COMIENZA LA CAMPAÑA DE OBJECIÓN FISCAL CONTRA LOS GASTOS MILITARES
Otro tipo de desobediencia
Cuando se abre el plazo para realizar la Declaración de la Renta, un año más se inicia la campaña de Objeción Fiscal al Gasto Militar (OFGM). Llevada a cabo por una serie de grupos antimilitaristas, unidos en Alternativa Antimilitarista-MOC, la OFGM cuestiona los presupuestos generales del Estado y sus partidas para la preparación de las guerras.
F. Javier Aguayo
Redacción
El pasado 3 de abril el Gobierno daba comienzo a la Campaña de Renta y Patrimonio 2006. Al mismo
tiempo, varios colectivos de
todo el Estado, agrupados en la
coordinadora Alternativa Antimilitarista-MOC, iniciaban un año
más una de las propuestas de desobediencia
civil más antiguas del
Estado, la Objeción Fiscal al Gasto
Militar. Esta iniciativa se realiza
desde hace décadas en distintos
lugares del mundo. En el
Estado español, la Asamblea
Andaluza de la Noviolencia la puso
en marcha hace 24 años con el
objetivo de convertirla en una
campaña antimilitarista.
La OFGM es una forma de
desobediencia civil que consiste
en deducir una parte del dinero
que se entrega al Estado en la
Declaración de la Renta y así negarse
a pagar lo que éste destina a
preparar y mantener el ejército, y
desviarlo a un destino alternativo.
Generalmente no existen inconventientes
una vez realizada la objeción.
Es posible que Hacienda ponga
alguna traba e interprete la negativa
como un error. Sin embargo, en
el 90% de los casos lo admite de hecho
y no llega a reclamar nada.
Algunas veces puede comunicar
que existe un fallo. En ese caso, y si
se trata de una declaración positiva,
Hacienda podría enviar una declaración
paralela con un recargo del
7%. O posteriormente, si tampoco
se paga, del 20%. Si se llegara a esta
circunstancia todavía se puede acudir
a los tribunales exigiendo el derecho
a la Objeción Fiscal. No sería
la primera vez. En este sentido, el
Tribunal Superior de Justicia de
Catalunya sentó un precedente histórico
al reconocer el derecho de un
objetor a desviar una cantidad de
dinero hacia una ONG en su declaración
de 1998. La decisión, en palabras
del tribunal, se basaba en “la
existencia de un vacío interpretativo
y, por tanto, en este caso no se
pueden poner sanciones”.
Las trabas administrativas suponen
la mayor dificultad que encuentra
el MOC para impulsar la
objeción. A ello se suma, según este
movimiento, “la complicación
que reviste el hacer la declaración,
cada vez más informatizada y en
manos de asesorías y sucursales
bancarias”. Si bien, no obstante,
desde el MOC se incide en que “todos
los obstáculos que pone Hacienda
son fácilmente superables”.
El objetivo de la objeción
La culminación del proceso de
OFGM llega con la desviación del
dinero de la declaración que se objeta
hacia grupos antimilitaristas a
nivel local e internacional. En esta
línea, desde los diferentes colectivos
que trabajan en la objeción fiscal
se fijan cada año algunos objetivos
de solidaridad internacional,
normalmente grupos de índole antimilitarista
que trabajan en lugares
de conflicto. No obstante, desde
el MOC aclaran que “normalmente
animamos a las personas objetoras
a que determinen sus propios destinos”.
Y los proyectos no faltan:
desde iniciativas de contrainformación
como el propio DIAGONAL,
hasta colectivos internacionales como
la Red de Comunidades Campesinas
Resistentes de Colombia o
el programa para la recuperación
de niños forzados a ser soldados
en Sierra Leona, pasando por
proyectos ecológicos como la cooperativa
agrícola Bajo el Asfalto
está la Huerta! (BAH!).
Sin embargo, advierte el MOC,
“lo que se persigue principalmente
no es la obtención de fondos para
apoyar solidariamente causas que
merecen la pena. Ésta, en todo caso
es una consecuencia deseada y
positiva, pero que no debe desviar
nuestra atención del objetivo principal”.
