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Comienza una nueva carrera de armamentos a nivel mundial

Acosada por la OTAN, a punto de situarse en Ucrania, y por el enorme rearme estratégico de EEUU, Rusia retorna a las armas

Acosada por la OTAN, a punto de situarse en Ucrania, y por el enorme rearme estratégico de EEUU, Rusia retorna a las armas

inSurGente.- La noticia de que los EEUU estaba a punto de iniciar la instalación de un sistema antimisil en los países más complacientes de Europa, como Polonia y la República Checa, junto a la denuncia por parte de Washington del Tratado ABM -de limitación de los sistemas antimisiles- y la acumulación de noticias sobre nuevos desarrollos armamentísticos del Pentágono, han terminado por provocar una respuesta armamentista por parte de Moscú. Tampoco ha sido ajeno a este final infeliz la implantación de la estrategia de la guerra preventiva y el acelerado desarrollo paralelo de sistemas de armas capaces de llevarla a cabo contra cualquier enemigo.

Prensa Latina (Jorge Petinaud Martínez).- El forcejeo geopolítico que sostienen hoy Estados Unidos y Rusia en el llamado espacio post-soviético acercan a la humanidad a una nueva versión de la carrera armamentista.

Al analizar las relaciones entre esas dos potencias, expertos coinciden en que suscitan seria inquietud pues, por primera vez después de 1989, el mundo se balancea en el límite de una nueva escalada bilateral de las contradicciones castrenses.

En fecha reciente el director del Instituto de Estados Unidos y Canadá de la Academia de Ciencias de Rusia, Serguei Rogov, afirmó que Washington se equivocó al interpretar como una victoria el derrumbe del sistema socialista en Europa del este.

La Unión Soviética dejó de existir como adversario geopolítico, recordó el científico social, y la tarea de impedir que emergiera otro similar pasó a ser la médula de la estrategia norteamericana.

La alianza bilateral fue proclamada en medio de amenazas comunes como el terrorismo internacional y la proliferación de armas de destrucción masiva.

Pero en grado considerable esa colaboración se redujo a fraseología.

Se basa en las relaciones personales entre los primeros mandatarios de ambos países y carece de institutos permanentes de cooperación político-militar, tales como el mecanismo de interacción entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.

Otro ejemplo contrastante es el de China y Estados Unidos, naciones con relaciones comerciales bien desarrolladas que constituyen un factor de estabilidad, pese a las divergencias ideológicas y geopolíticas.

Pero en el caso de la Federación rusa, Estados Unidos y la OTAN iniciaron un cerco militar a partir de 1991.

En términos relativos, Washington continuó gastando en el rubro militar mucho más que antes de la caída del muro de Berlín en 1989.

Esta cifra se aproxima en la actualidad a los 500 mil millones de dólares.

Moscú, por su parte, en medio de la crisis económica que significó la desintegración de la Unión Soviética, redujo significativamente las erogaciones asignadas a su sistema defensivo.

En 1999, un informe del departamento de Estado aseguraba que la capacidad de combate de los militares rusos se encontraba en su peor momento.

Hoy, el Pentágono y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) mantienen bases en los países del Báltico, Polonia, República Checa, Hungría, Azerbaiyán, con la perspectiva de Rumania y Bulgaria, tras la firma de recientes acuerdos.

El académico Rogov señala que el detonante para una declaración oficial de guerra fría podría ser la admisión de Ucrania en la OTAN, proyecto que en la actualidad desarrolla aceleradamente la administración de Kiev con el auspicio de Washington y Bruselas.

La presencia ucraniana en la alianza atlántica no reforzaría al pacto en lo militar, pero cerraría la salida de Rusia al mar por Occidente y le restaría la condición de gran potencia, al aislarla en Europa.

Si a este antecedente se añade el factor de las elecciones presidenciales en ambos países en 2008 y el inevitable cambio de los dos presidentes, es posible que para esa fecha suene el pitoletazo de arrancada de una nueva versión de la guerra fría.

Retorno a las armas

Moscú, por su parte, no se mantiene pasivo frente a estas amenazas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó durante su reciente alocución anual ante el Parlamento que la seguridad de Rusia es una de las premisas principales del presente y del futuro.

Es necesario apoyar la capacidad combativa de las Fuerzas Armadas, subrayó el mandatario, y destacó que los gastos de defensa de la Federación rusa en correlación porcentual respecto al Producto Interno Bruto, se corresponderán con análogos parámetros de otras potencias.

En tal sentido, más de 200 agrupaciones castrenses rusas recibirán una inyección significativa de armamentos y medios técnicos como parte del programa de rearme de 2007 a 2015.

Vladislav Putilin, vicepresidente de la comisión militar-industrial creada a instancias del gobierno en 2005, dijo que la dotación consiste en unas tres mil unidades de tecnología novedosa y cerca de cinco mil armamentos modernizados.

Solo en 2007 esto demandará un gasto de 800 mil millones de rublos (unos 30 mil 769 millones de dólares).

El monto global de financiamiento del programa gubernamental para los próximos nueve años se estima en cuatro trillones 939,4 mil millones de rublos (unos 189 mil 976 millones de dólares).

Se rearmarán más de 300 batallones de las tropas terrestres y de desembarco aéreo.

Asignaciones de armamentos llegarán igualmente a brigadas coheteriles, mientras que la Fuerza Aérea recibirá más de mil sistemas de combate.

La flota también será beneficiada con varias decenas de submarinos y modernas naves, incluidos cinco portadores misilísticos estratégicos.

El ejército ruso recibirá antes de que concluya 2006 una gran cantidad de armamentos y técnica moderna, aseguró el viceministro primero de Defensa, coronel general Alexander Belousov.

Como parte de este rearme, el ministerio castrense comprará 30 blindados del tipo T-90 y más de 180 T-72.

El plan contempla adquirir más de 40 carros de infantería de combate BMP-3 y 100 blindados BTR-80 y BTR-90.

La fuente anunció que se modernizarán los vehículos de combate T-80, 170 blindados y 350 carros de infantería.

La modernización del arsenal se extiende a la aviación, que recibirá un centenar de aviones MIG, 90 vehículos de desembarco aéreo y unos veinte sistemas coheteriles, para los cuales ya se solicitó al Complejo Industrial Defensivo más de 100 misiles de nuevo modelo.

Como aseguró Putin, continuará la política de fortalecer el sistema defensivo ruso con aviones de largo alcance, submarinos y plataformas de despegue, así como la capacidad de las tropas nucleares.

Nada tan parecido a la antesala de una nueva versión de la carrera armamentista.

*El autor es Corresponsal de Prensa Latina en Rusia.

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