me costaba respirar, cosa que en ningún momento se hizo. La enfermera que tomaba nota y el médico que me atendió actuaban con total indiferencia a mi persona y las lesiones que presentaba. Salí de la oficina médica a esperar que Cristina, María, Samantha y Mario terminaran el chequeo. El seudo chequeo médico terminó y nos llevaron a una sala para tomarnos declaración.
Extrañamente un licenciado salido de quien sabe donde nos recomendó que no prestásemos declaración, comentario que era contradicho por las personas que estaban tras la maquina de escribir. “Esta bien si no quieres declarar, estas en tu derecho, pero sería bueno que dejaras constancia de lo que te pasó” me decía una licenciada. Mientras hacíamos las declaraciones, comenzaron a llegar al lugar muchos hombres de corbata
que haciéndose los chistosos y amables nos preguntaban quienes éramos y como y porque habíamos llegado al poblado de Atenco, que si acaso sabíamos lo peligrosa que era esa gente.

Cayó la lluvia y nos trasladaron al comedor con todos los demás detenidos, se nos obligó a sentarnos y no podíamos establecer contacto con los detenidos mexicanos, si queríamos ir al baño debíamos pedir permiso. Llegaron funcionarios de derechos humanos a tomarnos declaración y fotos de nuestras lesiones, las declaraciones fueron tomadas sin interés, mecánicamente. Se nos obligó a que registráramos nuestras huellas, nos tomaron fotos de frente y ambos perfiles, nos dijeron que eso no era una ficha, que era un registro necesario pues era muy probable que en la madrugada saliéramos en libertad y que para eso se necesitaba hacer la ficha. Una olla de café frío y una caja con bolillos fueron la cena. Ha de haber sido la media noche y me acosté en una dura banca de madera a tratar de dormitar un poco, fue imposible, hacía frío y no tenía cobija.

Del lado de los hombres, un rasta se dio cuenta de mi impaciencia ante el no poder dormir y comenzamos a hablarnos de un lado a otro con señas. Estábamos en eso cuando se presenta un custodio y comienza a dar los nombres de los cinco extranjeros. Nos levantamos, dimos un pequeño adiós a los demás detenidos y abandonamos el lugar. Nos llevan a un lugar de registro, nos entregan nuestras pocas pertenencias y nos
sacan del lugar camino a una camioneta diciéndonos que nos llevarían a una oficina de migración en Toluca. Afuera del penal escuche voces conocidas que gritaban mi nombre, me acerco a las rejas y puedo distinguir a muchos de mis amigos que me preguntan como estoy, les digo que mas o menos y que nos llevan a migración de Toluca. Ellos me dicen que me van a seguir que no me van a dejar sola. Mi tía Mónica me pasa un sobre que contiene mis documentos migratorios y María Novaro, mi maestra y mamá en México, me da una chamarra para el frío. Así me subo a la camioneta que cierra sus puertas y oscuros nos vamos. Pasamos a una oficina en Toluca
> a buscar a una licenciada y de ahí nos llevan a la estación migratoria de las agujas en el DF. Han de haber sido las tres de la madrugada cuando llegamos a la estación migratoria. Ahí una vez mas, un médico de mala gana constató lesiones. Dormitamos un rato porque a la hora en que llegamos no era horario de oficina, así que no habían muchos funcionarios en el lugar. Dieron las 7 de la mañana y un auxiliar nos llevo cereal con leche. Luego me tomaron declaración, una declaración en donde además de preguntar por mis datos personales, me hicieron preguntas cómo: conoces al EZLN?, has estado en Ciudad universitaria?, participaste en el foro mundial del agua?, conocías a los otros extranjeros detenidos?, etc. Firme la declaración a la que se adjunto mi documento migratorio, una carta de mi centro de estudios, una carta de mi maestra María Novaro, mi pasaporte, mi cedula de identidad chilena y mi credencial internacional de estudiante.

