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Insumissia - Concha Martín

Carta desde Beirut

Carta desde Beirut

Rasha
4 de julio de 2006

Querid@s tod@s:

Estoy escribiendo desde un café, en la parte oeste de Beirut, en el distrito de Hamra. Está lleno de gente que, como yo, trata de escapar a la tensión incesante de noticias las 24 horas. La electricidad hace un rato que ha sido cortada, y la ciudad sobrevive a base de generadores. El viejo sistema, tan familiar en los tiempos de guerra, donde a los generadores se les concedía un momento de silencio para descansar, ha vuelto de nuevo. El café está a oscuras, hace calor y hay humedad. Las máquinas de café y las batidoras permanecen en silencio. Las conversaciones, los rumores y las frustraciones flotan por la habitación.

Estoy mejor aquí fuera que en casa, siguiendo las noticias, en directo, en el sitio mismo donde se produce la información de nuestra desgracia en mordiscos sonoros. El ruido de los aviones de guerra israelíes inunda de vez en cuando la atmósfera. Arrojan panfletos para llevar a cabo una guerra “psicológica”. Ayer, un atisbo de sentimiento les empujó a aconsejar a los habitantes de los suburbios del sur que huyeran porque la noche prometía ser “caliente”. Hoy, los panfletos avisan de que tienen planes de bombardear todos los demás puentes y túneles en Beirut. La gente acude en masa a los supermercados para hacerse con reservas de comida.

Esta mañana en mis emails a la gente que pregunta si me encuentro bien he escrito que estaba a salvo, y que los objetivos parecían ser estrictamente los sitios de Hezbollah y de sus partidarios, ahora, lamento haber escrito eso. La escalada aumentará. Hasta hace unas horas habían bombardeado solamente los accesos al aeropuerto, como si quisieran poner “límites” al daño. Hace unas horas, cuatro bombas han sido arrojadas sobre los edificios de nuestro flamante y resplandeciente nuevo aeropuerto.

La noche ha sido terrorífica. Los suburbios del sur y el aeropuerto han sido bombardeados por aire y por mar. El apartamento donde vivo tiene una magnífica vista de la bahía de Beirut. Pude ver los barcos israelíes haciendo fuego cuando les venía en gana. Es pasmosa la comodidad con la que se mueven en nuestros cielos, en nuestras aguas, simplemente se dan una vuelta y descargan su violencia y se felicitan a sí mismos.

La astuta franco y anglo parlante burguesía ha huido a las montañas del barrio cristiano. Una convicción largamente asentada de que los israelíes no dispararán a las montañas pobladas de cristianos del Líbano. ¿Quizá esta vez tengan la prueba de que estaban equivocados? Los del Golfo, los Saudíes, Kuwaitíes y otros expatriados, todos han huido del país en autocares vía Damasco, antes de que la carretera fuera bombardeada. Se supone que ellos son la arteria vital de la economía de esta país. El contraste entre su pánico y la osadía desafiante de los habitantes de los suburbios del sur ha sido casi cómico. Esta vez, sin embargo, tengo que admitirlo, estoy cansada de afrontar retos sean los que sean y por la causa que sea. No hay ninguna causa en realidad. Sólo hay una especie de siniestras negociaciones de tipo post Kissinger. Casi puedo oír esta odiosa voz razonando lacónicamente mientras efectúa la destrucción de un país, mientras provoca la muerte de familias enteras, de gente con sus sueños y ambiciones para que los israelíes ganen algo más, siempre más.

Aunque soy incapaz de verlo, me dicen desde la izquierda, derecha y centro que hay un ritmo y un motivo, un gran diseño y una estrategia. La estrategia militar a corto plazo parece querer impedir el transporte y las comunicaciones. Y las centrales eléctricas. Las regiones del sur han sido reconvertidas ahora en pequeños enclaves que no pueden comunicarse la una con la otra. La mayoría no tienen bastante combustible, alimentos ni abastecimientos para llegar a mañana, después de esto, este aislamiento de cada enclave llevará a la tragedia. Los alcaldes y gobernadores están pidiendo ayuda a gritos en la TV.

Todo esto nos trae de vuelta los ecos de 1982, el asedio israelí de Beirut. Mi pesadilla viviente, una de mis pesadillas vivientes. Entonces también era verano. El Ejército israelí avanzaba por el sur y sitió Beirut. Durante 3 meses la administración de Estados Unidos mantuvo despachos urgentes con el ejército israelí para que actuara con moderación. Y los israelíes le aseguraron que estaban actuando como era lo apropiado. Teníamos al comando de la OLP en Beirut Oeste entonces. Me sentía a salvo con los aguerridos combatientes. Como los echo de menos. Entre Hezbollah y el Ejército libanés no me siento segura. Nos encontramos expuestos, sin ninguna defensa. Es patético. Y tengo más edad. Me doy mucha más cuenta del peligro. Tengo 37 años y estoy realmente aterrorizada. El sonido de los aviones de guerra me aterroriza. Ya no reto a nadie, ya no me quedan más luchas. Y no me queda solidaridad, no me quedan causas con las que solidarizarme.

