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¿No acabaríamos antes partiéndole las piernas al empresario cabrón?

Conflicto y Violencia

Conflicto y Violencia

Publicamos este artículo (respetando su ortografía) que nos ha enviado un colaborador que firma como «Raymond K. Hessel». No hace mucho publicamos otro documento de esta misma persona, que con el título «Una reflexión particular parcialmente crítica con la teoría de la Noviolencia» nos dio mucho que hablar y que comentar en Insumissia.
Evidentemente Insumissia no comparte las teorías favorables a ciertas formas de empleo de la violencia como herramienta política que se defienden en el artículo. Sin embargo nos parece interesante la reflexión que hace este amigo, y esperamos que vuelva a dar pie a un constructivo intercambio de puntos de vista. Insumissia.

Más artículos sobre violencia:

La violencia innata del ser humano es un mito (Ashley Montagu)

Literatura Violenta


La violencia forma parte del ser humano desde siempre, lo cual no quere decir que sea deseable. Otros animales también utilizan la fuerza, por ejemplo, l@s depredadores/as, para cazar a sus presas.

No obstante, nos encontramos ante un problema dual: si, de un lado, consideramos que existen formas de violencia legítimas (la legítima defensa); del otro, vemos que la violencia siempre es desagadable, no ya para el/la que la ejerce, sino, sobre todo, para el/la que la padece, que es violentad@, lo cual a menudo le genera sentimientos de odio y/o deseos de venganza (lo cual nos remite a la famosa frase de que “la violencia sólo engendra violencia”).

Además, much@s dirán que el uso de la fuerza - incluso en casos de legítima defensa - rebaja a su agente o agentes a la altura del atacante. En cualquier caso, deberíamos partir de que el diálogo es el método ideal para resolver conflictos.

Si observamos la cuestión a esta distancia, corremos el riesgo de quedarnos atrapad@s por este problema.

Quizá sea mejor examinar un ejemplo concreto. Para hablar de violencia sería fácil recurrir a ejemplos alejados en el espacio (Iraq, Palestina, Chechenia, Líbano), pero, para que l@s primermundistas se sientan identificad@s, será mejor analizar un caso que puede darse aquí y ahora: much@s empresari@s (de la construcción, principalmente) matan a miles de trabajadores/as al negarse a tomar las debidas medidas de seguridad y prevención. La mayoría de ciudadan@s “pasan” de este problema, como “pasan” de casi todo lo que no sea sexo, drogas, televisión o música comercial. En lo que respecta a l@s propi@s trabajadores/as afectad@s, la mayoría de ell@s también “pasa” del problema, porque creen que a ell@s no les pasará nada o porque temen que luchar sea en vano y les cueste el puesto de trabajo.

Esto es importante: el patrón/ona, claramente, se encuentra en una posición de fuerza, pues puede despedirles. L@s poc@s trabajadores/as que quieren defender sus derechos, están en clara posición de debilidad.

Así pues, el problema no puede ser solucionado a través de una movilización u otro tipo de acción de masas. Toda estrategia encaminada a mover masas para solucionar el problema habría de plantearse a largo plazo y, para cuando se tomaran las medidas de seguridad y prevención (si es que alguna vez llegaren a tomarse), otros miles de obrer@s habrían muerto.

Un pequeño grupo de personas conscientes de este problema y dispuestas a darle una solución rápida puede abordar a un@ de est@s empresari@s y encañonarle con un arma. En este momento, las posiciones cambian radicalmente. El patrón o patrona puede despedir a cuant@s trabajadores/as quiera, pero el núcleo activista le tiene en su poder: pueden matarle, herirle, darle una paliza, quemarle el coche, destrozar su casa o, simplemente, bajarle los pantalones y sacarle una foto que, con un poco de suerte, en poco tiempo estará en todos los periódicos. Han asumido una posición de fuerza; no de fuerza argumental, pues esa ya la tenían (ell@s defendían el valor de la vida, frente a un/a empresari@ que defendía su supuesto derecho a matar a l@s proletari@s o, cuanto menos, a amasar fortuna explotándoles hasta la muerte), sino de fuerza física, terreno en el que el ciudadan@ de a pie lleva las de perder frente a quienes controlan el trabajo, la vivienda, el dinero, todos los bienes y servicios (ric@s), las armas (l@s gobernantes y sus mercenari@s: policías, militares, espías) o una parcela de poder armado (grupos de matones de extrema derecha).