Estaba en eso cuando recibo una llamada del cónsul de Chile en México, quién me pregunta mi nombre, el numero de mi cedula de identidad y si tengo algún pariente en México, me informa que lo que el puede hacer es velar que el proceso correspondiente se realice en las condiciones legales pertinentes.

Regreso a continuar mi declaración y las preguntas sobre el EZLN, el sub comandante Marcos y Atenco se repiten. Mientras tanto afuera de la estación migratoria se habían
congregado amigos y familiares, con los cuales no se me permite comunicar, traté de hacerlo a través de señas y carteles, pero incluso eso nos es negado. Me llevan a un cuarto en donde hay tres hombres que me dicen que están ahí para ayudarme, ellos me toman fotos de frente y ambos perfiles y en todo momento graban la conversación. Me preguntan mi nombre y si tengo algún alias, que si conozco al EZLN, que si he ido a la Selva Lacandona, que les de nombres que puedan dar antecedentes de mi, que qué tipo de documentales me gusta realizar. Me dicen que mi amiga América del Valle esta preocupada por mi porque me había perdido mientras escapábamos del lugar, mujer de la cual recién en Chile me entero que es una de las dirigentes de Atenco que la policía persigue. Al terminar el interrogatorio, mis huellas dactilares son tomadas en una maquina muy sofisticada que va a dar a una computadora. Me sacan de la sala y me llevan a otra donde hay tres visitadoras de la comisión nacional de derechos humanos y luego de que las dos españolas y yo les contamos lo que hemos vivido, nos recomiendan urgentemente solicitar un abogado para que se gestione un recurso de amparo ante una posible deportación. El ambiente ya es tenso, así que le pido a una de las abogadas una pluma y un papel, para escribir “a1 abogado” y mostrárselos por la ventana a mis amigos que están afuera, en ese momento entra un licenciado de migración y al verme escribiendo me dice: “necesitas un abogado?, yo soy abogado, cual es tu problema”, le contesto que quiero poner un amparo, ante lo que el me responde que no es conveniente poner un amparo porque el amparo implicaría estar en la estación migratoria un mes y que lo mas probable era que pronto saliésemos en libertad, las visitadoras de derechos humanos, lo increpan y le dicen que por favor me dejen hablar con alguna de las personas que están afuera. La visita se concede y hablo con Berenice, con quien me dejan hablar cinco minutos, a ella le digo que necesito un amparo y me dice que eso ya esta. Me despido abruptamente de ella y luego me llevan a hacerme un chequeo médico por segunda vez en esta estación migratoria, estoy en eso, cuando un licenciado llega apresuradamente a interrumpir el chequeo y me dicen que me van a trasladar a otro lugar, yo pregunto que adónde y no se me da respuesta. Al salir de la consulta médica me encuentro a una de las visitadoras de derechos humanos y le digo que por favor avise a mis amigos que están afuera que me van a trasladar, le pregunto al licenciado que adonde me llevan y me responde que a las oficinas centrales de migración, no me dejan seguir hablando con el y me suben a un auto particular en el que también estaba Mario, mi compatriota. Me subo, se suben tres policías, se cierran las puertas y una policía pide cerrar las ventanas. La reja de la estación migratoria se abre y el carro se va como escapándose de algo. Íbamos por periférico a más de 100 Km. por hora en medio de un tráfico contundente.

Pregunto que adonde nos llevan y no obtengo respuesta, ya en el camino, me doy cuenta que vamos rumbo al aeropuerto y que delante de nosotros van dos carros más; uno con Samantha, la alemana y otro con María y Cristina, las dos españolas. Ante la inminencia de la expulsión injustificada en todo momento, no me queda más que cerrar los ojos y apretar los dientes y pensar: otra violación más.