Para el MOC, debe quedar
claro que "lo que se persigue es,
por una parte, generar un debate
social en torno al escándalo del imparable
Gasto Militar -que además
se calcula por parte del Estado de
forma interesadamente incorrecta,
restándole muchas cifras que le corresponden- y la militarización de
nuestra sociedad, buscando dificultar
la existencia de la institución
militar”. “Y por otra parte”, se añade,
“crear una conciencia preocupada
por estas realidades, que
descubra la herramienta de la
Desobediencia Civil como un acto
político legítimo”.
Cuesta medir la cifra de personas
que realizan la Objeción
Fiscal. El MOC lo confirma: “A
pesar de algunos esfuerzos realizados
hasta la fecha, no se le ha
dedicado a este tema la atención
suficiente por parte tanto de los
grupos promotores como de las
mismas personas objetoras para
poder contar con datos solventes.
Esta cuestión está cambiando y
ahora todos los grupos se esfuerzan
de forma coordinada en recopilar
esa información”. No obstante, para
contar con unas cifras globales
del impacto real de la campaña es
importante que el objetor envíe
una encuesta a este grupo con los
datos de su objeción.
JOSÉ TORIBIO
Y ANTONIO ESCALANTE
La Objeción
Fiscal
a debate
El 24 de junio de 2005 ERC
presentó en el Parlamento
español una Proposición
de Ley para que se reconociera
el derecho a la Objeción Fiscal
(OF) a la parte porcentual del IRPF
asignado al Ministerio de Defensa -que no al gasto militar, aunque así
rece en el título de la Proposición, y
que como bien sabemos, es sustanciosamente
superior al del Ministerio
de la Guerra. Para gestionar esta
OF proponían crear una Oficina
por la Paz y la Solidaridad, encargada
de gestionar la partida presupuestaria
que resultara del derecho a la
OFGM. Este organismo contaría con
miembros del Ministerio de AA EE,
de la Asoc. Esp. para la Coop. Internac.
(AECI) y de la CONGDE.
Propuestas como ésta, que se alejan
bastante de la idea de OF que se
tiene desde el antimilitarismo, deberían
impulsarnos a realizar algunas
reflexiones que sirvan para revisar
nuestras prácticas políticas y su influencia
en el “imaginario social”.
¿Sirve tal cual está planteada la
OFGM para los objetivos que se propone?
Las personas que hacemos o
hemos hecho OF nos encontramos
con la paradójica situación de no detraer
recursos al GM: esto NUNCA
ocurre, ya que incluso cuando
Hacienda acepta la OF -porque no
se entera o hace la vista gorda para
evitar un frente de confrontación político-, el Estado ingresa menos dinero,
pero mantiene intactas sus
previsiones de gasto militar.
Así las cosas, ¿no se está, en parte,
convirtiendo la OF en un magnífico
instrumento de financiación de
asociaciones y sindicatos que, en no
pocos casos, no abogan por una sociedad
realmente desmilitarizada,
llegando incluso al extremo de que
algunos tienen representación en las
grandes industrias de armamento?
Un instrumento de lucha
Tampoco parece que hayamos sabido
dar una respuesta adecuada
al hecho de que en la actualidad,
por la nueva forma de recaudación
del IRPF, son muy pocos los
casos de personas que realmente
tengan opción a practicar la OF,
sencillamente porque sus declaraciones
no resultan “a pagar”.
Estas y otras cuestiones de más
calado -que no caben en estas pocas
líneas- nos llevan a plantear
la necesidad de abordar una profunda
reflexión con objetivo de reconvertir
la OFGM en un instrumento
de lucha que cortocircuite
la actual escalada militarista que
acontece en multitud de frentes.
Para ello debemos repensar las
categorías con las que actuamos,
abandonar inercias poco fructíferas
y volver a hacer uso de nuestra
principal herramienta, la imaginación.
¿Abrimos el debate?