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Iraq: el doble discurso de las armas de destrucción masiva

Las armas químicas de George Bush

Las armas químicas de George Bush

Periódico Diagonal

Rosa Martínez
Madrid

Cuando ya hemos entrado en el cuarto año de la ocupación de Iraq, son muchos los aspectos de esta guerra que aún se ignoran. Uno de estos aspectos sin resolver es el número
de víctimas civiles. En octubre de 2004 -hace más de año y medio- el diario médico The Lancet publicó los resultados de una investigación sobre la mortalidad en Iraq antes y después de la ocupación y daba la cifra
‘conservadora’ de 100.000 muertos.
Según The Lancet, “el 84% de las
muertes conocidas se debían a acciones
de las fuerzas de la coalición”,
subrayando que un gran número de
ellas correspondían a “mujeres y niños”.

Desde la fecha de ese dato la
guerra ha doblado su duración y se
ha recrudecido, con lo que hay que
suponer que las cifras serán muchísimo
más altas. Uno de los autores
de la investigación de The Lancet,
Les Roberts, un epidemiólogo prestigioso
y experimentado, señalaba
en febrero de este año que podría
haber ya 300.000 muertos.

Otro de los asuntos por el que se
está pasando de puntillas es el armamento
utilizado por las fuerzas de la
coalición. Pueden parecer un tanto
absurdas las disquisiciones sobre la
legalidad o no de las armas empleadas,
pero no hay que olvidar que la
excusa que usó Estados Unidos para
atacar fueron precisamente las armas
de destrucción masiva que supuestamente
poseía Sadam.

Estados Unidos reconoce haber
utilizado en Iraq armamento con
uranio empobrecido, fósforo blanco
y una variante del napalm, el MK77.
Ya desde los bombardeos de 1991
se han denunciado ampliamente y
desde distintos frentes las consecuencias
gravísimas que el uranio
empobrecido tenía entre la población
de las zonas afectadas. A pesar
del aumento verificado de casos de
cáncer, malformaciones genéticas y
otras enfermedades, los responsables
militares niegan que el uranio
empobrecido tenga la más mínima
responsabilidad en este incremento.

Lo justifican afirmando que el uranio
permanece en el lugar del impacto,
sin difundirse mucho más lejos y sin
llegar a afectar a la población. Por
supuesto no tienen la menor intención
de renunciar al uso de un material
barato y de gran eficacia contra
tanques y vehículos blindados.
Son numerosas las advertencias
de muchos investigadores que niegan
esta explicación. Alfredo Embid,
de la Asociación para las Medicinas
Complementarias, asegura que este
es un problema muchísimo más grave
que el de cualquier otro armamento,
“con el que pueden decir incluso:
mira qué democráticos somos,
que lo reconocemos. Sin embargo el
uranio, que no es empobrecido, compromete
el patrimonio genético de
todos, y no solo en Iraq”. Según
Embid, incluso en Gran Bretaña se
han detectado aumentos en el nivel
de radiación desde 2003.

No es fácil conseguir que los grandes
medios de comunicación se ocupen
de este problema. Sin embargo,
esporádicamente algunas informaciones
consiguen abrir una pequeña
brecha. Las primeras acusaciones se
produjeron poco después de comenzada
la ocupación de Iraq. El 10 de
agosto de 2003, el periódico británico
The Independent publicaba las declaraciones
de un coronel de los marines
en que aseguraba que habían
“bombardeado con napalm el puente
sobre el Tigris al sur de Bagdad” y
añadía “por desgracia había gente,
la hemos visto en el video, eran soldados
iraquíes. No es una forma
agradable de morir, pero los generales
adoran el napalm. Tiene un efecto
psicológico muy fuerte”.

En realidad las fuerzas estadounidenses
han utilizado en Iraq el
llamado MK77, una evolución de
las bombas incendiarias de napalm
utilizadas en las guerras de Corea
y Vietnam. En ambos casos se utiliza
una mezcla de combustible
(keroseno, en el caso del MK77)
con una sustancia gelatinosa que
se adhiere a la piel y a las superficies
en las que impacta.

El Pentágono ha comenzado siempre
por negar categóricamente estas
acusaciones, que en algunos casos
ha tenido que acabar admitiendo.
Hace un año la diputada laborista
Alice Mahon abandonó el parlamento
británico por no querer “formar
parte de un Gobierno que lleva a cabo
una guerra ilegal y sangrienta
contra un pueblo inocente” y al que
atribuía una “hipocresía repugnante”.

