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Boletín Noticias de los especuladores de la guerra No 38

Tenemos un Tratado sobre Comercio de Armas - ¿Ahora qué?

Tenemos un Tratado sobre Comercio de Armas - ¿Ahora qué?

Por Wendela de Vries

Según la Coalición por el Control de Armas, que promovió un Tratado sobre Comercio de Armas de Naciones Unidas (TCA), hemos alcanzado «el amanecer de una nueva era» ahora que la Asamblea General de la ONU ha adoptado el tratado. Con este tratado, «se ha hecho historia» y «por fin se puede acabar con las exportaciones de armas a los violadores de derechos humanos.» Se dejaron de lado voces críticas calificándolas como «la pequeña minoría de escépticos que estaban decididos a arruinar el proceso» y se culpa del rechazo inicial del tratado a Irán, Siria y Corea del Norte. El Secretario General de la ONU calificó al tratado como «una victoria para los pueblos del mundo». Con un mensaje tan simplificado uno no puede evitar la impresión de que algunos tratan de acallar sus propias dudas.

Hay bastante diferencia entre lo que realmente es el Tratado de Comercio de Armas (TCA) y lo que estas declaraciones a la prensa sugieren que es, y vale la pena escuchar otras voces - a menudo no occidentales - para entender esto. Que el tratado haya sido aprobado en la Asamblea General con «abrumadora mayoría» no puede ocultar el hecho de que no fueron tan sólo tres Estados parias los que votaron en contra del tratado. Veintitrés países (que representan la mitad de la población mundial) se abstuvieron de votar, incluyendo a Rusia, China e India. Las críticas también vinieron de activistas nacionales contra el comercio de armas, que, por experiencia, no esperaban mucho de un nuevo tratado de la ONU e incluso temían que pudiera repercutir negativamente en sus campañas.

La crítica se puede resumir en tres puntos:

1) Un Tratado internacional no es el instrumento adecuado para detener el comercio de armas

2) El Tratado refuerza el poder de los exportadores de armas occidentales y legitima sus discutibles políticas

3) El tratado no cuestiona la producción de armas, sino que por el contrario favorece a la industria de armamentos

Sin grandes expectativas

El gran logro del TCA es que «cada Estado Parte deberá establecer y mantener un sistema nacional de control para regular la exportación.» En virtud de este sistema de control, los países deben evaluar si las armas pueden ser utilizadas para violaciones de derechos humanos, desviadas al mercado ilegal, socavar la paz y la seguridad o perjudicar seriamente el desarrollo socio-económico del país importador. Lo interesante es que este sistema de control ya existe en la mayoría de los países que encabezan la exportación de armas: Estados Unidos, la Unión Europea y varios países que siguen las regulaciones de la UE sobre el comercio de armas. ¿Qué podemos aprender de estos sistemas ya existentes? Que las armas se siguen exportando a Pakistán, Arabia Saudita, Libia, Israel, Egipto, Bahrein, Colombia y Sri Lanka, por nombrar sólo unos pocos destinos cuestionables. Porque no sólo no hay sanciones por incumplir las reglas, sino que las normas se formulan deliberadamente de tal manera que dejan mucho espacio para la interpretación. Todo depende de la política exterior del Estado exportador.

En virtud del TCA, los países deben evaluar si existe un «riesgo manifiesto» de que las armas terminen en las manos o en los lugares equivocados. Quince años de experiencia con la regulación de las exportaciones de armas Unión Europea ha mostrado que, sobre todo en casos de gran interés comercial o estratégico, el resultado de dicha evaluación tiende a ser que los riesgos son no “manifiestos”. Sí, el país importador puede ser un violador de los derechos humanos, pero esta arma específica probablemente no será usada para violar los derechos humanos. O si el país está involucrado en un conflicto armado, pero en la actualidad hay una pausa en los combates, entonces no hay problema con la exportación. O sí, el país es muy pobre, pero lo que realmente necesita es un costoso sistema de armamento, debido a sus «necesidades legítimas de seguridad». La evaluación se hizo, los requisitos se cumplieron, la exportación se aprueba. De esta manera, las regulaciones de exportación de armas son más eficaces para el ’lavado de cara’ de la exportación de armas que en una limitación seria del riesgo de las exportaciones a destinos desagradables.