Ahí es donde se dirimen muchos problemas, no nos engañemos: en el terreno de la fuerza física. Algun@s defensores/as de la no-violencia dicen (con buena intención, cabe suponer) que utilizar la violencia contra el Poder es en vano, pues, si nos metemos en ese terreno, llevamos las de perder. El hecho es que, en muchos casos, un@ no “se mete” en el terreno de la violencia, sino que es el Poder quien le mete en ella y, una vez metido, sólo hay dos posibilidades: ganar (siendo más fuerte que ell@s, que no más cruel) o perder.

El desenlace del ejemplo es previsible: el empresario o empresaria, en el plazo dado por sus enemig@s o incluso menos, dispone las medidas de seguridad para sus trabajadores/as y est@s ganan la batalla. En caso contrario, evidentemente, será debidamente atacado, quizá, incluso, asesinado, lo cual no dejaría de ser una tragedia, pero una tragedia que, en cualquier caso, podría salvar muchas vidas inocentes.

Con la debida difusión en los medios de comunicación, esta sencilla acción se convertiría en un clamoroso ejemplo para tod@s l@s ciudadan@s del mundo: sabrían que pueden tomarse la justicia por su mano (en el mejor sentido de la expresión, hacer justicia por sí mism@s, sin esperar a que la hagan otr@s) y, en general, gestionar sus propias vidas.

Además, con la reivindicación de la acción por una célula anticapitalista (quién si no), sabrían que l@s anticapitalistas, aunque seamos poc@s, estamos dispuest@s a todo con tal de hacer justicia y llevar nuestros valores a la práctica, a la vida cotidiana.

¿Y el diálogo? El diálogo, de cara al acuerdo, es el método ideal de resolución de conflictos, hemos dicho. ¿La violencia niega el diálogo? No, no lo niega; la historia lo ha demostrado una y mil veces, sin embargo, lo dificulta.
La violencia siempre agrede a quien la padece y, en consecuencia, no parece muy compatible con el respeto, base de la convivencia, la (re)conciliación, la justicia y, en última instancia, la paz.

La violencia dificulta el diálogo pero, a la vez, es compatible con él, por tanto, la utilización racionalista de la violencia no pasa por empezar nuevos conflictos a través de la fuerza sino por utilizarla como palanca para devolver aquellos conflictos que ya se están dirimiendo en ese terreno, al terreno del diálogo; el de la fuerza de la razón y los argumentos.

El ejemplo de conflicto antes analizado no es un ejemplo aislado. Forma parte de un conflicto larguísimo, extendido a lo largo y ancho del mundo: la lucha de clases.

L@s opresores/as y oprimid@s están irremediablemente enfrentad@s por sus intereses opuestos. Esto no se limita a que l@s empresari@s no inviertan en medidas de seguridad y prevención de accidentes, matando en el camino a más trabajadores/a que todas las guerras juntas, también se ve en toda clase de abusos, humillaciones y vejaciones: la sobreexplotación, la explotación, los abusos sexuales en el trabajo, los despidos, la dependencia, la alienación, la financiación del estado, etc.

¿Puede resolverse este conflicto a través del diálogo?
Volvemos al tema de antes: la diferencia entre fuerza argumental y fuerza física. La fuerza argumental ya la tenemos, sabemos que una sociedad dividida en clases va contra los derechos humanos, contra nuestras aspiraciones más elementales: una vida digna, para empezar, en la cual podamos ser felices. El problema es que no nos escuchan nuestr@s enemig@s, ni siquiera lo hace la mayoría de nuestr@s potenciales compañer@s.

De todos modos, la existencia de ricos que han luchado contra el capitalismo (Karl Marx, Friedrich Engels, Giangiacomo Feltrinelli) demuestra -aunque no hacía falta- que nosotr@s luchamos, en primer lugar, con argumentos e ideas. Pero la cuestión no es que nos escuchen o no. No se trata de llegar a una conferencia de paz entre tod@s l@s opresores/as y tod@s l@s oprimid@s del mundo, en que acordemos instaurar el comunismo libertario.
Lo más realista probablemente sea analizar todas las facetas de la vida, buscando un punto transformador en el cual “abrir brecha” para conquistar parcelas de libertad, igualdad y solidaridad.

En esa estrategia, tanto el diálogo como la violencia tienen cabida, siempre y cuando esta esté sometida a un clarísimo código ético.

