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Declaración de AA-MOC.

Alternativa Antimilitarista-MOC ante la invasión de Líbano

Alternativa Antimilitarista-MOC ante la invasión de Líbano

No se puede vivir dignamente con puentes destruidos, barrios incomunicados, puertos bombardeados, el mar contaminado con petróleo de refinerías destruidas, el comercio y el entretenimiento aniquilado. Seguro que no te gustaría vivir aquello. En el Líbano hoy, ahora, sucede y se vive todo esto.

El Estado de Israel repite, en versión corregida y aumentada, su largo historial militarista y pretende aniquilar el Líbano: destruyendo formas de vida e infraestructura, matando miles de personas. El ejército israelí se empeña en sostener una guerra que amplifica su criminal actividad contra el pueblo palestino.

Condenando esta guerra iniciada, querida y buscada por el estado Israelí, tampoco podemos dejar de condenar la violencia contra seres humanos, especialmente población civil, ejercida por diferentes actores armados palestinos y libaneses. No apoyamos respuestas belicistas que perpetuarán un estado de guerra que resulta siempre provechoso para el capital y las políticas imperialistas, a las cuales el pueblo palestino viene resistiendo en una ya larga tradición de lucha noviolenta.

Apoyamos la resistencia y desobediencia civil noviolenta del pueblo palestino y la valiente lucha antimilitarista de las organizaciones y movimientos pacifistas en el Estado de Israel. En ambos casos, la represión israelí pretende silenciarlos, a los palestinos con muerte y desplazamiento y a los pacifistas israelíes con policía y amenazas.

Abierto el conflicto del Líbano, no queremos que se convierta en excusa para el emplazamiento de fuerzas militares multinacionales en la zona, abriendo con ello la puerta a una nueva amenaza de guerra que implique a otros países de la región. Ello es bastante real de acuerdo a lo aprendido en la última década: la guerra es un negocio que tiene inversionistas no sólo en Estados Unidos sino también en otros países de la Unión Europea. Frenar la especulación de la guerra, ayudará a frenar toda guerra. Esta guerra es un negocio que beneficia los intereses de los productores y comercializadores de armamento normalmente ubicados en países occidentales. El Estado Español tampoco es ajeno a este macabro negocio: vende directamente armas al Estado de Israel, colabora con su ejército y mantiene acuerdos comerciales preferentes con él.

Nos proponemos no solamente solidarizar con quienes luchan contra la guerra y con quienes la sufren. Ante todo queremos realizar acciones que apunten a terminar con ella y con las ganancias que reciben quienes son especuladores de guerra.

Invitamos por ello a sumarse a todas las acciones contra esta guerra y las guerras que ella silencia, especialmente insistir en la herramienta de la objeción fiscal al gasto militar*, negando nuestros recursos al sostenimiento de la guerra, en todas sus formas y momentos.

Ante todo evitar hoy el silencio y la resignación. Los criminales que llevan hoy la muerte al Líbano confían en nuestra apatía como la mejor medida para asegurar su impunidad.

Resiste hoy a la guerra, actúa y movilízate. La guerra está hoy globalizada y sus efectos recaerán en ti, más bien luego que tarde y de un modo bien sencillo y directo: tendrás que pagarla.

Lakabe, Nafarroa agosto 2006

Alternativa Antimilitarista-MOC

Pelao Carvallo del Movimiento Antimilitarista de Objeción de Conciencia de Chile

Raul Soto Rodriguez, miembro del equipo de comunicaciones de la Red Juvenil de Medellin

Maria Elena Meza Barboza Movimiento de Objecion de Conciencia Paraguay MOC-PY

* ver www.antimilitaristas.org y de www.nodo50.org/objecionfiscal

  • 21 de agosto de 2006 17:19

    Se nota bastante que el comunicado está hecho cuando todavía no se sabía la noticia del alto el fuego, me parece a mí. Se podrían decir muchas más cosas.

    Por otro lado, no me gusta que la crítica a la guerra se ventile con un párrafo en el que, encima, se recurre a términos que también están siendo utilizados por el llamado «eje del bien», de los gobiernos occidentales o fieles a ellos, para marcar la separación entre los buenos y los malos.