Llegamos al aeropuerto como a las 6 de la tarde. Nos bajan de los autos y nos ingresan custodiados a una sala completamente blanca donde nos mantienen detenidos una hora o más. Luego nos ingresan a las salas de espera al interior del aeropuerto, donde nos mantienen custodiados. Primero sale el vuelo de Samantha. Seguimos esperando y en la espera yo no hago mas que llorar, me siento mal, me paró y trato de caminar por el pasillo, se me acerca una custodia y me dice que debo estar sentada, “me siento mal” le digo, “no me voy a escapar, déjame”. Sigo llorando y un policía se acerca y me dice: “ya no estés así, no conviene esa actitud, si te sirve de consuelo, déjame decirte que no estas deportada, que solo has sido expulsada del país, pero puedes volver a entrar en cualquier momento”. Ilusamente sus palabras me calman. Nos llevan a un bar a fumarnos unos cigarros porque todas estamos muy alteradas. El vuelo de Lan Chile de aproximadamente las once de la noche es anunciado, a mí y a Mario nos llaman, nos despedimos de María y Cristina con un apretado abrazo. Nos formamos en la fila y nos entramos al avión. Dentro del avión uno de los pasajeros se acerca a mí y me entrega unas cartas que han mandado mis amigos que estaban afuera haciendo todo lo posible para detener esta injusta expulsión. Caen mis lagrimas de no saberme sola, la custodia que va a mi lado, me dice que qué me pasa, le cuento mi caso; le digo que llevo viviendo en México 11 años, que mi vida esta en ese país, que nunca se me dijo que estaba pasando, que todo el procedimiento ha sido ilegal, que he sido golpeada y vejada por la policía. Me dice que a ella le avisaron 30 minutos antes de subirse al avión que viajaría a Chile, que a ella no le dijeron nada, pero que si notaba que algo raro hubo en el procedimiento, porque normalmente antes de deportar a alguien se pasa
mínimo un mes en la estación migratoria, que ha de haber sido una orden dada desde arriba. Ya asumiendo mí expulsión me pongo a platicar con ella y le digo que lugares de Santiago puede visitar el corto tiempo que dure su estadía. El cansancio y la impotencia son demasiadas, me duermo. Me despierto con la cordillera de los Andes en la ventanilla del avión. Bajamos del avión, nos entregan a policía internacional, donde nos toman declaración del porque de nuestra deportación y/o expulsión. Afuera me esperaba mi familia, llantos, besos, abrazos. Nos vamos al hospital a constatar lesiones y rápidamente armamos una conferencia de prensa con televisión y radio, en donde denunciamos la ilegalidad de nuestra expulsión y la brutalidad policial de la que fuimos objeto.

2.- Después de lo que les he contado quisiera hacer de su conocimiento mi total rechazo, indignación y rabia ante:

a) la utilización de la violencia física, psicológica y sexual como arma de tortura y coerción en contra de las mujeres.

b) la brutalidad policial de la que fuimos objeto todos los detenidos, más allá de nuestras nacionalidades.

c) la ilegalidad de mi deportación en dos sentidos: por haber estado mis papeles migratorios en regla y por el rechazo al amparo presentando, argumentando mi ausencia en el país, cuando yo aun estaba en México.

3) Por lo expuesto anteriormente anterior, estamos estudiando con nuestros abogados, orientar nuestras acciones tendientes a lograr:

a)Se nos restituya el derecho a seguir estudiando en México por medio de todo tipo de gestiones con el gobierno chileno y mexicano;

b)gestiones a nivel diplomático con la embajada de México en Chile; c) poner una querella criminal contra la policía por delito de lesiones

d ) entablar una demanda contra el estado mexicano por deportación ilegal.

¡No a la violación , no al uso de mujeres y hombres como objetos, no a la brutalidad y a la tortura, no a la justificación de la violencia!

Atte.
Valentina Palma Novoa
valenpalma hotmail.com
teléfono celular en Chile: 08-2972308

  • 15 de mayo de 2006 08:46, por gavilan

    Este es el capitalismo, hermanos. No son hechos aislados, es su misma esencia: violencia, imposición, abuso, explotación. Caigamos en la cuenta de todo esto y comencemos a oponernos por todas partes. No traen más que muerte y pobreza, y buena vida para unos pocos. ¡Ya está bien de abusos y mentiras!

