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Los movimientos de la sociedad civil hacen un llamamiento a la acción inmediata para detener la guerra siria

Los movimientos de la sociedad civil hacen un llamamiento a la acción inmediata para detener la guerra siria

Fuente: International Peace Bureau (IPB)

«19 de octubre de 2016. La masacre en masa y crímenes de guerra de los que hoy somos testigxs en Siria merecen el más alto nivel de compromiso de la ciudadanía: exigen un compromiso a nivel mundial para lograr un alto el fuego y la apertura de un proceso para llegar a una solución política. El asunto no puede ser más urgente.»

Como consecuencia de las discusiones en su congreso de Berlín (principios de octubre), IPB* propone los siguientes 6 elementos de un plan de paz.

«No es una estrategia exhaustiva, pero ofrece una orientación para la acción internacional de la sociedad civil en las próximas semanas y meses, especialmente para quienes estamos en países occidentales...»

Para la declaración completa, echa un vistazo aquí.

Si prefieres la traducción original de IPB al español, la puedes consultar aquí.

*La Oficina Internacional por la Paz o IPB (en inglés: Permanent International Peace Bureau y en francés: Bureau International Permanent de la Paix) es la organización internacional más antigua dedicada a buscar soluciones a los conflictos mediante la paz. En 1910 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.

El Congreso Mundial «Disarm! For a Climate of Peace» (¡Desarme!, Hacia la construcción de un Clima de Paz), organizado por el International Peace Bureau se celebró del 30 de septiembre al 3 de octubre de 2016 en la Universidad Técnica de Berlín, y tenía como objetivo principal trasladar la problemática del gasto militar en un debate público más amplio sobre el futuro de la humanidad y del planeta. A través de los diferentes talleres y conferencias, el Congreso buscaba también fortalecer la comunidad global del activismo y la colaboración para trabajar por un mundo sin guerra.

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES HACEN UN LLAMAMIENTO A LA ACCIÓN INMEDIATA PARA DETENER LA GUERRA SIRIA

19 de octubre de 2016. La masacre en masa y crímenes de guerra de los que hoy somos testigos en Siria merecen el más alto nivel de compromiso de los ciudadanos: exigen un compromiso mundial para lograr un alto el fuego y la apertura de un proceso para llegar a una solución política. El asunto no puede ser más urgente.

Como consecuencia de las discusiones en el congreso de Berlín (principios de octubre), el IPB propone los siguientes 6 elementos para un plan de paz. No es una estrategia exhaustiva, pero ofrece una orientación para la acción internacional de la sociedad civil en las próximas semanas y meses, especialmente en los países occidentales.

1. No hacer daño (Do no harm). Hay límites que cualquier gobierno - incluyendo los EE.UU., el más poderoso - es realmente capaz de plantear. Pero cuando las acciones emprendidas por ellos sobre el terreno empeoran la situación, la respuesta a esas acciones debe basarse en el juramento hipocrático: en primer lugar, no hacer daño.

Esto significa detener los ataques aéreos en cualquier lugar, detener la destrucción de las personas y ciudades. Atacar hospitales y escuelas es un crimen de guerra.

En este momento, en Alepo los principales culpables parecen ser el régimen de Assad y Rusia. Sin embargo los EE.UU. y algunos de sus aliados también tienen un largo historial de ataques aéreos sobre la población civil - en su caso, en otras partes de Siria y en países que van desde Afganistán a Libia o Yemen.

Cada bomba es un exceso, especialmente porque, de hecho, tienden a fortalecer a las organizaciones extremistas. Por otra parte, no es sólo por los los ataques aéreos.

Cualquier tipo de apoyo a las partes contendientes desde el exterior, también debe cesar (en la traducción remitida por IPB: «Los espacios de lucha, la formación, y los suministros de las fuerzas militares externas también deben cesar»).

