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Human Rights Watch (traducción de Josefina Perez-Arantegui)

Criminales de guerra amparados por la OTAN y la ONU en el «proceso democrático» de Afganistán

Criminales de guerra amparados por la OTAN y la ONU en el «proceso democrático» de Afganistán

Con temor a los talibanes y a un aumento de poder de los señores de la guerra (a los que se ha permitido participar directamente en número superior a los doscientos, así como a través de «hombre de paja» de entre los 5800 candidatos, mientras sólo una treintena de ellos fueron rechazados por su vinculación con grupos armados), un «moderado» número de afganos acudidieron a votar en las elecciones del pasado fin de semana. Tres días antes de la jornada electoral, Human Rights Watch lamentaba que «el gobierno y sus aliados internacionales no hayan trabajado más para impedir que los señores de la guerra y los violadores de los derechos humanos dominasen el espacio político de Afganistán” y advertía sobre la posibilidad de»que los perdedores de las elecciones asesinen a los ganadores para quedarse con sus escaños”. Los comicios se celebraron bajo estrictas medidas de seguridad en una jornada marcada por algunos incidentes que provocaron la muerte de, al menos, nueve personas. El presidente, Hamid Karzai, instó a «votar para hacer Historia».

Campaña contra el miedo: Ataques e intimidación durante el comienzo de las elecciones provinciales y al parlamento


Human Rights Watch, 15 de septiembre de 2005

(Kabul, 15 de septiembre de 2005) - El proceso político que condujo a las elecciones provinciales y al parlamento de Afganistán del 18 de septiembre se ha visto socavado por los ataques insurgentes y la intimidación de los señores de la guerra, dice Human Rights Watch en un nuevo informe que se ha publicado hoy.

La preparación técnica para las votaciones tuvo un gran éxito y las elecciones probablemente tendrán lugar sin serias interrupciones, aunque los ataques de las fuerzas insurgentes podrían desbaratar las votaciones en algunas áreas.

Sin embargo, el nuevo informe de Human Rights Watch, “Afganistán en vísperas de las elecciones provinciales y parlamentarias”, da a conocer un clima soterrado de miedo entre muchos votantes y candidatos, sobre todo en áreas rurales - una atmósfera que ha tenido un impacto negativo en el ambiente político del desarrollo de las elecciones. Además a muchos afganos les preocupa profundamente que supuestos criminales de guerra y violadores de derechos humanos sean candidatos y que otros mantengan un poder significativo detrás de la escena como líderes de partidos o facciones.

“El pueblo afgano está muy ilusionado con participar en las elecciones que les ayudarán a alejarse de la ley de las armas”, dijo Sam Zarifi, diputado y director de la División asiática del Human Rights Watch. “Pero están defraudados de que el gobierno y sus aliados internacionales no hayan trabajado más para impedir que los señores de la guerra y los violadores de los derechos humanos dominasen el espacio político de Afganistán”.

Human Rights Watch condenó a las fuerzas talibanes y a otras milicias bajo Gulbuddin Hekmatyar por sus ataques armados a empleados electorales, a candidatos y a otros civiles - incluidos clérigos musulmanes que hablaban a favor del gobierno y del proceso de elecciones.

“Los talibanes y otras milicias están intentando crear un clima de miedo alrededor de las elecciones atacando intencionadamente a empleados electorales, a candidatos y a clérigos”, dijo Zarifi.

Human Rights Watch también expresó su preocupación ante las trabas para la participación de las mujeres en el proceso político, incluyendo los obstáculos de las candidatas para viajar y hablar en público. En agosto, Human Rights Watch publicó un informe sobre amenazas y otros desafíos contra las candidatas y las votantes (ver “Campaña contra el miedo: Participación de las mujeres en las elecciones de 2005 en Afganistán”, disponible en http://hrw.org/backgrounder/wrd/afghanistan0805/index.htm).

El nuevo informe de Human Rights Watch está basado en unas 100 entrevistas con candidatos, además de las entrevistas con encargados electorales y observadores, trabajadores por los derechos humanos y otros representantes. Human Rights Watch dijo que votantes y candidatos en muchas zonas eran también intimidados con continuas violaciones de los derechos humanos y represiones de los señores de la guerra y de poderosos hombres locales, creados por décadas de inestabilidad política y violencia.

Las entrevistas con los candidatos y los votantes señalaron un ambiente de autocensura en muchas partes del país. Varios candidatos dijeron a Human Rights Watch que tenían miedo a las amenazas de comandantes locales o señores de la guerra con nombre y que censuraron sus propios discursos para evitar potenciales peligros. Como decía un candidato: “Cuando damos un discurso, no nombramos a esta gente (los comandantes locales) ni los criticamos, sólo hacemos veladas referencias a ellos y al ‘señorío de la guerra’”. Otro candidato decía: “Nos referimos a los crímenes del pasado (cometidos por los comandantes), hablamos sobre la necesidad de pericia en lugar de armas. Esto es todo lo que podemos decir. Decir algo más causaría problemas de verdad”.