  • 20 de mayo de 2006 08:16

    Es inconcebible lo que ha pasado con esas mujeres. Lo leo y se me pone la piel de gallina. YA BASTA DE TANTA INJUSTICIA. BASTA.

  • 25 de mayo de 2006 22:54, por Subcomandante Insurgente Marcos

    Buenas noches. Mi nombre es Marcos, Subcomandante Insurgente Marcos.
    Para quienes conocen al zapatismo tal vez no sea necesario explicar qué
    hago aquí, en un acto de mujeres y para mujeres.

    Claro que no son mujeres así nomás, sino mujeres que han decidido alzar la
    voz para protestar por las agresiones que, por parte de la policía,
    sufrieron y sufren otras mujeres a partir de los días 3 y 4 de mayo de
    2006, en San Salvador Atenco, en el Estado de México, en la República
    Mexicana.

    Son, en uno y otro lado, mujeres sin miedo.

    Mi nombre es Subcomandante Insurgente Marcos y soy, entre otras cosas, el
    vocero del EZLN, una organización mayoritariamente indígena que lucha por
    la democracia, la libertad y la justicia para nuestro país que se llama
    México.

    Como vocero del EZLN, por mi voz toman voz los otros y otras que nos
    forman, que nos dan rostro, palabra, corazón.

    Una voz colectiva pues.
    En esa voz colectiva está la voz de las mujeres zapatistas.

    Y con nuestras voces y oídos, están también nuestras miradas, nuestras
    luces y sombras zapatistas.
    Me llamo Marcos y entre los múltiples defectos individuales que cargo, a
    veces con cinismo y desparpajo, está el de ser hombre, macho, varón.
    Como tal, debo cargar, y no pocas veces enarbolar, una serie de
    prototipos, lugares comunes, evidencias.
    No sólo en lo que a mí y a mi sexo o género respecta, también y sobre todo
    a lo que se refiere a la mujer, al género femenino.

    A los defectos que me definen individualmente, alguien agregaría el que como zapatistas tenemos, a saber, el de no perder todavía la capacidad de
    asombrarnos, de maravillarnos.

    Como zapatistas a veces nos asomamos a otras voces que sabemos ajenas,
    extrañas, y sin embargo, semejantes y propias.

    Voces que asombran y maravillan nuestro oído con su luz… y con su sombra.
    Voces, por ejemplo, de mujeres.
    Desde el colectivo que nos da rostro y nombre, paso y camino, nos
    esforzamos por elegir a dónde dirigir el oído y el corazón.

    Así que ahora elegimos oír la voz de las mujeres que no tienen miedo.
    ¿Se puede escuchar una luz? Y si así fuera, ¿se puede escuchar una sombra?
    ¿Y quién más elige, como nosotras hoy, poner el oído, y con él el
    pensamiento y el corazón, para escuchar esas voces?

    Elegimos. Elegimos estar aquí, escuchar y hacernos eco de una injusticia
    cometida en contra de mujeres.
    Elegimos no tener miedo para escuchar a quienes no tuvieron miedo para
    hablar.

    La brutalidad ejercida por los malos gobiernos mexicanos en San Salvador
    Atenco los días 3 y 4 de mayo, y que se extiende todavía hasta esta noche
    contra las presas, particularmente la violencia contra las mujeres, es la
    que nos convoca.

    Y no sólo. Esos malos gobiernos con sus acciones pretendían cosechar
    miedo, y ahora resulta que no, que están cosechando indignación y rabia.
    En un diario de esta mañana, uno de los personajes que, junto con Vicente
    Fox y su gabinete, se enorgullece de “la aplicación del Estado de
    Derecho”, el señor Peña Nieto (presunto gobernador del Estado de México),
    declara que lo de Atenco fue planeado.
    Si esto es así, entonces las golpeadas, detenidas ilegalmente, agredidas
    sexualmente, violadas, humilladas, planearon, entre otras cosas, ser
    mujeres.