    Con todo lo que ha pasado en esta guerra se podrían decir cosas de otra manera: los hechos de las últimas semanas muestran la inutilidad de la violencia como método para la resolución de cualquier conflicto. La destrucción, la muerte y el odio seguirán marcando la vida de muchas personas palestinas, libanesas o israelíes que siguen viendo muy lejos el objetivo de una vida digna y en paz.

    Las reivindicaciones históricas del
    pueblo palestino en cuanto al final de la ocupación, el retorno de los
    refugiados y refugiadas, la liberación de personas presas, el derribo del
    muro o la exigencia de resonsabilidades penales al gobierno de Israel siguen estando más vigentes que nunca. El Líbano, por su parte, ve seriamente comprometida su soberanía no sólo por el gobierno de Israel sino por una fuerza internacional que, sometida a las presiones del gobierno israelí y
    norteamericano se limitará al mantenimiento de una situación que nunca podrá entenderse como una paz justa, que incida en la resolución de las causas del conflicto. La Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones
    Unidas, aparte de su dudosa credibilidad por la larga trayectoria de resoluciones incumplidas de este orgnismo, no tiene en cuenta las causas de la guerra y no aspira a la creación de una organización social y política que permita la vida digna de las personas afectadas por muchos años de matanzas, desplazamientos forzados, torturas, cárcel y represiones de todo
    tipo.

    Además, se podría criticar explícitamente la posible intervención militar del ejército español, recordando que ningún ejército defiende la paz y que la respuesta a los conflictos no está en el recurso a la militarización internacional porque sus medios siguen estando basados en la violencia y la disuasión militar desde las que es difícil llegar a construir un orden justo; o recordar el agravio comparativo que supone insistir una y otra vez en el armamento que posee Hezbollá y no recordar que la mayor fuerza armada de la zona y la primera que debería desarmarse es la de Israel.

    • 22 de agosto de 2006 13:50, por Zamarra

      Tiene razón esta comentarista anónima, se podrían decir muchas más cosas y decir algunas cosas de otra manera, pero no en tan poco tiempo, ni tan brevemente, ni en pleno periodo vacacional. Además no es el objetivo de este comunicado hacer una respuesta política proporcionando un posicionamiento antimilitarista ante todo lo que está pasando, sino tan sólo hacer una llamamiento a la movilización. Cuando llegue el momento, es decir, cuando se cumplan requisitos organizativos internos, y si lo consideramos adecuado, ya proporcionaremos esa respuesta política a cada punto necesario. Yo por mi parte me conformo con que nuestra voz sea hacer un llamamiento a la movilización pues entiendo que esta guerra no está generando la respuesta ciudadana que merece.

    • 22 de agosto de 2006 18:09, por Pablo

      Yo también estoy de acuerdo con casi todas las apreciaciones que hace el anónimo/a comentarista de arriba, pero hay algunas cosas que me gustaría puntualizar.

      El manifiesto de una organización ante un suceso hitórico normalmente suele basarse en los mínimos ideológicos comunes de esa organización. Cada persona mínimamente sensibilizada e informada ante esta crisis, de buen seguro tiene opiniones propias, que confrontadas con este manifiesto, lo ampliarían, disminuirían o matizarían. Esto pasaría incluso con las personas integrantes de Alternativa Antimilitarista-MOC, movimiento en el que no se da una ortodoxia de pensamiento, más propia de otros ámbitos.

      De hecho, tomando sólo dos ejemplos que pones, no creo que un manifiesto de Alternativa Antimilitarista -si pretende ser coherente con su declaración ideológica- pudiera nunca solidarizarse con las aspiraciones de ningún pueblo a constituir un Estado, ni tampoco exigir que tribunal penal alguno -por muy internacional que sea- imponga penas a nadie.

      Otra cosa es lo que piensen al respecto miembros concretos e incluso grupos del movimiento, que como ya digo es bastante plural.

      Por otra parte hay que tener en cuenta que casi todas estas cosas que citas se han nombrado miles de veces y de cara a la gente mínimamente concienciada son obvias. Estos días multitud de manifiestos de diferentes organizaciones de izquierdas han repetido esta argumentación, cada una dándole su propia perspectiva. En este caso Alternativa Antimilitarista, más que repetir lo que toda la izquierda dice al unísino, pretende aportar -y en esto difiero de Zamarra- el punto de vista específico del antimilitarismo noviolento. Un punto de vista no prensente en el resto de declaraciones y en general bastante enfrentado a la mayoría de ellas.