La campaña británica contra el Comercio de Armas ya ha denunciado que es poco probable que el TCA cambie esto y publicó algunos ejemplos ilustrativos. Libia ha anunciado que asignará 4.700 millones de dólares, un 10% de su presupuesto nacional, a la adquisición de sistemas de armas avanzados. Libia piensa que tiene que «ponerse al día» después de haber sido objeto de embargo durante muchos años. En el momento en el que el TCA fue acordado en Nueva York varios ministros británicos se encontraban en Libia - a bordo de un buque de guerra – para promocionar las armas británicas. Los británicos tienen prisa porque Libia también está estudiando ofertas de armas de China y Rusia. A las negociaciones anteriores sobre el TCA en Nueva York el verano pasado, el gobierno británico - el principal defensor del TCA - sólo envió a un ministro de rango menor. El Primer Ministro en ese mismo momento llevó una delegación de 15 de sus ministros, la mayoría de ellos con una agenda pro comercio de armas, al Salón Aeronáutico de Farnborough 2012.

¿Qué efecto tiene un pedazo de papel?

Los acuerdos de cooperación de defensa de los Estados Partes están excluidos del TCA, por lo que no tendrá ningún efecto sobre las amplias transferencias militares de los EE.UU. en el marco del programa de Ventas Militares al Extranjero. Los EE.UU. están dando una ayuda militar anual de 1300 millones de dólares a Egipto a pesar de la creciente intolerancia del régimen Morsi. Otros 3,100 millones van a Israel cada año. Otros países que reciben armas de EE.UU. son Pakistán e Irak. Pero quién realmente esperaba que los EE.UU. iban a renunciar a las rentables y estratégicamente importantes exportaciones de armas por un tratado de la ONU? El delegado iraní tenía razón cuando dijo que el TCA ha hecho que el comercio de armas esté sometido a la «evaluación muy subjetiva de los países exportadores».

Que Rusia y China (junto con los EE.UU. y la UE responsables de la mayor parte de las exportaciones de armas del mundo) no apoyen el tratado, hace que sea fácil retratarlos como los malos y echarles la culpa de violaciones y conflictos sobre los derechos humanos. Esto es conveniente para complacer a la opinión pública occidental. Pero la diferencia real no está en sus diferentes políticas de exportación de armas - todo basado en su interés nacional - sino en el hecho de que la opinión pública en los países occidentales es importante. Por lo tanto los países occidentales necesitan papeles como el TCA, para expresar sus buenas intenciones en contra de la opinión pública crítica con el comercio de armas. Rusia y China tienen otros métodos más brutales para hacer frente a la disidencia.

Entonces, ¿qué será el TCA, si no es más que otro pedazo de papel lleno de buenas intenciones? Probablemente, el TCA marcará una diferencia para el comercio de armas entre los países más pequeños. El TCA podría ayudar a algunos países a establecer un sistema de control. Podría ayudar a crear fondos internacionales para un sistema de control. Esta es una de las razones por las que muchos países africanos votaron a favor del tratado. La esperanza es que esto también puede ayudar en la lucha contra el tráfico ilícito de armas. Esto es algo bueno, aunque hay que recordar que una gran cantidad del tráfico ilícito de armas comienza con el comercio legítimo de armas de los grandes países exportadores, algo que el TCA no cambiará. Y ¿no hubiera sido más eficaz crear un programa para ayudar a los estados africanos y a otros a proteger sus fronteras contra los traficantes de armas? Uno no necesita un TCA para eso.

