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Diagonal

Empresas españolas tras la matanza de kurdos en Iraq

Empresas españolas tras la matanza de kurdos en Iraq

COMPAÑÍAS LOCALES VENDIERON COMPONENTES PARA FABRICAR ARMAS QUÍMICAS

La reciente condena de un empresario holandés por facilitar entre 1984 y 1988 materias primas para la fabricación de armas
químicas a Iraq, obvia las complicidades españolas.

R. C.
Madrid

El pasado sábado 24 de diciembre, el diario El País publicaba un artículo de su corresponsal en La Haya, Isabel Ferrer, con un encabezamiento que decía «Un tribunal holandés califica de genocidio la matanza con gas de 5.000 kurdos en el norte de Irak en 1988». La crónica daba cuenta de la condena a 15 años de cárcel al industrial Frans van Anraat por haber facilitado entre 1984 y 1988 materias primas al régimen iraquí para fabricar gas nervioso y gas mostaza. Hasta aquí noticia de fuera. El titular de dentro es «España vendió componentes para armas químicas a Sadam Hussein y no ha pasado nada».

La desmemoria se está convirtiendo en un arma de destrucción masiva. Sobre todo cuando se utiliza desde el Estado activando toda suerte de recursos públicos en favor de una causa impresentable. Se hizo durante la transición española para poner en la misma balanza a dos bandos, víctimas y verdugos, que para nada eran equivalentes. Y se ha hecho recientemente en el tema de Iraq para justificar una acción ilícita, desde el punto de vista de la moral y del derecho internacional.

Porque la fase realmente preventiva de la guerra contra Iraq no ha sido la brutal invasión militar por parte de la coalición anglonorteamericana. La verdadera acción preventiva consistió en la utilización global de otra eficaz arma de destrucción masiva: la manipulación mediática para hacer ver que el último Sadam era un peligro mundial insoportable, ocultando el hecho de que fueron precisamente los Estados Unidos y sus aliados quienes lo armaron.

Sólo en el período comprendido entre los años 1980 y 1987, el Estado español exportó armas al Iraq de Sadam Hussein por valor de 28.700 millones de pesetas constantes de la época, siendo el grupo español Explosivos Río Tinto (ERT) su principal proveedor con un montante de suministros de todo tipo que llegó a los 13.300 millones (Vicenç Fisas, Las armas de la democracia, 1989). Con un par de agravantes a destacar de este siniestro negocio. Uno, que el mismo tuvo lugar durante el periodo socialista. Dos, que la guerra Irán-Iraq sirvió a ERT -que a partir del 1988 caería en la órbita del equipo del delincuente financiero Javier de la Rosa y del actual dirigente del PP Josep Piqué- para establecer una relación privilegiada con el regimen que una década más tarde sería el paradigma del Estado genocida.

Pero no sólo las empresas de la rama de la Defensa hicieron el agosto con Sadam facilitándole armas convencionales. Según diversas fuentes, el dictador iraquí también debió recibir por está vía parte del material utilizado para la fabricación de su arsenal químico. «Hay documentos que demuestran el envío de dos toneladas de gas mostaza desde la base de Torrejón a Iraq en un avión procedente de los Estados Unidos. Posteriormente, una misión de Naciones Unidas que inspeccionó el territorio iraní afectado por el gas mostaza descubrió una bomba intacta con espoleta de la empresa española Expal» (Vicenç Fisas, 1989). O sea, la misma coalición hispano-norteamericana que habría de dar tanto juego en el 2003 junto al trío de las Azores.

Expal, pionera de este tipo de operaciones y filial de ERT, no sólo salió a relucir con el asunto del gas mostaza. En 1988, cuando la guerra Irán-Iraq alcanzaba su maxima contundencia, fue relacionada con la fabricación de la Bomba Explosiva de Aire Combustible (BEAC), un verdadero ingenio de destrucción masiva que produce el efecto de una bomba atómica de tipo táctico. Precisamente ese año se produjo el ataque de Sadam contra el pueblo kurdo, al ser bombardeadas con agresivos químicos algunas de sus principales ciudades. Solamente en la localidad de Halabja fueron gaseados indiscriminadamente más de 5.000 civiles, hecho en que se ha basado la justicia holandesa para condenar al empresario que colaboró con Sadam.

Metalúrgica de Extrusiones (Mexa), otra firma del sector participada por Explosivos Rio Tinto, la propia matriz ERT y la también española Trigre Produits Quimiques fueron citadas en octubre de 1990 por el diario turco Milliyet como supuestamente involucradas en el envío de productos químicos al «carnicero de Bagdad». Por cierto, que según su biografía oficial, el ex ministro Piqué, relacionado con la presunta venta irregular de la petrolera Ertoil al ’banquero’ de S. Hussein en 1991, en la fecha de la denuncia de la prensa turca, ya era consejero de ERT.


Extraido de Diagonal, nº 21, enero de 2006

  • 23 de noviembre de 2010 01:02

    El empresario Holandes juzgado y encarcelado, lo fue porque vendió las armas a Irak, sin conocimiento de su gobierno. En España no se puede juzgar a nadie, porque las empresas expotadoras, Expal, ERT, etc... lo hicieron con la autorización del gobierno SOCIALISTA, y ¿no pretenderá usted juzgar a un gobierno?.
    Por favor aclaren este extremo en su artículo. Sino, este artículo resultará algo tendencioso y falto de veracidad.

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