casco insumissia fusil roto
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En la semana del 4 de julio, independízate de la guerra y sus criminales

«La guerra es terrorismo. No guardes silencio: Mosul, Raqqa, Daraa...»

«La guerra es terrorismo. No guardes silencio: Mosul, Raqqa, Daraa...»

Gentes pacifistas, antimilitaristas, y solidarias con Siria, de Valencia, Zaragoza, Barcelona, Madrid..., vertebradas en torno la iniciativa #SiriaStopWar, así como integrantes de la propia comunidad siria residente en el estado español, apoyan concentraciones contra la guerra con carácter de urgencia para la semana del 4 de julio. Éste es el comunicado que llama a las concentraciones.

BASTA DE AGRESIONES A LA POBLACIÓN CIVIL: MOSUL, RAQQA, DARAA... LA GUERRA ES TERRORISMO Y ALIMENTA EL TERRORISMO: NO GUARDES SILENCIO.

Concentraciones de protesta contra los bombardeos y crímenes de guerra de la coalición internacional liderada por EE.UU., Rusia, el Gobierno sirio y sus aliados.

El martes 4 de julio de 2017 independízate de la guerra y sus criminales.

Suma tu concentración a las ya convocadas:

Valencia: Consulado de EE.UU., 19h.45’

Zaragoza: Edificio de la antigua Capitanía General de Zaragoza, 20h.

La guerra es terrorismo. No guardes silencio: Mosul, Raqqa, Daraa...

La guerra de Siria ha entrado en su séptimo año. No sólo es una guerra civil provocada por una dictadura criminal en contra de las aspiraciones de buena parte del pueblo sirio, también es un conflicto regional y global, una auténtica guerra mundial ubicada en los territorios de lo que fue Siria. Porque ya no tiene sentido hablar de Siria como la conocíamos; su geografía y demografía han cambiado para siempre por la implacable brutalidad desencadenada en todo el país. La dictadura dinástica, sectaria, asesina y corrupta de la familia Al Assad, en el poder desde el golpe de estado de 1970, jamás podrá considerarse como el gobierno legítimo del país sino como una fuerza de ocupación sobre la propia sociedad.

Ante los terribles ataques que están destruyendo las ciudades de Mosul (en Iraq) y Raqqa, Deir Ezzor y Daraa (en Siria), nos encontramos con un espeso silencio, tanto internacional como regional. También con el silencio de una parte del movimiento antiguerra que se movilizó en 2003 contra a invasión de Iraq. Ninguna razón podrá justificar este crimen de silencio. La impotencia para articular una oposición a la guerra mínimamente coherente está llevando a la izquierda autodenominada “antimperialista”, y obviamente autoritaria, a la más completa irrelevancia en este conflicto; un conflicto «que es lo más importante que sucede ahora en el mundo» (Yassin al Haj Saleh). La causa es que ha interiorizado la misma lógica militarista que permitió la destrucción de Iraq bajo el epígrafe propagandístico de «Guerra contra el terrorismo». La excusa del terrorismo es la que esgrimen todos los estados a la hora de cometer los mayores crímenes. Ya sea en Afganistán, Iraq, Siria, Palestina o Yemen; ya sean los responsables EE.UU., Rusia, Israel, Irán o los países del Golfo.

Desde hace meses, la ciudad de Raqqa está siendo sometida a una campaña de destrucción sistemática perpetrada por la coalición internacional liderada por EE.UU. y sus aliados locales, quienes están aplicando una política de tierra quemada para tomar el control de la ciudad. Los constantes crímenes de guerra contra la población civil excepcionalmente merecen alguna mínima condena porque están amparadas por el pretexto de la lucha contra ISIS; y Raqqa, para los medios de comunicación en general, no es una ciudad habitada por personas que sufren un régimen brutal y sanguinario, sino
el “bastión del ISIS”. El ISIS o Daesh es un fenómeno que se ha nutrido del caos en la región que contribuyeron a crear todos los que ahora lo combaten militarmente.

Cientos de civiles han sido asesinados o heridos durante las últimas semanas. Esto junto con la destrucción masiva de la infraestructura de la ciudad, las zonas residenciales y los servicios públicos necesarios para la vida. Todos estos estragos se producen antes de que las FDS siquiera hayan entrado en la ciudad propiamente dicha. ¿Qué pasará cuando eso finalmente ocurra? ¿En qué se parece esto a una “liberación”? ¿Tiene el mismo sentido la palabra “liberación” para los habitantes de Raqqa que para esos ejércitos que van a “liberarla”? Hay muchas preguntas importantes sin respuesta en el continuo muro de silencio que ahoga a la ciudad.