  • 13 de febrero de 2007 11:32

    Esto es lo mismo que opinan los opresores: «La violencia es desagradable pero a veces no queda otro remedio».

    Por lo tanto, para cambiar el actual estado de cosas deprimente, ese no es el camino correcto: Por ese camino solo lo perpetuaremos.

    Si un empresaurio no respeta las normas de seguridad laboral, está cometiendo un delito. No hay peor daño para ese empresario que denunciarle ante la justicia ordinaria.

    Quemarle el coche o darle una paliza es cometer otro delito. Un problema no se soluciona añadiendole otro: Hay que cortar el problema de raiz, no sustituirlo por otro peor o igual.

    Los obreros que consideren que se les exige trabajar en condiciones inseguras o insalubres, tienen que negarse a trabajar. Simple y llanamente desobedecer.

    Esta actitud es la que verdaderamente cambia las cosas: Cuando deja de funcionar el trabajo, es cuando se pone nervioso el empresaurio, y es cuando las cosas empiezan a cambiar.

    Por este procedimiento se consiguen muchas cosas secundarias: Por ejemplo se eleva el nivel de respeto del empresaurio hacia los obreros, se establece un dialogo que debe existir siempre, y por ultimo se consigue el fin deseado: Mejorar las condiciones de seguridad laboral.

    Lo contrario (quemarle la casa) no solo no sirve para mejorar el dialogo (nadie dialoga con quien le quema la casa), ni aumenta el respeto (no se respeta a quien no te respeta), ni se obtiene el objetivo deseado (mejorar las condiciones laborales). Solamente se consigue colocar al sistema en un estado diferente, pero que es un callejon sin salida.

    Desobedecer y denunciar son los caminos mas eficientes.

    Tanto en esta web como en otras (y en muchos libros) se ha discutido una y cien veces que la noviolencia es un metodo cientifico, que se debe poner en practica desde un proceso analitico previo que considere todos los puntos de vista:

    ¿Cual es el objetivo? ¿Quien es el opresor? ¿Cuantos estamos de acuerdo en cambiar las cosas? ¿Que resistencia ofrecerá el represor? ¿Que probabilidad de exito tenemos? ¿Cuantas veces tendremos que insistir? y por ultimo ¿Que es lo que le hace mas daño al opresor?

    Casi siempre estas preguntas tienen respuesta sin ninguna necesidad de violencia.

    Desde cierto punto de vista, la accion noviolenta tiene algo de «estrategia militar», solo que no considera la violencia como un medio de alcanzar el fin. No solo por ilegitimo sino tambien por esteril.

    internete
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    PD: La violencia es un desahogo tan perjudicial como fugaz. No puede nada (nunca pudo) contra la imaginacion.

    • 19 de febrero de 2007 20:15, por Raymond K. Hessel

      Yo soy el autor del texto y voy a intentar responder a las cuestiones que se están planteando a partir de mi artículo:

      · una vez más, l@s defensores/as de la exclusividad de la noviolencia argumentáis partiendo de la base de una mayoría (o, al menos, una importante masa) unida por un objetivo común. No parece muy realista tal escenario; como ya dije en el texto no hay ni cristo que quiera defender el derecho de l@s obrer@s a la seguridad... ni siquiera entre l@s propi@s obrer@s. ¿Pueden negarse a trabajar en esas condiciones? Desde luego: serán fulminantemente despedid@s y sustituid@s por otr@s que no pongan reparos. Si el paro o el cambio de sector laboral es la alternativa que la noviolencia propone a esas personas, entenderás que la violencia es una solución más lógica, ¿no?

      · Si denunciamos a un empresario por no cumplir las medidas de seguridad, se echará temblar porque... ah, no, no se echará a temblar, nos dirán que hay que enviar una inspección de trabajo, porque ahora no pueden porque no dan abasto, etc., etc. y si te he visto no me acuerdo, que es lo que suele pasar. Hay que ser muy ingenuo (tener 8 años o vivir en el país de las maravillas, sin ánimo de ofender) para pensar que un régimen burgués - como el postfranquismo de Ecspaña o tantos otros - vaya a anteponer el derecho a la vida a las millonarias ganancias de los Cuevas, Botín, González, Ybarra, etc.