2. Hacer realidad la desmilitarización sobre el terreno (“no boots on the ground”). Hacemos un llamamiento para la retirada de todas las tropas, incluyendo fuerzas especiales, así como de los aviones extranjeros y drones del espacio aéreo sirio. Sin embargo, no apoyamos la creación de una zona de exclusión aérea, lo que requeriría patrullas aéreas de los miembros del Consejo de Seguridad, lo que, a su vez, significa un riesgo de conflicto directo entre los EE.UU. y Rusia. Esto es especialmente peligroso cuando las tensiones entre ellos están aumentando, y también podría intensificar aún más la lucha sobre el terreno. La presencia de tropas de Estados Unidos ofrece exactamente lo que ISIS y otras organizaciones extremistas quieren: tropas extranjeras en su territorio, suministrando potenciales reclutas ante la renovada evidencia de la intromisión occidental en los países musulmanes, así como proporcionando miles de nuevos objetivos. Esto es idéntico al objetivo de Al Qaeda, de hace 15 años, que consistía en provocar a los EE.UU. para enviar tropas a su territorio con el fin de luchar contra ellos allí.

Esto no quiere decir que nuestro objetivo sea dejar el territorio libre a las fuerzas del Gobierno. La intención de retirar las fuerzas extranjeras es apaciguar el conflicto y abrir rápidamente las conversaciones sobre un acuerdo político. Si bien esto, por supuesto, contiene un elemento de riesgo para la población civil, también lo hacen las políticas actuales que permiten la masacre en masa para poder continuar.

3. Detener el envío de armas. El IPB cree que se deben tomar medidas en la dirección de un embargo de armas completo y absoluto. Los sirios «moderados» abastecidos por Estados Unidos a menudo son captados (o sus combatientes desertan) por ISIS, por la franquicia siria de Al-Qaeda, o por otras milicias no tan moderadas. La acción armada tanto de los extremistas o de los gobiernos o milicias «moderados», supuestamente apoyados por Estados Unidos, trae como resultado más y más violencia contra la población civil. Los gobiernos occidentales deben poner fin a su práctica de ignorar las violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional cometidos con sus armas y por sus aliados. Sólo entonces podrán tener la credibilidad para instar a Irán y Rusia para poner fin al suministro de armamento al régimen sirio. Los EE.UU. podrían, si quisieran, poner fin de inmediato a los envíos de armas de Arabia, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y otros, dirigidos a Siria mediante la aplicación de restricciones de usuario final, con la consecuencia de perder todo acceso futuro a las armas norteamericanas. Si bien es cierto que una votación del Consejo de Seguridad para prohibir la venta de armas es casi seguro que sería vetada por uno u otro lado, se ha abierto una importante vía con la entrada en vigor del Tratado de Comercio de Armas. Además, las prohibiciones unilaterales de armas pueden y deben ser puestas en funcionamiento inmediatamente.

4. Construir relaciones diplomáticas, no militares. Es el momento de que la diplomacia pase al centro del escenario, no sólo como una actividad complementaria a las acciones militares. La diplomacia de los superpoderes que vemos constantemente en nuestras pantallas de televisión debe ir acompañada de la diplomacia siria. Ello significa que todas las partes involucradas deben sentarse en la mesa: el régimen sirio; la sociedad civil dentro de Siria incluyendo a activistas no violentos, mujeres, jóvenes, desplazados internos y refugiados obligados a huir de Siria (Siria, Irak y Palestina); los kurdos sirios, cristianos, drusos y otras minorías, así como sunitas, chiitas y alauitas; los rebeldes armados; la oposición externa y los actores regionales y mundiales - Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Turquía, Jordania, Líbano y más allá. Una tarea difícil quizá; pero en el largo plazo la inclusión será más eficaz que la exclusión.

Mientras tanto, Kerry y Lavrov, harían bien en poner sobre la mesa planes inmediatos para retirar sus propias fuerzas militares. Las tensiones entre los dos gigantes con armas nucleares ya son demasiado fuertes. Siria podría convertirse - sólo posiblemente, - en un proyecto que podría enseñarse como una lección de paz.

No hay una solución militar. Rusia, al igual que otros actores, tiene claros intereses geoestratégicos. Y apunta a la doble moral de los políticos occidentales y los medios de comunicación que los apoyan, que son evidentes cuando nos fijamos en sus acciones (directas o indirectas) en el fomento de las hostilidades en toda la región. Sin embargo, Rusia también tiene las manos manchadas de sangre civil y no puede ser considerado como un promotor de la paz desinteresado. Esta es la razón por la que un grupo más amplio de estados debe reunirse.

La búsqueda de soluciones diplomáticas más amplias en Naciones Unidas que alcancen tanto a ISIS como la guerra civil en Siria significa, en el corto plazo, un mayor apoyo a los esfuerzos para negociar el alto al fuego local, para permitir la ayuda humanitaria y la evacuación de civiles en zonas sitiadas. Lo que no se necesita es otra Coalición de (Buena) Voluntad; en vez de eso deberíamos dar comienzo a una Coalición de Reconstrucción.