El comercio de armas es esencial para la superioridad militar

Toda la campaña por un TCA parte de la presunción de que un tratado internacional es un instrumento eficaz para regular el comercio internacional de armas, y que sin un TCA no tendríamos un instrumento para limitar el comercio de armas. Ambas suposiciones son incorrectas. Desde que existe la Declaración de los Derechos Humanos (y por favor recuerden que los derechos humanos incluyen el derecho a la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica), tenemos un instrumento para cuestionar el comercio de armas a quienes violen los derechos humanos, a zonas en conflicto y a países pobres. Un nuevo tratado internacional sólo hace esto más específico, pero dado que este tratado es tan inaplicable como la Declaración de los Derechos Humanos, no se está creando un instrumento sustancialmente nuevo. Aunque el TCA es un documento jurídico vinculante los Estados no pueden ser llevados a los tribunales si exportan armas a un violador de los derechos humanos. Incluso si todos los Estados miembros de las Naciones Unidas ratificaran el TCA (se necesitan 50 ratificaciones para que el tratado entre en vigor), sería potestad de cada Estado cumplir o no el tratado. Tendrían la obligación moral, pero no existen sanciones legales si los Estados incumplen el TCA.

En realidad, los Estados exportadores de armas no habrían aceptado un TCA si hubiera incluido sanciones. El comercio de armas es un elemento importante para crear alianzas militares y dependencias. Se trata de un instrumento esencial de la política exterior y la dominación militar. Las potencias militares exportadoras de armas nunca cederán su autonomía en el comercio de armas a ningún tratado u organismo internacional. Quieren armar a sus aliados como deseen, cualquiera que sea el historial de guerra, derechos humanos o pobreza de estos aliados.

No hay limitaciones, sólo reglas

El TCA es un tratado para regular, no para restringir el comercio de armas. Definitivamente no es un tratado de desarme. Cuando la Coalición Armas Bajo Control dice que hay demasiadas armas fluyendo libremente por el mundo sólo se puede estar de acuerdo, pero es el flujo libre, no la cantidad lo que es objeto del TCA. Como se dice en el artículo 1 del TCA: «El objeto del presente Tratado es establecer normas internacionales comunes lo más estrictas posible para regular o mejorar la regulación del comercio internacional de armas convencionales, y prevenir y eliminar el tráfico ilícito de armas convencionales y prevenir su desvío, con el fin de contribuir a la paz, la seguridad y la estabilidad en el ámbito regional e internacional».

La periodista india Seema Sengupta señala que el tratado «no presta atención alguna a restringir y reducir a lo más básico la fabricación de armas» y por esto culpa «al poderoso lobby de los fabricantes y de las naciones exportadoras.» Ella definitivamente tiene razón. Muchas empresas de armas occidentales se incorporaron como asesores de las delegaciones gubernamentales a las negociaciones del TCA. Se aseguraron de que sus intereses fueron legitimados por el tratado. Como consecuencia, la ATT «reconoce los intereses legítimos de orden político, económico, comercial y de seguridad de los Estados en relación con el comercio internacional de armas convencionales». Con este texto, el tratado va mucho más allá en la legitimación del comercio de armas que lo que hace el artículo 51 de la Carta de la ONU, que atribuye a los estados el «derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva». Se reconoce el derecho a obtener beneficios de la guerra. Un diplomático boliviano llamó al tratado «el producto de una industria de la muerte».

Curiosamente, las entregas de armas a actores no estatales no están comprendidas en el tratado. Pero, ¿qué es un terrorista y qué es un agente no estatal? Esto lo decide el país exportador. Quedaron fuera los "actores no estatales” debido a que el Reino Unido quería enviar armas al Ejército Libre de Siria al cual, en la actualidad al menos, se considera como luchadores por la libertad. Armar a Hamas en Palestina, por supuesto, no contaría como apoyo a la lucha por la libertad, sino como un apoyo al terrorismo. El TCA deja la decisión abierta al punto de vista, no a normas objetivas.

