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El Pentágono se limita a incorporar los datos a un banco nacional del FBI, pero no hace esfuerzo especial alguno por castigarlos.

Aumenta el número de deserciones en el ejército de Estados Unidos sin que sean perseguidos

Aumenta el número de deserciones en el ejército de Estados Unidos sin que sean perseguidos

Fuente

Por ESTES THOMPSON
The Associated Press

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RALEIGH, Carolina del Norte, EE.UU.

El descontento con las guerras de Irak y Afganistán ha hecho que aumente el número de soldados desertores, pero las autoridades militares no se afanan mucho por juzgarlos, según un análisis de archivos militares efectuado por The Associated Press.

La AP analizó estadísticas del Pentágono y comprobó que el año pasado fueron sometidos a cortes marciales 174 soldados que desertaron del Ejército. Esto representa apenas el 5% de los 3.301 soldados que desertaron de esa fuerza en el año fiscal del 2006. En la Armada y la Aeronáutica, el 1% de los desertores fueron juzgados, según datos obtenidos por la AP invocando la Ley de Libertad de Información.
A algunos desertores se les permite reincorporarse a sus unidades, pero a la mayoría se les da una baja deshonrosa.
Funcionarios del Pentágono dicen que, si bien hay escasez de personal, el porcentaje de desertores es muy pequeño y no resulta práctico perseguirlos, especialmente en tiempos de guerra.

Por ello, el Pentágono se limita a incorporar los datos a un banco nacional del FBI, pero no hace esfuerzo especial alguno por castigarlos.

En la mayoría de los casos, si un desertor no se mete en líos, corre pocos riesgos de ser pillado.

«Un desertor puede regresar voluntariamente, o pasarse el resto de su vida con el temor de ser descubierto», expresó la mayor Anne Edgecombe, portavoz del ejército.

«En lugar de asignar oficiales experimentados a la búsqueda de desertores», agregó, «los comandantes prefieren dedicar su tiempo y recursos a garantizar que sus soldados están bien entrenados y preparados para las misiones que se les encomendará en lugares como Irak y Afganistán».

El sargento Ricky Clousing se fugó de la base de Fort Bragg en medio de la noche en el 2005 porque no quería ir a Irak y dejó una nota en la que anunciaba sus intenciones. Pensó que al regresar a su casa se toparía con policías que lo esperaban para detenerlo. Pero eso no sucedió.

Un año más tarde quiso entregarse y hacer una declaración contra la guerra, y no lo metieron en una prisión militar con cadenas en las piernas. Simplemente le dieron un pasaje de autobús y le dijeron que se presentase en Fort Bragg.
«Pensé que sería algo más prioritario», comentó Clousing, un paracaidista de 24 años con experiencia de combate y en interrogatorios militares.

Clousing se declaró culpable de una infracción menor, ausentarse si permiso. Fue dado de baja por mala conducta y sentenciado a tres meses de cárcel.

Desde el 2004, las deserciones aumentaron un 35% en el Ejército, de lejos la fuerza más numerosa, con medio millón de efectivos activos.

Las deserciones en la Armada disminuyeron un 36% en los tres últimos años y llegaron a 1.296 en el 2006. En la Aeronáutica y la Infantería de Marina ha habido altibajos en años recientes. La Infantería de Marina registró 834 y la Fuerza Aérea 42 el año pasado.

No se sabe con exactitud cuántos desertores son atrapados, pues cada rama tiene su propia forma de llevar las cuentas y no dice cuántas personas que desertaron en un determinado año son atrapadas.

Muchos desertores optan por entregarse y sufrir las consecuencias. Otros son atrapados, generalmente luego de participar en incidentes que involucran a la policía, cuando piden pasaportes o cuando solicitan empleos que requieren una revisión de antecedentes, indicaron oficiales militares.

Un desertor en tiempos de guerra puede ser condenado a muerte. Pero ha habido apenas una ejecución por deserción desde la Guerra Civil de 1861-1865, ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial. El castigo más alto después de la pena de muerte es cinco años de prisión.

El número de soldados del ejército enjuiciados por deserción se triplicó en el año siguiente a los atentados del 11 de septiembre del 2001, pero se mantuvo estable desde el 2002. La Armada enjuició a 17 desertores en el 2006, la Aeronáutica a 10 y la Infantería de Marina a cuatro.

La decisión de juzgar o no a un desertor la toma el comandante de su unidad.

Las bajas deshonrosas privan a los soldados de beneficios médicos y educativos y de otros privilegios de los veteranos.

«Equivalen a un despido. Uno se va con malas referencias», expresó David Miner, ex abogado del Ejército que representa a Clousing en su práctica privada.

La cantidad de desertores que hubo en el Ejército en el 2006 equivale al 1% de las fuerzas activas. En el peor momento de la guerra de Vietnam, en 1971, desertaron el 3,4% de los efectivos.

«En Vietnam tuvimos un problema más grande porque teníamos el reclutamiento obligatorio», señaló Scott Silliman, profesor de leyes y director del Centro de Leyes, Etica y Seguridad Nacional de la Universidad de Duke. Dijo que no está al tanto de ninguna unidad que haya perseguido a los desertores en esa época.

En la actualidad el enrolamiento es voluntario.

Funcionarios del Ejército y la Infantería de Marina dicen que no hay evidencias de que el envío a Irak genere más deserciones. La portavoz Edgecombe dijo que más del 60% de los desertores de los últimos 18 meses tenían menos de un año de servicio y no habían sido enviados a ninguna parte.
Cuando alguien es arrestado por alguna infracción civil y las computadoras revelan que es un desertor, las autoridades locales generalmente lo retienen y se ponen en contacto con las fuerzas armadas, que pueden enviar a alguien por él o pedirle que se presente por cuenta propia.

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