      · Los delitos no son el problema. No sé tú, pero yo no formo parte de la oligarquía, por lo que, a la hora de decidir qué es delito y qué no, nadie me pregunta. Si nosotr@s no decidimos qué es delito y qué no, no vamos a ser tan borregos de preocuparnos por que nuestras acciones no sean delictivas, (más que a nivel práctico) sino de que sean éticamente aceptables y coherentes

      · No estoy de acuerdo en que uno no dialoga con quien le quema la casa. Puede que la primera vez no, por tozudez y soberbia; puede que la segunda tampoco, pero a fuerza de quemarle la casa (valga como metáfora de la violencia revolucionaria) una y otra vez y ver que no pueden parar el fenómeno, verás como les entran unas ganas locas de dialogar... la cuestión es llevar esa fuerza física en una dirección revolucionaria y no reformista

      · Por otro lado, quemarle la casa a un rico no es incompatible con el respeto hacia su persona, desde el punto y hora en que podrías matarle y no lo haces, precisamente porque no lo consideras aceptable ni necesario. Es una forma de conseguir su respeto mediante el miedo, que no es la forma ideal de conseguirlo, pero es eficaz y válida

    • 20 de diciembre de 2007 01:36, por jhPRznoHJHGOW

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      Ver en línea : wctDdUIoqiFgU

    • 18 de agosto de 2009 19:41, por yo

      «Los obreros que consideren que se les exige trabajar en condiciones inseguras o insalubres, tienen que negarse a trabajar. Simple y llanamente desobedecer.»

      no se si tenemos claro que el obrero si está solo (algo que promociona el sistema actual de contratos), y se queja acaba en la calle aplicandosele la «violencia» de imponerle el desamparo y la miseria, estoy de acuerdo con la no violencia pero creo que el no trabajar en la situación actual, es un suicidio vital para el trabajador,
      por que creen ustedes que traen a los inmigrantes? que hacen propaganda en sus paises? porque quieren esclavos baratos y que no se quejen, y si no obedeces sin chistar te cambian como a una pieza por otra que se alquile más barato

  • 13 de febrero de 2007 12:17

    Si quieres que alguien haga algo, debes mostrarle la salida, no conducirle a un callejon sin salida.

    Debes tratar de cerrar las demas opciones, pero siempre debes mostrar la salida clara al contrario.

    Para resolver conflictos por via noviolenta, hay que tener primero la capacidad de vislumbrar la solucion, y dirigir con todas las fuerzas posibles al contrario hacia ella.

    Al final, el ultimo paso lo debe dar el contrario usando la salida que le hemos mostrado previamente. Pero la decision final debe tomarla el, cuando este convencido que es lo mejor para todos.

    Por otro lado, muchas veces ocurre que nos imaginamos un conflicto que realmente no existe, y solo es un reflejo de nuestras propias frustraciones. Este tipo de conflictos no se puede analizar, puesto que no son conflictos reales sino imaginados.

    Un ejemplo de esto es pensar que los politicos pueden hacer algo por cambiar las cosas. Esto es irreal. Los politicos estan para llevarselo crudo y favorecer a sus amiguetes, por tanto esperar soluciones de ellos es pedir peras al olmo.

    Lo cual no significa que no haya soluciones, simplemente no se pueden alcanzar por medio de elecciones, pero
    esto no significa que no haya soluciones alternativas noviolentas muy efectivas.

    internete
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    PD: Cada problema tiene su solucion.
    Si un problema no tiene solucion,
    entonces no es un problema, sino un producto de nuestra imaginacion.

    • 19 de febrero de 2007 20:40, por Raymond K. Hessel

      · Lo que yo propongo va en la línea que dices: mostrar una salida (que nos interese) para llegar a una buena solución. Por ejemplo, «mostrar» a l@s patron@s que pueden aplicar las debidas medidas de seguridad y prevención, a cambio de respetar sus propiedades, su integridad física y su vida.
      ¿Qué es lo mejor para tod@s? El respeto a los hábitats naturales, el respeto a todas las especies animales, una democracia económica (comunismo), política (libertario), etc. todo eso ya lo sabemos, pero l@s poderos@s se lo pasan por el forro. Ya saben cuáles son nuestros derechos ¡si incluso firmaron su reconocimiento en 1.948, hace casi 60 años! Pero, evidentemente, eso no quiere decir que vayan a respetarlos. Eso lo harán cuando les derroquemos del Poder. Y lo cierto es que ningún movimiento o teórico de la noviolencia ha sabido trazar una estrategia que nos permita pasar del catastrófico estado de cosas actual a un mundo paradisíaco como el que queremos (y al que no tenemos por qué renunciar).