Me encuentro absolutamente destrozada porque nadie sabe qué dura fue la postguerra y la reconstrucción para todos nosotros. Hariri no hizo milagros. La gente trabajó duro y se sacrificó muchísimo para conseguir que las cosas se hicieran. Nadie, excepto nosotros, sabe qué cara y ardua fue la reconstrucción. Cada puente, túnel y autopista, la carretera de ese aeropuerto, todas esas cosas fueron construidas con el sudor de nuestra frente, con un coste de construcción tres veces superior al real porque cada miembro del gobierno, porque cada personaje de la junta de gobierno siria, porque todos los que desempeñaban un papel en el gobierno de Hariri y los que estaban arriba, todos eran unos ladrones. Aceptábamos el robo y el bandidaje solo para que las cosas se hicieran y poder seguir hacia delante. Cada uno de nosotros tenía dos trabajos (No me estoy refiriendo a la elite gobernante, evidentemente), pagaba impuestos para sufragar lo destruido y pagar salarios para alimentar el “pacto social”. Luchábamos y luchábamos contra ese ataque de furia neoliberal, la arrogancia de los consultores económicos y la usura de los créditos simplemente para tener un hermoso país que funcionara mínimamente, donde las cosas se hicieran, que se mantuviera en pie, más o menos. Una sociedad civil árabe próspera. Se sacrificó a la escuela pública en aras de carreteras que sirvieran a las descuidadas áreas rurales y para que se hicieran más ricos una pareja de oficiales sirios, y aceptamos que necesitábamos esa carretera desesperadamente, y estaba el “precario consenso nacional” que teníamos que proteger. Se acabó con las redes de seguridad social, salud para todos, los sindicatos se desmantelaron y fueron cooptados, se ocuparon los sitios públicos y nosotros agachamos nuestras cabezas y asentimos. Los refugiados palestinos fueron empujados cada vez más profundamente hasta olvidarnos de ellos, escondidos de la vista y de las conciencias “para preservar su identidad” se nos dijo y nosotros lo aceptamos. A cambio teníamos un país secular donde Hezbollah y las fuerzas libanesas podían coexistir y dirimir sus combates en el Parlamento sin balas. Nos mordimos fuerte la lengua y tuvimos que aguantar, protestamos y fuimos derrotados, tomamos las calles, desafiamos los toques de queda que el ejército impuso, una y otra vez, para proteger un mínimo de derechos civiles, un mínimo de una apariencia de democracia, y bastó un ataque aéreo para hacer saltar por los aires todos nuestros sacrificios y hacer añicos todo el peaje que habíamos pagado. No es el aeropuerto, es lo que hemos construido durante la postguerra.

Como es habitual en Líbano, el conflicto no es solo el Líbano, el país ha sido paradigmáticamente el terreno en el que se ha librado con violencia un conflicto regional. Naturalmente, las especulaciones abundan. Hay mucho de retórica y también hay teorías:

1. Teoría número uno.

Se trata de Siria, Hamas y Hezbollah que negocian su primacía en las negociaciones con Israel. Hezbollah indicó desde el momento en que capturó a los soldados israelíes que tenían voluntad de negociar junto con Hamás la liberación de los prisioneros árabes en cárceles israelíes. Irán simplemente les respaldaría apoyando a Siria y a Hamás.

2. Teoría número dos.

Esta teoría no trata de la solidaridad con Gaza o el fortalecimiento del poder palestino en las negociaciones para liberar a los presos de las cárceles israelíes. Trata de la bomba nuclear de Irán y de las negociaciones con Europa y Estados Unidos. El negociador iraní dejo Bruselas después de que terminasen las negociaciones y en vez de volver a Teherán, aterrizó en Damasco. Dos días más tarde, -Hezbollah secuestró a los soldados israelíes. La reunión del G8 tiene lugar el sábado. Se suponía que Irán tendría que haber dado algún tipo de respuesta al G8 por entonces. Mientras tanto, muestran al mundo que tienen una amplia esfera de control en la región: Afganistan, Iraq y Líbano. En Líbano suponen una verdadera amenaza para Israel. Los nuevos mísiles de largo alcance que Hezbollah dispara sobre Haifa son el mensaje. Los reyes de Jordania y Arabia Saudita hacen declaraciones haciendo responsable únicamente a Hezbollah de desencadenar esta escalada y eso se entiende como un mensaje para Irán. Irán por otra parte prometió pagar para la reconstrucción de las casas destruidas y la infraestructura del sur. Y amenazó a Israel con el infierno si hacían daño a Siria.

3. Teoría número tres.

Se trata del Líbano, Hezbollah y la Resolución 1559 de las Naciones Unidas (que pide el desarme de Hezbollah y el despliegue del Ejército libanés en el sur). Esta teoría estipula que esta sería una conspiración secreta entre Siria, Irán y los Estados Unidos para acabar con el asunto Hezbollah por las buenas y resolver la crisis libanesa que está pendiente desde el asesinato de Hariri. La evidencia de esta conspiración es el hecho de que Israel se haya abstenido de atacar a Siria hasta ahora. Sustentadores de esta teoría dicen que Israel realizará una fuerte batida contra Hezbollah y desmantelará la economía libanesa con el propósito de crear una crisis interna. Esta resolución tendría como resultado el abandono de las armas por parte de Hezbollah y la creación de una zona tampón entre Israel y Líbano bajo el control del Ejército libanés y del ejército Israelí en el norte de Galilea. Más pruebas favorables a esta teoría son las declaraciones de Arabia Saudita y Jordania condenando a Hezbollah y haciéndole responsable de todos los horrores infligidos sobre la población libanesa.

Hay más teorías... Está también el Gobierno israelí que se enfrenta a un impas y se siente un poco humillado por Hezbollah y Hamas y el Ejército israelí que ha ganado influencia con Olmert.
La tierra de las conspiraciones...¿Divertido? No puedo echarlo a cara o cruz. Pero estoy cansada de pasar días y noches esperando no morir a causa de un proyectil que apunte intencionadamente o que se haya desviado de su objetivo. De ver a la población apaleada, sin techo y preparándose para el duelo. Estoy tan harta...

Rasha

Traducción del inglés: Maria Luz Gonzalez, MdN de Madrid

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