    Por los testimonios de esas detenidas sin miedo que son nuestras
    compañeras, sabemos que fueron agredidas como mujeres, violentadas en su cuerpo de mujer.

    Y, por lo que sabemos también de su palabra, esa violencia sobre su cuerpo
    les provocó placer a los policías.
    El cuerpo de la mujer tomado con violencia, usurpado, agredido para
    obtener placer.

    Y la promesa de ese placer sobre esos cuerpos de mujer, fue el añadido que
    los policías recibieron junto al mandato de “imponer la paz y el orden” en Atenco.

    Seguramente para el gobierno, ellas planearon tener cuerpo de mujer y, con
    perversidad extrema, planearon que ése su cuerpo fuera el botín para las
    “fuerzas de la legalidad”.

    El señor Fox, gobernante federal del “cambio” y del “Estado de Derecho”,
    hace unos meses nos aclaró que las mujeres son “lavadoras de dos patas” (a
    confesión de partes, relevo de pagos en abonos y pase usted al
    departamento de atención al cliente).
    Y es que para allá arriba, estas máquinas de placer y de trabajo que son
    los cuerpos de las mujeres, incluyen las instrucciones de ensamblaje que
    el sistema dominante les asigna.
    Si un ser humano nace mujer, a lo largo de su vida debe recorrer un camino
    que ha sido construido especialmente para ella.

    Ser niña. Ser adolescente. Ser mujer joven. Ser adulta. Ser madura. Ser
    anciana.

    Y no sólo desde la menarca hasta la menopausia. El capitalismo ha
    descubierto que en la infancia y la ancianidad también se obtienen objetos
    de trabajo y placer, y para la apropiación y administración de esos
    objetos tenemos “Gobers Preciosos” y empresarios pedófilos en todas
    partes.

    La mujer, dicen allá arriba, debe caminar por la vida implorando perdón y
    pidiendo permiso por y para ser mujer.
    Y andar un camino lleno de alambre de púas.

    Un camino por el que hay que transitar arrastrándose, con la cabeza y el
    corazón pegados al suelo.

    Y aún así, a pesar de seguir las instrucciones de ensamblaje, ir
    recolectando arañazos, heridas, cicatrices, golpes, amputaciones, muerte.

    Y buscar a la responsable de esos dolores en una misma, porque en el
    delito de ser mujeres viene incluida la condena.

    En las instrucciones de ensamblaje de la mercancía “Mujer” se explica que
    el modelo debe tener siempre la cabeza gacha; que su posición más
    productiva es de rodillas; que el cerebro es prescindible y, no pocas
    veces, su inclusión es contraproducente; que su corazón deber alimentarse con frivolidades; que su ánimo debe sostenerse en la competencia contra su mismo género para atraer al comprador, ese cliente siempre insatisfecho que es el varón; que su ignorancia debe alimentarse para garantizar un mejor funcionamiento; que el producto tiene la capacidad de
    automantenimiento y mejora (y para eso hay una amplia gama de productos,
    además de salones y talleres de hojalatería y pintura); que no sólo debe
    aprender a reducir su vocabulario al “sí” y el “no”, sino, sobre todo,
    debe aprender cuándo debe decir estas palabras.

    En las instrucciones de ensamblaje del producto llamado “Mujer” se da la
    garantía de que siempre tendrá la cabeza baja.

    Y de que, si por algún defecto de fabricación involuntario o premeditado,
    alguna levanta la mirada, entonces la implacable guadaña del Poder le
    cercena el lugar del pensamiento, y la condena a sólo andar como si ser
    mujer fuera algo por lo que hay que pedir disculpas, y para lo que hay que
    pedir permiso.