La diputada había preguntado
en muchas ocasiones al Ministerio
de Defensa si era verdad que
Estados Unidos había utilizado armas
químicas en Iraq. La respuesta
había sido siempre negativa pero el
13 de junio de 2005 recibió una carta
en la que se le decía: “Lamento comunicarle
que eso no era verdad y
que debemos rectificar. Entre el 31
de marzo y el 2 de abril de 2003 se
lanzaron en Iraq un total de 30 bombas
MK77 contra objetivos militares,
lejos de áreas civiles. La bomba incendiaria
MK77 no tiene la misma
composición que el napalm, pero
sí el mismo efecto destructor. El
Pentágono nos ha informado que,
debido a su escasa precisión, el
MK77 no se usa normalmente en
zonas en las que hay civiles”.

Las acusaciones contra Estados
Unidos se reavivaron hace unos meses
a raíz de la emisión de un reportaje
de la RAI, la televisión pública
italiana, sobre el asalto estadounidense
a la ciudad de Faluya en noviembre
de 2004. El reportaje (Faluya,
la masacre escondida) se centraba
en la denuncia del uso de armamento
con fósforo blanco por
parte de las fuerzas de la coalición y
aparecían imágenes sobrecogedoras
de cadáveres carbonizados pero con
la ropa intacta. También se recogían
las declaraciones de dos ex marines
estadounidenses, uno de los cuales
(Jeff Englehart) había participado
en la batalla de Faluya y afirmaba
categóricamente que EE UU había
utilizado el fósforo blanco y había
llevado a cabo un homicidio masivo.

El fósforo que ilumina y abrasa

El fósforo blanco arde espontáneamente
en el aire formando un compuesto,
el pentóxido de fósforo, que
reacciona fácilmente con el agua, por
lo que al entrar en contacto con los
tejidos del cuerpo humano los deshidrata
y produce quemaduras extensas,
profundas, dolorosas e irreversibles.

Militarmente es aceptado su uso
para iluminar posibles objetivos y
formar pantallas de humo.
Después de la emisión del reportaje
en Italia el Pentágono volvió a
negar una vez más las acusaciones
y se justificó asegurando que el fósforo
blanco se había utilizado únicamente
para ocultar las tropas. Sin
embargo, tuvo que rectificar al salir
a la luz una publicación del propio
ejército norteamericano en que se
probaba su uso como arma contra
las personas. El ejemplar de marzo
de la revista Field Artillery, lleva por
título La batalla por Faluya, que definen
como la más encarnizada desde
la de Hue City en Vietnam en
1968. En el apartado dedicado a la
munición utilizada un párrafo dice
literalmente: “El fósforo blanco resultó
ser una munición muy eficaz y
versátil. La usamos para tareas de
ocultamiento y después, en la batalla
como una potente arma psicológica
contra los insurgentes en las
trincheras... usamos el fósforo blanco
para hacerles salir de sus escondites
y explosivos para matarlos”.


La revista Field Artillery define la batalla de Faluya como la más encarnizada desde la de Hue City en Vietnam
El fósforo blanco arde en
el aire formando un
compuesto, que al entrar
en contacto con el cuerpo
lo quema y deshidrata
A pesar de que la excusa para entrar en Iraq fue la existencia de armas de
destrucción masiva (con especial hincapié en las armas químicas), innumerables
testimonios y trabajos de investigación documentan el uso masivo sobre población
civil de uranio empobrecido, fósforo blanco y una variante del napalm, el MK77.

Estados Unidos se defiende de las
acusaciones de utilización de
armamento químico alegando que
el fósforo blanco no es más que
un arma incendiaria. Sin embargo,
un informe de 1991 de los propios
servicios de inteligencia norteamericanas -como se recoge en un
artículo de The Independent del
23 de noviembre pasado- describía
el fósforo blanco como un
arma química al hablar de su uso
por parte de Sadam Husein: “fuerzas
iraquíes leales al presidente
Sadam pueden haber utilizado
armamento químico de fósforo
blanco contra los rebeldes kurdos
y la población en Erbil y Dohuk”.

  • 10 de mayo de 2007 01:21, por LOSCAR DE COLOMBIA

    sinceramente es triste que el mundo no se de cuenta o no tome conciencia de lo que estados unidos hace con nuestro mundo.
    yo no e podido entender para que sirve la onu, si el primer pais que no acata las leyes es estados unidos, ademas que el entro a iraq solo con la escusa de que hay armas masivas pero la realidad es otra, ya el esta es por el petroleo y porque sabe que las gerra es un buen negocio y muy rentable.
    YO SOY COLOMBIANO Y ME ARREPIENTO NO HABER NACIDO EN IRAQ, QUE VIVA IRAQ Y TODAS LAS PERSONAS QUE HAN DADO LA VIDA POR SU PAIS Y HAN LUCHADO Y DEFENDIDO A SU PUEBLO SIN IMPORTAR SU VIDA.
    LOS AMOR A TODOS Y QUE SU DIOS O MI DIOS ME LOS PROTEGEN, GRACIAS.

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