      Sobre lo de emplear la misma lógica del Sistema para valorar las cosas (que si dividir en buenos y malos y tal...), concedo que quizá el verbo «condenar» no sea el más oportuno, y que quizá se podía haber buscado otra forma de expresar ese punto de vista. Pero es que lo cierto es que Alternativa Antimilitarista disiente tanto del militarismo de «Sistema» como de la «lucha armada» de las personas oprimidas. Y apuesta decididamente por otro tipo de acción social, económica y política para cambiar las bases de la sociedad y resolver cada conflicto e injusticia. No se trata de valorar quienes son buenos y quienes son malos, sino de aportar una valoración acerca de unos métodos de lucha y sus consecuencias. Y en consecuencia afirmar un apoyo a la gente que en ese conflicto está empleando los medios en los que nosotras creemos. Y a mí me parece que en esto AA-MOC es valiente y coherente y dice en voz alta lo que piensa, aunque en casi toda la izquierda resulte políticamente incorrecto.

      Un saludo, y gracias por las críticas, que en este caso me han parecido muy constructivas.

    • 23 de agosto de 2006 14:26, por Dirty Crates

      Parafraseando a Harry el Sucio, «los manifiestos son como los culos, todo el mundo tiene uno». Y las opiniones sobre los manifiestos, idem.

      Lo cierto es que criticar al MOC por su producción escrita, al menos en los últimos años y salvo honrosas excepciones, es tan fácil como injusto.

      ¿Por qué injusto?

      La primera comunicante echa en falta una referencia más expresa a las misiones militares internacionales. Si nos ajustamos al papel, yo también lo echo en falta; y como antimilitarista, me gustaría añadir que nuestra apuesta por la noviolencia tendría que ir más a la crítica de esas intervenciones que a la consabida costumbre de sacar en procesión el santo de «nuestros grupos afines en esos países», como si esos grupos no tuviesen ya bastantes problemas como para que encima les deleguemos NUESTRA tarea de dar una respuesta noviolenta -ante quien defiende la intervención militar-.

      Pero en esto de la intervención internacional es injusto ajustarse al papel. Como jubilado forzoso del MOC no hago autobombo si digo que ha sido el entorno de grupos del que el MOC forma parte el que lleva dos o tres años dando respuesta continuada y constante, con dichos y con hechos, a lo que hace posible la intervención militar, y denunciando el falso discurso humanitario que hay detrás de esas intervenciones -Mayo Caliente desobediente, campañas de objeción fiscal, etc-. Cada quien tendrá su opinión sobre ese trabajo, pero se ha estado llevando a cabo. Lo importante es que haya grupos, con la de orientación del MOC o con otra, que mantengan esa línea de actuación constante en el tiempo, y no sólo acordándose de santa Bárbara cuando truena.

      Si todo el tiempo que en las sectas de izquierda se dedica a definir interpretaciones correctas de los acontecimientos y consagrarlas en el manifiesto se dedicase a buscar la coherencia entre dichos y actos a nuestros alcance, otro gallo nos cantaría.

      Por eso no acabo de entender que sea precisamente desde el MOC desde donde se encuentra «urgente pronunciarse ante estos acontecimientos». Después de todo, que a esta guerra no se le esté respondiendo como a otras quizás no es una buena noticia; pero tampoco es malo que no se den esas reacciones «masivas» de acordarse de santa Bárbara sólo cuando truena y de movilizarse contra la guerra sólo cuando sale en TV o está declarada, haciendo de comparsa de la misma.

      En cuanto a lo que dice Pablo de las posturas minoritarias en la izquierda y tal, yo creo que con los forofos que le salen por todas partes a los grupos armados tenemos una ocasión para rejuvenecer. En efecto, hacia mucho tiempo que no oía aquello que se nos respondía en las charlas en institutos sobre objeción e insumisión: «¿Cómo no va a haber ejército? ¿Qué hariamos entonces si nos invadiesen los moros y violasen a nuestras madres?». Pues bien, cambiando Israel por los moros, el ejército por Hizbolá y los institutos por el discurso politicamente correcto en ámbitos de izquierda, tenemos las «profundas respuestas» que el personal da cuando se le habla de noviolencia respecto a este conflicto.

      Claro, que si les hace felices, yo no tengo nada que objetar.

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