Varios candidatos describieron cómo tienen miedo de viajar fuera de las áreas urbanas para hacer campaña. Algunos candidatos de zonas del sur y del sudeste dijeron que temían tanto las persecuciones de las milicias locales como los ataques de talibanes u otras fuerzas insurgentes. Otros decían que ellos limitaban las críticas a los talibanes por miedo a una “re-talibanización”.

Candidatos y votantes a lo largo del país expresaron la preocupación de que varios notables comandantes militares y líderes se estén presentando a las elecciones - comandantes u oficiales implicados en crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos que tuvieron lugar durante los últimos 25 años de conflicto.

Abdul Rabb al-Rasul Sayyaf, Burhanuddin Rabbani, Mullah Taj Mohammad, Younis
Qanooni, Haji Almas y Mullah Ezatullah - candidatos por Kabul y por sus alrededores, quienes estaban anteriormente involucrados en la facción Jamiat-e Islami - están implicados en crímenes de guerra y en crímenes contra la humanidad que ocurrieron durante las hostilidades en Kabul en los comienzos de los años 90.

Sayed Mohammad Gulabzoi, un parlamentario candidato por Khost, sirvió como Secretario Superior bajo cuyo mando estaba la brutal fuerza policial durante el gobierno afgano pro-soviético de los años 80.

Además antiguos oficiales talibanes de alta graduación y comandantes, que se presentan oficialmente, incluyen a: Mohammed Khaksar, diputado y ministro del interior talibán, Wakil Ahmad Mutawakil, ministro de asuntos exteriores talibán, y Qalamuddin, secretario del departamento de vicio y virtud, que reforzaba las severas restricciones sociales de los talibanes.

Muchos afganos decían que estaban disgustados por que a los comandantes con antecedentes de abusos se les permitiese presentarse a las elecciones. Como decía un candidato: “Si el gobierno central no puede hacerles frente, no les hará frente, ¿cómo puede esperar que la gente de aquí, que vive cada día con estos comandantes manchados de sangre, vote contra ellos? No deberíamos tener que soportar la presión, eso es trabajo del gobierno”.

Las autoridades electorales incapacitaron a treinta y dos candidatos, comandantes que habían mantenido vínculos con facciones armadas, pero esto no incluía a algunos de los comandantes superiores implicados en abusos del pasado. La actual ley electoral de Afganistán permite incapacitar cuando los candidatos violan las leyes electorales o mantienen lazos con facciones armadas, pero no proporciona nada para incapacitar a los candidatos basándose en alegaciones sobre sus antecedentes pasados.

Human Rights Watch urge a los observadores a valorar el proceso electoral de acuerdo con las normas internacionales.

“Violencia y miedo han influido en estas elecciones”, dijo Zarifi. “Es difícil valorar cuánto ha sido el efecto. Pero un análisis moderado y limpio de las elecciones será esencial si se llevan a cabo mejores elecciones en el futuro, que alcancen casi la normas internacionales”.

Human Rights Watch también urge al gobierno afgano y a sus aliados internacionales a redoblar los esfuerzos para mejorar la seguridad y la protección de los derechos humanos durante y después de las elecciones. Human Rights Watch dijo que las Naciones Unidas deberían aumentar el número de agentes de derechos humanos en el país. El número actual está aún bastante por debajo del que se desplegó en otras zonas en post-conflicto. Lo más importante, las tropas con las que contribuyen los países deberían mantener los actuales niveles de presión de la Fuerza Internacional de Ayuda a la Seguridad para salvaguardar contra la posible violencia después de las elecciones.

“Es importante no rebajar el número de tropas internacionales demasiado rápidamente después de las elecciones”, dijo Zarifi. “Si hay violencia después de las votaciones, esto podría desbaratar el proceso político. Es vital que las fuerzas de seguridad internacional se queden”.

Human Rights Watch también expresó su preocupación por una provisional en la ley electoral de Afganistán que permite a los candidatos que pierdan tomar los escaños de los candidatos ganadores que mueran o renuncien oficialmente, lo que se ha llamado “cláusula de asesinato”.

“La llamada cláusula de asesinato debería ser revocada urgentemente”, dijo Zaifi. “Lo último que necesita Afganistán es que los perdedores de las elecciones asesinen a los ganadores para quedarse con sus escaños”.

El informe “Afganistán en vísperas de las elecciones provinciales y parlamentarias” está disponible en: http://hrw.org/backgrounder/asia/afghanistan0905/

  • 22 de septiembre de 2005 01:25

    Doscientos militares navegan hacia el Índico en una misión no autorizada por el Congreso
    Una fragata participa en una operación de “apoyo a la guerra global contra el terrorismo”
    Doscientos militares españoles navegan por el Mediterráneo hacia el Océano Índico en una misión no autorizada por el Parlamento. Una fragata escolta al portaaviones ‘Theodore Roosevelt’ en una operación que la Marina de EE. UU. califica “de apoyo a la guerra global contra el terrorismo”.
    C. CALVAR/MADRID

    Ver en línea : Bardems United: WAR NOT

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