El ejército español y su patrimonio inmobiliario: gestión durante la última década

Seguimos ofreciendo para las personas lectoras de Insumissia algunas de las ponencias presentadas en el reciente encuentro antimilitarista de Jarandilla de la Vera (Cáceres) en el marco del amplio programa de autoformación que AA-MOC viene acometiendo internamente desde hace un tiempo. En esta ocasión se abordó el tema de las transformaciones orgánicas que está sufriendo la institución militar en el estado español en los últimos años. El tema se dividió en cinco ponencias, la tercera de las cuales es la que sigue a continuación.

El ejército español y su patrimonio inmobiliario. Gestión de la última década.

Al estudiar el modo en el que el ejército español ha venido gestionando su patrimonio durante la última década, podemos caer en la tentación de señalar de forma rápida y, en cierto modo, irreflexiva, algunos rasgos que distinguen esta gestión de la ejercida en otros tiempos. Sin embargo, antes de dejarnos arrastrar por la novedad que nos ofrece el dato, debemos analizarlo y concluir si éste afecta sustancialmente a la realidad, si simplemente la maquilla o si se trata solamente de una novedad coyuntural.

Resumiendo, la gestión que hace el ejército de su patrimonio inmobiliario viene definido por las siguientes características:

Es el mayor terrateniente del estado

En el año 2004, el ejército poseía 1 361 895 000 metros cuadrados en el estado español. Entre sus posesiones podemos citar bases aéreas, navales, de intervención exterior, 33 campos de entrenamiento y tiro, academias, más de 20 museos, 16 fortificaciones, 37 bibliotecas de uso restringido...

Todas estas instalaciones, además de ser útiles para el funcionamiento de un sistema fundamentado en el control y la violencia, también sirven como difusores de la cultura militar en su entorno. A pesar de ello, debido a los problemas que ocasionan en el medio y a la conciencia de algunas personas, son frecuentes las resistencias y los movimientos que se oponen a la existencia de estas instalaciones.

Está en un proceso de enajenación de parte de sus propiedades

Sin embargo, en los últimos años, el ejército está desprendiéndose de parte de su patrimonio. Así, el 23 de noviembre del 2008, Ecodiario informaba: “Defensa cuenta con 11 millones de metros cuadrados para su enajenación”.

Este proceso lo está llevando a cabo la Gerencia de Infraestructuras del Ministerio de Defensa mediante subastas, ventas y convenios con otras administraciones. No obstante, y a pesar de los beneficios económicos obtenidos de este modo, en muchas ocasiones el ejército pone trabas para el aprovechamiento civil de sus infrautilizadas posesiones, como se ve en el caso del hospital Gómez de Ulla en Madrid.

Con todo esto, el ejército adaptará su patrimonio para el uso de unas fuerzas armadas menos numerosas y supuestamente preparadas para la reacción rápida.

Se está produciendo una internacionalización de sus estructuras

Esta no es una cuestión nueva, aunque es cierto que ha venido acentuándose en los últimos años. Ya en 1953, el estado español firma con EEUU el Convenio de Defensa y Ayuda Económica Mutua. Fruto de éste, se establecen en territorio español una serie de instalaciones militares de uso conjunto bajo mando español. No obstante se establecía la existencia de zonas de uso exclusivo de EEUU en dichas instalaciones. Un ejemplo bastante clarificador es el de la base de Rota, donde las fuerzas de EEUU dan apoyo a las fuerzas operativas de la OTAN. De sus 2400 hectáreas, 2000 son de uso exclusivo de EEUU y quedan, en la práctica, al margen del control del mando español.

Un hito fundamental en la internacionalización de las instalaciones del ejército español es la entrada de España en la Estructura Militar Integrada de la OTAN en 1996 con el primer gobierno de Aznar. Fruto de ello se inaugura el Cuartel General de Retamares en 1999. Actualmente es uno de los dos Mandos Componentes Terrestres de la OTAN, dependiente del Mando Conjunto Permanente de Nápoles.

Así, el cuartel queda adaptado a las necesidades de un conjunto de fuerzas de acción rápida que ha venido configurando la OTAN desde la Cumbre de Praga de 2002. De dicha cumbre, han quedado vinculadas a la organización atlántica otras instalaciones militares como la base de Bétera.

Por otro lado, el polígono de tiro de las Bardenas o campos de tiro y maniobras como el de Chinchilla o San Gregorio son frecuentemente empleados por fuerzas militares de otros estados. De este último campo hemos de mencionar que es el más grande de Europa y su extensión triplica la del término municipal de Barcelona.

El ejército quiere vender su cara ecológica como gestor

El ejército viene realizando una serie de campañas para promocionar su imagen como gestor concienciado y responsable de zonas naturales de gran valor ecológico. Con tal fin, no han faltado frecuentes apariciones en los medios con información sesgada o la elaboración de documentos como “Iniciativas ambientales de Defensa 2010-2011”. Sin embargo, no debemos olvidar que la tecnología militar está pensada para destruir y que, aunque así no fuera, siempre es deseable que el gozo de nuestros campos no quede reservado únicamente a los miembros de una organización concreta.

De todas formas, los datos nos hablan de una realidad bien distinta. La repercusión que tiene en el medio una instalación militar suele ser peligroso para la naturaleza y para el ser humano. Las molestias y accidentes pueden ser de distinta naturaleza: ruidos, erosión sobre el terreno, impacto de proyectiles dentro y fuera de las zonas delimitadas, destrucción del patrimonio natural y cultural, generación de resudios (en San Gregorio se ha empleado uranio empobrecido), permanencia de munición fuera de los recintos, aviones que se estrellan a dos segundos de vuelo de localidades de 15 000 habitantes, incendios controlados deficientemente... En múltiples ocasiones, aunque parezca ingenuo recordarlo, estos accidentes han ocasionado muertes.

Por otro lado, merece atención especial el hecho de que el polígono de tiro de las Bardenas se encuentre en el interior de una Reserva de la Biosfera de la UNESCO.

Conclusión

Si analizamos con un mínimo de detenimiento las características mencionadas, podemos considerar fácilmente que poco nos dicen por sí mismas de la esencia del ejército. Que las fuerzas armadas estén en un proceso de enajenación de bienes o que sus instalaciones se estén internacionalizando sólo nos muestra adaptaciones concretas a situaciones actuales, pues el ejército se está reestructurando para amoldarse a las nuevas exigencias de control internacional.

Ver también:

Reorganización del ejército español a nivel de personal en la última década

Situación actual del ejército profesional en España: algunos aspectos legales novedosos y su contexto