    Para cumplir con esta garantía hay gobiernos que suplen su falta de
    cerebro con las armas y los sexos de sus policías; y, además, estos mismos
    gobiernos tienen manicomios, cárceles y cementerios para las mujeres
    “descompuestas” irremediablemente.
    Una bala, un tolete, un pene, una reja, un juez, un gobierno, en fin, un
    sistema le pone, a la mujer que no pide disculpas ni permiso, un letrero
    que reza “Fuera de Servicio. Producto No Reciclable”.

    La mujer debe pedir permiso para ser mujer, y se le concede si lo es según
    lo indicado por las instrucciones de ensamblaje.

    La mujer debe servir al hombre, siempre siguiendo esas instrucciones, para
    ser absuelta del delito de ser mujer.
    En la casa, el campo, la calle, la escuela, el trabajo, el transporte, la
    cultura, el arte, la diversión, la ciencia, el gobierno; las 24 horas del
    día y los 365 días del año; desde que nacen hasta que mueren, las mujeres
    enfrentan este proceso de ensamblaje.
    Pero hay mujeres que lo enfrentan con rebeldía.

    Mujeres que en lugar de pedir permiso, imponen su propia existencia.
    Mujeres que en lugar de implorar perdón, exigen justicia.
    Porque las instrucciones de ensamblaje dicen que la mujer debe ser sumisa
    y andar de rodillas.

    Y, sin embargo, algunas mujeres hacen la travesura de caminar erguidas.
    Hay mujeres que rompen las instrucciones de ensamblado y se ponen de pie.
    Hay mujeres sin miedo.
    Dicen que cuando una mujer avanza, no hay hombre que retroceda.
    Depende, digo yo desde mi machismo reloaded, mezcla de Pedro Infante y
    José Alfredo Jiménez.

    Depende, por ejemplo, si el hombre está frente a la mujer que avanza.
    Mi nombre es Marcos, tengo el defecto individual de ser hombre, macho,
    varón; y la virtud colectiva de ser los que somos, las que somos
    zapatistas.

    Como tal, como tales, confieso que me asombra y maravilla ver a una mujer
    levantarse y ver saltar, rotas en pedazos, las instrucciones de su
    ensamblaje.

    Es tan hermosa una mujer de pie, que da escalofríos el sólo mirarla.

    Y escuchar es eso, aprender a mirar…
    Salud a estas mujeres, a nuestras compañeras presas y a las que aquí se
    congregan.

    Salud a su no tener miedo.
    Salud a la valentía que nos contagian, a la convicción que nos transmiten
    de que si no hacemos nada para cambiar este sistema somos cómplices de él.
    Desde la Otra Ciudad de México.
    Subcomandante Insurgente Marcos
    México, Mayo del 2006.
    P.D. QUE PREGUNTA: ¿Qué castigo merecen los gobernantes, mandos y policías
    que atacaron así a las mujeres, a nuestras compañeras? ¿Qué castigo merece
    el sistema que ha convertido el ser mujer en un delito? Si callamos, si
    miramos para otro lado, si dejamos que la brutalidad policíaca en Atenco
    quede impune, ¿quién estará a salvo? ¿No es entonces de elemental justicia
    la libertad de todas las presas y presos de Atenco?

    Audio Disponible:

    http://enlacezapatista.ezln.org.mx/...
    el tren digital. plataforma de comunicación y enlace para el desarrollo

    • 5 de marzo de 2007 19:34, por KELO

      Estimado Marcos : creo que nadie tiene derecho de abusar de las mujeres y niños , tampoco se debe abusar de los hombres por que son seres humanos con derecho a una vida digna de libertad justicia y PAZ .Torturar al enemigo o abusar de el como, en estos momentos hace EE.UU con Irak es tan cobarde y ruin como el propio enemigo . Uno debe pensar en el FUTURO de todos esos niños que crecen y que nacen si ustedes no pueden PIDAN AYUDA que eso los dignifica y los hace mas fuerte ahun por que reconocer que no se puede es de un verdadero guerrero.

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