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Por lo visto Corea del Norte ha cometido una agresión contra la humanidad al llevar a cabo una explosión nuclear controlada. Efectivamente es una mala noticia. Una pregunta, así, al vuelo: ¿por qué Israel puede hacerlo y Corea del Norte no?. Según la comunidad internacional Irán tampoco debe desarrollar un plan nuclear. Aunque los iraníes afirman que su finalidad es civil, Bush los asocia al eje del mal y no les confiere el derecho que si otorga a otros con los que es claramente tolerante. ¿Cómo puede ser que nadie se escandalice por el hecho de que un estado criminal como el israelí haya producido extraoficialmente cerca de 400 cabezas nucleares? Todo el mundo sabía que Israel trabajaba en la construcción de bombas atómicas incluso antes de que Mordejái Vanunu lo hiciera público afirmando que el estado judío era una pontencia nuclear.
Recordemos que la reacción de Israel contra el mandela israelí no se queda corta en relación a como se las puedan gastar los norcoreanos: «Una espía del Mosad se lo ligó en Gran Bretaña y le convenció para viajar con ella a Italia. Allí fue drogado y otros agentes lo introdujeron en un barco de carga que lo llevó a Israel. Allí permaneció 17 años en la cárcel hasta que hace unos meses, en abril de 2004, fue puesto en libertad con severas limitaciones que incluían el tener contacto telefónico o personal con extranjeros, ni entrar en embajadas, acercarse a fronteras, puertos y aeropuertos, usar internet o un teléfono móvil.».
El desprecio por la vida y los más elementales derechos humanos hace tiempo que ha igualado moralmente al estado de Israel con el gulag o el holocausto. No es una cuestión de grado, sino de cualidad, aunque las magnitudes se vayan acercando, día a día, miserablemente. Por alguna extraña y compleja combinación de partículas el ser humano es un animal que llevando al extremo su racionalidad, ha puesto en juego un cúmulo tal de fuerzas destructivas que, irracionalmente, coloca en el abismo la capacidad de supervivencia de la especie. Algo aparentemente muy poco racional en relación a lo cual modernidad y capitalismo tienen bastante responsabilidad. Capaz de preguntarse (sin obtener respuesta) por el sentido de su existencia, desarrolla al tiempo una tecnología que ,entre otras varias, pone en peligro su continuidad como especie sin preguntarse seriamente por las consecuencias éticas y morales de su aplicación.
Hiroshima y Chernobil despejaron la distinción analítica entre su uso civil o militar. Mientras el capitalismo hace tiempo ha demostrado no saber qué hacer con el juguete, el estalinismo se ha embarcado en una estrategia de emulación defensiva que le permite entrar en un juego de suma cero en el que ya se sabe: nadie gana. Esa es la base «racional» de la carrera de armamentos.
¿Estamos en condiciones de defender sanciones contra Corea del Norte y no exigirlas de la misma manera contra Israel? ¿Qué distingue a Pakistán y le pone a salvo de la crítica internacional? ¿Será acaso su respeto escrupuloso por los derechos humanos, la dignidad de las mujeres y la vida de sus ciudadanos?