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Correo Tortuga - Concha Martín

Encuentro contra la impunidad en San José (Colombia): una crónica en primera persona

Encuentro contra la impunidad en San José (Colombia): una crónica en primera persona

G. escribió:

A finales de Septiembre se reunieron muchas de las comunidades campesinas e indigenas de resistencia colombianas y colaboradores de muchos países en la fertil vereda de La Union ( Comunidad de Paz de San José de Apartadó ).

El Encuentro empezó con una visita al lugar donde 8 miembros (incluidos 2 niños y un bebe) fueron brutalmente asesinados y mutilados por la brigada 17 del ejercito Colombiano hace siete meses. También fueron visitados otros lugares donde miembros de la comunidad fueron asesinados tanto por el estado y sus paramilitares como por la guerrilla. Estas visitas - en realidad largas, difíciles y sudorosas caminatas subiendo y bajando por senderos embarrados de la selva - no eran solo peregrinaciones sino operaciones de búsqueda y rescate de los restos de las muchas victimas enterradas en fosas a lo largo de los años. La obligación del rescate recae en el estado ya que la exhumación de cadáveres por ciudadanos privados es ilegal. Muchos sectores del estado Colombiano tienen un interés en que no se cuenten a las victimas asesinadas en esta guerra contra la población, por eso las múltiples peticiones de que el estado exhume estos cadáveres fueron desoídas.

A la mañana siguiente las mujeres locales, que habían estado toda la noche cocinando para nosotros, nos entregaron nuestro almuerzo de arroz y frijoles envueltos en hojas de plataneros. 3 equipos con un total de mas de 120 personas salimos en distintas direcciones. Fui en el de mediana-baja dificultad; caminamos “solo” seis horas a nuestro campamento base, una granja junto con una escuela en ruinas en medio de espectaculares montañas selváticas. En esta área, antiguamente productiva, ya no vive nadie debido a las constantes masacres paramilitares y robos. Comimos y dejamos un equipo cocinado la cena mientras nos dirigíamos al rió Mulatos.

Fuimos rió abajo por 2 horas acompañados de fuertes lluvias tropicales hasta que llegamos a un estrecho camino selvático que llevaba a una simple cruz de madera. Esta cruz marcaba el lugar donde Luís Eduardo, su novia y su hijo fueron asesinados con machetes. Esperamos a que todos llegasen con la lluvia y los mosquitos acompañándonos por un rato. A pocos metros hombres con palas buscaban los restos de una joven mujer que había sido asesinada, hace cuatro años por la guerrilla, acusada equivocadamente de ser una confidente del ejercito. Un joven escondido vio donde la enterraban pero no estaba con nosotros. (Vino al dia siguiente y los restos fueron encontrados) Volvimos rió arriba en la oscuridad, mojados, fríos y con las manos vacías en busca de nuestra cena campesina. Esperábamos con aprensión a otro equipo que había ido a buscar los restos en un lugar aun más lejano que el nuestro; habíamos visto basura abandonada de una patrulla del ejército y habíamos escuchado disparos a lo lejos. Finalmente bien pasado el anochecer llegaron aun más mojados y embarrados que nosotros pero seguros y a salvo.

Nos acostamos sobre el suelo de tierra en una ruina sin paredes, agrupados en pequeños grupos para mantenernos calientes. Había familias de campesinos que habían venido a buscar los restos de amigos y familiares; también algunos indígenas Nasa y sus guardianes acurrucados cómodamente en una esquina, todos se reían ya que casi siempre están de buen humor en casi todos lados; grupos de ONGs inglesas, neo zelandesas, canadienses, italianas y estadounidenses hablaban con sindicalistas colombianos en otra esquina; 2 fornidos españoles y yo debajo de una red antimosquitos; 2 jóvenes colombianos que hacen documentales; y un grupo extrovertido de grandes hombres negros de las comunidades del pacifico que evitaban el frió flirteando con todas las chicas. De alguna manera a pesar del frió, el barro y la ausencia de sacos de dormir la naturaleza trágica de nuestra misión se transformo en calor, risa y nuevas amistades.

A la mañana siguiente fuimos a otro lugar en el bosque cerca del rió para exhumar los restos de un joven, que había sido asesinado por un conocido asesino en serie y jefe de paramilitares, el Cordillera, por haberse negado a huir cuando vinieron a robar su Ganado. El era el dueño de la granja en ruinas en la que dormíamos. Los hombres que excavaban el blando y fértil suelo hablaban calladamente del muerto, su familia y lo cerca que ellos mismos habían estado de la muerte. A medida que los huesos se desenterraban un sacerdote, Javier Giraldo, hablaba de cómo la muerte no es el final. Este tipo de conversación siempre me ha parecido demasiado sumisa frente a la injusticia de la violencia pero cuando esta acompañada por esta activa y rebelde solidaridad, trayendo a los muertos a descansar con sus familias y sus comunidades y no dejando a sus asesinos contar sus mentiras en paz, suena creíble.

Unos días mas tardes una multitud de bebes fueron bautizados y los restos de las 6 victimas fueron bendecidos y enterrados en el nuevo cementerio.

Pero como podemos evitar mas masacres, las cuales se están planeando ahora mismo mientras re-enterramos a los muertos? Recibimos informes de campesinos en las laderas cercanas a los que se les ha informado que o venden baratas sus granjas a los paramilitares o morirán. En nuestra caminata nos encontrábamos a unas pocas horas caminando de la zona especial protegida donde 21,800 paramilitares han sido discretamente perdonados y legalizados en los últimos meses. No tienes ni que dar compensación alguna a sus decenas de miles de victimas o devolver las grandes áreas de tierra que han robado a campesinos, negros y comunidades indígenas, sin ni siquiera tener que admitir sus crímenes. Unos de los jefes paramilitares en la zona se le oyó decir que el área de San José de Apartado es ahora suya ... Todo esto significa que la guerra de verdad apenas ha empezando.

Hay mucha gente Buena en el estado colombiano que calladamente apoya a la comunidad de paz pero lo hacen a riesgo de su vida y trabajo. Al mismo tiempo Estados Unidos vía el plan Colombia apoya a los peores elementos del estado, al gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Hay mucha gente que se sorprende mucho de la bueno opinión que se tiene de Uribe Vélez en Colombia. Un abogado nos contó en las reuniones que siguieron a estas caminatas “La situación de los derechos humanos es Colombia esta en uno de los puntos mas bajos en la historia pero con una gran diferencia - ahora la mayoría cree que las cosas están mejorando!!!

Cualquier persona que tenga el interés y el tiempo para ayudar, por favor escriba a su ministro de exteriores y dígale que no apoye la cínicamente llamada ley de justicia y paz que esta siendo usada para legalizar paramilitares al mismo tiempo que siguen robando y asesinado. Por favor ayúdennos a que se sepa la verdad. La guerra no es contra la guerrilla o contra los cultivos de drogas. Es una guerra contra gente común que desgraciadamente para ellos viven en áreas de riqueza mineral que son de importancia estratégica para compañías multinacionales. San José tiene tierras muy fértiles, agua, petróleo y carbón.

If you would like to inform yourself on San Jose and its history, you can look up:

http://www.colombiasupport.net/sanj... or

http:// www.cdpsanjose.org which is in Spanish but also has an excellent picture gallery.

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