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Nueva Orleans: disparar a matar

Nueva Orleans: disparar a matar

Los primeros soldados llegan con órdenes de
«disparar a matar» contra los saqueadores

La ayuda empezó a llegar ayer a Nueva Orleans cinco días después del desastre del huracán, pero la ciudad está sumida en el caos, inundada, con incendios incontrolados y bandas de pistoleros que aterrorizan a decenas de miles de refugiados atrapados en ella desde el lunes.

Efe, Washington

Los primeros soldados, que llegan con órdenes superiores de «disparar a matar» en caso de encontrarse con grupos armados de saqueadores, se empezaron a ver ayer en la ciudad, días después de que los responsables federales y estatales, incluido el presidente George W. Bush, asegurasen que la ayuda estaba «de camino» para asistir a los damnificados por el huracán Katrina.

Las tropas llegan armadas con rifles automáticos M-16 y gigantescos camiones normalmente utilizados para el transporte de tanques, pero que ahora acarrean los suministros que desesperadamente necesitan decenas de miles de refugiados.

Se espera que más de 7.000 soldados de la Guardia Nacional lleguen en las próximas horas, según el teniente general de este cuerpo de civiles voluntarios, Steven Blum, quien afirmó ayer que los soldados van para salvar a los ciudadanos de Luisiana y advirtió de que el contingente militar está preparado para acabar con la violencia que padece la ciudad de Nueva Orleans «de una forma rápida y eficiente».

Las situaciones que se han encontrado los soldados en los alrededores del estadio Superdome y del Centro de Convenciones de la ciudad, en las que hay miles de damnificados, han sido calificadas de «vergonzosas» por los propios refugiados y equipos de emergencia. Decenas de miles de personas esperan agolpadas en torno a estos dos puntos, deshidratadas, hambrientas, enfermas y junto a los cuerpos de los fallecidos, algunos por causas naturales, otros ahogados por la crecida de las aguas, pero también muchos otros con disparos, víctimas de la violencia que impera.

Incendios y explosiones

A este panorama se han empezado a sumar en las últimas horas los incendios en diferentes lugares de la ciudad.

La mañana de ayer empezó con la explosión e incendio en una fábrica de productos químicos a las orillas del río Misisipi, a varios kilómetros del centro de Nueva Orleans. La explosión se pudo sentir en amplias áreas de la ciudad y las llamas iluminaron los cielos en la madrugada, la única luz que Nueva Orleans ha podido ver desde que el lunes la ciudad se quedó sin electricidad.

Otros fuegos prendieron en el centro de Nueva Orleans, tanto en edificios industriales como en residencias, pero los bomberos se ven incapaces de controlar las llamas ante la falta de presión en las bocas contra incendios y la imposibilidad de conducir camiones cisterna por las calles inundadas.

La representante demócrata Carolyn Kilpatrick se declaró ayer «avergonzada de Estados Unidos, de mi país» y criticó duramente a las autoridades federales por su inacción y por permitir que el caos se apodere de una de las regiones más pobres del país.

La llegada de las tropas al estadio Superdome y el Centro de Convenciones se produjo pocas horas después de que los medios de comunicación empezasen a transmitir imágenes de cadáveres en los alrededores de estos dos puntos.

La evacuación de los principales hospitales del centro de Nueva Orleans se reanudó ayer tras estar paralizada en las últimas horas por lo que un portavoz calificó de «desobediencia civil».

Las autoridades explicaron que el Hospital Charity es el que registra las peores condiciones con más de un centenar de enfermos a la espera de ser evacuados, junto con unos 900 trabajadores y 300 familiares.

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