      · Estoy de acuerdo en que hay más futuro en las asambleas populares que en presentarse a las elecciones. Pero eso no quiere decir que no se puedan arrancar algunas victorias... y, evidentemente, siendo minoría como somos, tenemos más posibilidades de conseguirlas por la fuerza (Nicaragua, Chiapas, etc.). Por cierto, ¿estarían l@s palestin@s cerca de conseguir el reconocimiento de su soberanía (como parece que están) si no llevaran 59 años oponiendo resistencia armada al terrorismo sionista?

      · Estoy de acuerdo en que «cada problema tiene una solución». Pero no me vengas a decir que esa solución tiene que ser necesariamente noviolenta, porque no estoy de acuerdo.
      Por cierto, ¿qué solución proponéis l@s noviolent@s para acabar a corto plazo con las muertes en el trabajo? ¿Y con l@s millones que mueren cada año de inanición?

  • 13 de febrero de 2007 13:10

    Bueno, creo que, el artículo parte de una mala definición de violencia. Que yo sepa, la teoría de la noviolencia distingue entre violencia y agresividad: los animales cuando cazan o cuando se sienten amenazados no son violentos, son agresivos, igual que el ser humano. Partiendo de esto, consideramos legítima la agresividad como respuesta innata de defensa y protección, pero no la violencia.

    Entiendo que el texto también dice que si nosotras optamos por la noviolencia, los poderosos lo harán por la violencia y «ganarán». Pero a renglón seguido nos pone un ejemplo práctico de agresión violenta a un empresario que, ante las amenazas o sucumbe o muere y la historia acaba con la noticia en los medios de comunicación y las masas, aleccionadas, tomando conciencia de su poder para hacer justicia y gestionar sus propias vidas. Y yo me pregunto ¿quién es el inocente aquí? porque vamos, ese caso práctico tiene tantas posibilidades de desarrollarse así como las hay de que yo mande una «preocupada y emotiva» carta a Bush y así le convenza de que saque sus tropas de Iraq.

    No sé, estas reflexiones sobre la acción violenta me parecen un poco trasnochadas, y la práctica, que la ha habido, ha demostrado que no funciona.

    • 16 de febrero de 2007 14:15, por komekokos

      ¡kaña al empresario kabrón....kaña...!

      ¿y al ke tiene una tienda kon dos kurrantes..también se les kiebran la piernas....?...¿es zerdo explotador también?

      ..¡kuanto malo hay por el mundo....!

    • 19 de febrero de 2007 20:51, por Raymond K. Hessel

      Si mis reflexiones te parecen «un poco trasnochadas», podrías explicar cuando las has oído antes.
      Reconozco que esa frase me sorprende, porque he leído mucho sobre violencia política (sin ánimo de tirarme el rollo) y no conozco nada ni remotamente parecido a lo que yo propongo... Entre otras cosas, lo propongo por eso, porque es original (que yo sepa) y tiene grandes probabilidades de éxito (visto a priori).

      · Respecto a «la práctica, que la ha habido», te pido por favor que cites casos concretos (si es que realmente los ha habido y no era un farol) y añadiré otra cosa: lo que está claro que no funciona es esperar a ser una gran masa para poder lanzar esas maravillosas acciones de desobediencia civil (que por cierto, ¿dónde están, en las últimas décadas? todos los ejemplos de noviolencia medianamente exitosa son de la primera mitad del siglo XX), de modo que nuestros enemigos sepan quiénes son nuestr@s compañer@s más comprometid@s, para poder matarl@s a ell@s y, así, paralizarnos de terror a l@s demás (Chile, 1.973, por ejemplo).

      · Yo siempre he defendido una utilización muy limitada y racionalizada de la lucha armada (lo puedes comprobar buscando textos míos en esta web, Indymedia Barcelona, mi blog o donde quieras, firmados como B.R.S. o Bruno R.), pero el caso es que yo he propuesto, para acabar con la pobreza en el mundo, secuestrar a l@s más ric@s (Bill Gates, Walton, etc.) y exigir a sus allegad@s que inviertan sus fortunas en el desarrollo agroalimentario y sanitario de todo el mundo. Nadie lo ha hecho ni lo hace, pero se podría hacer con unos pocos comandos y el resultado sería salvar millones de vidas. En poco tiempo. ¿Proponéis l@s noviolent@s alguna alternativa que consiga algo remotamente parecido?

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