Stop bombardeos y asedios a la población civil, en Alepo y en cualquier parte.

El 6 de agosto de 1945 se produjo uno de los hitos de la barbarie humana: el lanzamiento de la primera bomba nuclear sobre Hiroshima. Se estima que dicha bomba causó la muerte de 160.000 personas.

71 años más tarde, decenas de miles de niños, niñas, mujeres y hombres siguen falleciendo bajo las bombas. Tras cinco años de conflicto, han muerto en Siria (desde el inicio de las protestas pacíficas a la posterior guerra tras su represión) más de 80.000 civiles, muchas de estas personas víctimas de bombas lanzadas por todos los bandos armados y, especialmente, de los crueles barriles de dinamita arrojados desde el aire por Al Assad. Más de 11 millones de personas, que representan más de la mitad de la población de Siria, han tenido que abandonar sus casas para salvar sus vidas.

Desde el pasado 7 de julio, Alepo, la mayor ciudad de Siria, suma a la muerte y destrucción de las bombas que sufre desde hace cuatro años, un asedio que ha cerrado el suministro de alimentos y medicinas a unas 300.000 personas que todavía permanecen en la parte Este.

Ante esta situación, la ONU ha solicitado treguas semanales de 48 horas para suministrar ayuda humanitaria, el fin de los bombardeos sobre núcleos de población (especialmente sobre hospitales y otras infraestructuras civiles), y hacerse cargo de los denominados corredores humanitarios, controlados actualmente por las fuerzas rusas que apoyan al gobierno sirio. Según Médicos sin Fronteras, mucha población civil no quiere usar dichos corredores «porque temen ser detenidos».

Un temor fundado, ya en que en 2014, tras el asedio a Homs, se dió esa misma situación y los corredores organizados por el ejército de Assad desembocaron en numerosas detenciones y desapariciones tanto de combatientes como de civiles.

Según las cifras oficiales de la ONU, más de cinco millones de personas viven en zonas de Siria que la ONU ha clasificado como «difícil acceso». De éstas, cerca de 600.000 personas viven sitiadas, actualmente: cerca la mitad de ellas, por tanto, en Alepo.

Ayer mismo la ONU comunicaba que, a día de hoy, hay 18 zonas sitiadas en Siria: 15 de ellas lo son por el Gobierno de Siria o sus aliados, y las 3 restantes por los grupos armados de oposición y también por el Daesh

No puede haber ninguna razón o justificación por parte de ninguno de los bandos armados, ninguna explicación o excusa, para impedir la llegada de ayuda, medicinas y alimentos, a la población civil, ni para el fin de los bombardeos a instalaciones médicas.

No consintamos que mañana volvamos a lamentar otra masacre de enormes dimensiones.