5. Aumentar la presión económica sobre ISIS - y todos los demás grupos armados. El Estado Islámico es un caso especial y representa una amenaza especialmente letal. En efecto, debe desaparecer; pero es poco probable que los brutales ataques, tal como vemos ahora en el asalto a Mosul, proporcionen una solución satisfactoria a largo plazo. De este modo no se llegará a las raíces del problema, por eso compartimos los temores de los funcionarios de la ONU de que podría provocar un enorme desastre humanitario. Occidente tiene que trabajar más duro para reducir los flujos de financiación a ISIS, en particular mediante la prohibición a las compañías petroleras, y especialmente a los intermediarios turcos, de comerciar con el “petróleo de la sangre”. Bombardear los convoyes de camiones de petróleo tiene graves impactos ambientales, así como humanos; sería más eficaz imposibilitar la venta del petróleo de ISIS. Por otra parte, Washington debe acabar con el apoyo de sus aliados a de las facciones armadas, incluidos Al Qaeda e ISIS. La mayoría de los analistas coinciden en que una parte importante de los fondos de ISIS y otros grupos armados provienen de Arabia Saudita; tanto si se trata de fuentes oficiales o no oficiales, el reino ciertamente tiene suficiente control sobre su población para poner fin a esta práctica.

6. Aumentar la ayuda humanitaria para los refugiados y ampliar los compromisos de reasentamiento. Las potencias occidentales deben aumentar de manera considerable sus contribuciones humanitarias a los organismos de las Naciones Unidas para los millones de refugiados y desplazados tanto internos como los que huyen de Siria e Irak. El dinero se necesita desesperadamente tanto dentro de Siria como en los países vecinos. Los EE.UU. y la UE han prometido fondos significativos, pero en su mayoría no han sido puestos a disposición de las agencias, ni entregados en su destino. Pero la crisis no es solamente financiera. IPB sostiene que los países occidentales deben abrir sus puertas de par en par para los refugiados. Es inaceptable que Alemania acoja 800.000 refugiados, mientras que otros países, incluyendo aquellos que promovieron la guerra de Irak en primer lugar, acepten sólo a unos pocos miles, y algunos que, como Hungría, niegan totalmente el concepto intereuropeo de solidaridad y de reparto de responsabilidades. La acción que proponemos no es simplemente aquella propia de una respuesta de solidaridad humana. Es nuestra obligación como firmantes de la Convención de Refugiados. Si bien reconocemos la dificultad política de esta posición, dado el actual estado de la opinión pública, las respuestas de los países occidentales ricos están siendo son simplemente inadecuadas. Las medidas específicas que se pueden tomar, por ejemplo, son corredores humanitarios con transporte organizado para que las personas que huyen de la guerra no tengan que arriesgar sus vidas de nuevo en el Mediterráneo. El invierno se acerca rápidamente y veremos muchas más muertes trágicas salvo que se adopte una nueva política con celeridad.

CONCLUSIÓN: Siria es difícil. Todo el mundo sabe que la solución política es extremadamente difícil y llevará mucho tiempo conseguirla. Sin embargo, es precisamente cuando la situación es más grave cuando las negociaciones deben proseguir. El hecho de que algunos de los interlocutores hayan cometido actos inaceptables no es razón para abandonar las conversaciones.

Hacemos un llamamiento para un alto al fuego local y regional, altos el fuego humanitarios y cualquier otro medio que permita a los servicios de rescate llegar a la población civil. Mientras tanto instamos a un cambio inmediato en políticas clave, como la puesta en marcha de un embargo de armas absoluto, y la eliminación de las fuerzas extranjeras de la zona de batalla. También hacemos un llamamiento a una revisión de todas las sanciones contra Siria, algunas de las cuales tienden a penalizar a la población civil.

Por último, instamos a nuestros compañeros de los movimientos sociales en todos los continentes para mantener y reforzar sus movilizaciones. Los políticos y los diplomáticos tienen que saber que la opinión mundial quiere acción y no tolerará ninguna prolongación de esta carnicería atroz. Ganar la guerra, por cualquier bando, no es una opción. Lo que importa es acabar con ella.

Alternativa Antimilitarista - Moc
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