Igualdad de oportunidades para la industria de armamento

El tratado establece normas mundiales e igualdad de oportunidades para la industria global de armas, al gusto de la industria armamentística occidental, que teme cada vez más competencia por parte de Rusia y China. El Tratado facilita el comercio de armas eficiente y la producción de armas. «El aumento del número de países que operan bajo las normas comunes de control proporcionará una mayor previsibilidad y confianza para las organizaciones que operan en un mercado global y con las cadenas de suministro globales», dijo el secretario general del lobby de la industria armamentística europea ASD cuando aplaudió el TCA en el semanario Jane’s Defence. Y el Ministerio de Asuntos Exteriores británico envió una carta al TCA diciendo que «la colaboración industrial internacional en la producción de armas se promoverá mediante la introducción de normas comunes.»

Aunque el Tratado comienza citando el artículo 26 de la Carta de las Naciones Unidas «, que busca promover la creación y el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales con la menor desviación posible de los recursos humanos y económicos del mundo», no concluye que actualmente, el mundo tiene un gasto excesivo en armamento, debido a la comercialización agresiva, presiones incontroladas y los sobornos. Ni una palabra en el TCA sobre la promoción del comercio de armas, ni sobre la exclusión de las mujeres en las decisiones sobre las compras militares - la violencia de género se cita, se reconoce a las mujeres como víctimas - ni sobre los efectos corruptores del comercio de armas. El TCA simplemente no aborda las raíces del problema del tráfico de armas.

El comercio de armas es político

Con el TCA no hemos ganado la batalla contra el comercio de armas y uno puede preguntarse si toda la energía y los fondos empleados en la campaña TCS no podrían haber sido gastados de manera más eficiente en una campaña más concreta. El TCA es un tratado lleno de lagunas legales y prejuicios occidentales, y realmente no añade nada nuevo. Ya tenemos la Declaración de los Derechos Humanos como una norma de conducta para los gobiernos. El verdadero problema es: ¿cómo hacer que los gobiernos cumplan con esta norma?

La gente en los países occidentales está en la afortunada posición de poder pedir cuentas a sus gobiernos, y tratar de cambiar una política basada en el interés nacional en una política basada en los derechos humanos. Esto significa acción política e implica tomar partido. Debemos elegir el lado en contra de nuestra industria armamentística nacional y en favor de un desarrollo económico sostenible. Contra los intereses estratégicos militares de nuestro país, a favor del derecho a vivir en paz para otros países. Contra nuestros intereses petroleros - a favor de la democracia. Contra el egoísmo y en favor de la protección de las personas vulnerables. Si queremos que el resto del mundo se comporte como seres humanos, tenemos que empezar nosotros mismos a comportarnos como seres humanos.

La campaña a favor de un TCA no se ha basado en tomar parte por una opción, sino en la creación de consenso, y niega los conflictos de intereses. Pero si usted se toma en serio limitar el comercio de armas no puede pretender que el mundo es una familia feliz en la que todos quieren lo mismo. Todos queremos la paz, sí, pero podríamos tener diferentes ideas acerca de cómo llegar a eso. No todos compartimos los mismos intereses. La industria de las armas tiene una idea muy concreta de lo que es bueno para la paz. El ejército podría tener una idea concreta de lo que es bueno para la paz. Estas ideas suelen diferir mucho de lo que una joven familia en una zona de conflicto piensa sobre la paz.

Tenemos que tomar partido, no por la igualdad de oportunidades para la industria de las armas, sino por las personas que se ven amenazadas por la guerra y violaciones de derechos humanos. En esto el Tratado sobre Comercio de Armas no supondrá una diferencia.

Wendela de Vries – Coordinadora de la Campaña Holandesa Contra el Comercio de Armas

Publicado en Noticias de los Especuladores de la Guerra No. 38

  • 23 de mayo de 2013 00:17, por Truman Show

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