La coalición internacional liderada por EE.UU. junto a sus aliados de las FDS han matado a más civiles en Raqqa durante la “batalla para proteger a los civiles y vencer al terrorismo” que el propio ISIS durante los últimos cuatro años de guerra. ¿Cuál es su definición de terrorismo? Sólo entre el mes de marzo y el 10 de junio de este año más de 650 personas habían sido asesinadas por las fuerzas de la coalición en la ciudad de Raqqa. El número de víctimas de los ataques terroristas atribuidos al llamado “terrorismo islamista” en Europa, en todo 2017, y que merecen toda la atención de los medios de comunicación, asciende a 36. El día 9 de junio por la noche la aviación estadounidense llevó a cabo numerosos ataques con munición de fósforo blanco, prohibida por las convenciones internacionales para ser empleada contra la población, matando a 15 personas.

Por otra parte, la ciudad meridional de Daraa, junto a la frontera jordana, ha sido sometida a una salvaje campaña militar desde el primero de junio de este año. Es un intento de las fuerzas de Bashar al Assad junto a numerosas milicias extremistas apoyadas por la aviación rusa, de irrumpir en las áreas civiles controladas por la oposición. Se ha utilizado armamento diverso, que incluye bombas de barril y misiles de corto alcance, además del uso de napalm inflamable, internacionalmente prohibido. Estas fuerzas continúan bombardeando la ciudad con ataques aéreos y proyectiles de artillería dirigidos a civiles y servicios públicos, causando masacres diarias y destrucción de infraestructuras, en un intento flagrante de aterrorizar la vida civil de la ciudad.

Es importante señalar que las incursiones militares del régimen y sus aliados provocan una crisis humanitaria y pone en peligro la vida de unas 70.000 personas. También amenaza el proceso político, la consolidación de las zonas de distensión y anuncia el colapso de los acuerdos de Astana. La presencia de las milicias sectarias de Hezbolá cerca de la frontera israelí tampoco augura mayor estabilidad.

- Denunciamos a la dictadura siria y los intentos de restaurar su legitimidad en un eventual proceso de paz, a pesar del número enorme de crímenes contra los derechos humanos y crímenes de guerra documentados. Condenamos los crímenes cometidos por Al Assad, Rusia y las fuerzas iraníes y exigimos el fin de los bombardeos indiscriminados. La gente debe saber que la población de Daraa está sometida diariamente al asesinato sistemático por los bombardeos rusos, los misiles iraníes y los ataques terrestres de Hezbolá con la bendición de las fuerzas de Assad. Condenamos los bombardeos indiscriminados y los crímenes cometidos, por la coalición internacional liderada por EE.UU. y sus aliados, en Raqqa y otras ciudades de Siria y en Iraq.

Exigimos que los estados miembros de las Naciones Unidas paguen su cuota para que pueda iniciar su trabajo la Comisión de investigación de crímenes de guerra en el conflicto sirio, decidida por la Asamblea General hace seis meses, y que las investigaciones continúen hasta su conclusión y rendición de cuentas.

- Hacemos un llamamiento a todos los colectivos y activistas antiguerra, medios de comunicación y organizaciones de derechos humanos, para que denuncien los hechos y para que participen y difundan en esta acción solidaria para apoyar la resistencia civil pacífica en Raqqa, en Daraa y en otras ciudades de Siria.

- Reclamamos que se derribe el muro de silencio que rodea a los civiles sirios, quienes en las peores circunstancias imaginables han sido capaces de oponer resistencia a la sectarización y a la militarización durante el conflicto sirio, que ha sido capaz de auto-organizarse y mantener los servicios básicos para la vida en medio de la muerte, la destrucción y el silencio.

No existe ninguna preocupación por la defensa de los derechos humanos, la justicia social o la satisfacción de las necesidades de las personas que viven en Siria y los demás países de Oriente Medio. Frente a esta geopolítica de la masacre permanente (que únicamente busca consolidar áreas de influencia, redibujar fronteras y garantizar los intereses de potencias regionales e internacionales) el pueblo sirio ha demostrado ser capaz de oponerse pacíficamente, tanto al autoritarismo y la brutal represión del Gobierno como a los grupos armados extremistas cada vez que el ruido de las bombas ha cesado por un momento. En la ciudad de Idlib, la resistencia civil pacífica (la revolución secuestrada) ha sido capaz de hacer retroceder sin intervención militar a Jeish al-Fateh, un conjunto de milicias salafistas que incluye a Jabhat Fateh al-Sham —conocido como Frente al-Nusra— y recuperar parcialmente el gobierno local. Es esto lo que debemos reivindicar, hacer visible y apoyar desde el antimilitarismo, el pacifismo y la noviolencia.

Junio de 2017

Alternativa Antimilitarista - Moc
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